Primer encuentro

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Perla entró al café. Se acercó a la caja y con una sonrisa forzada pidió un caramel latte macchiato, una galleta de chocolate y el wifi, hoy no era su día, por eso necesitaba algo dulce para animarse  y concentrarse. 

Se sentó en una mesa del fondo, no quería que nadie la molestara mientras acababa un proyecto que tendría que haber acabado hace dos días. Refunfuñó por lo bajo un par de veces mientras sacaba los materiales necesarios, ¿por qué, justo hoy, de todos los días del año, se tenía que romper el wifi? Finalmente, decidió que no tenía más remedio que aceptarlo y, mientras se ataba el cabello, respiró hondo un par de veces hasta que logró calmarse. Necesitaba sacar cualquier pensamiento innecesario de su cabeza para poder concentrarse plenamente en el trabajo que tenía que hacer, aunque para eso también necesitaba un poco de café, el cual llegó justo a tiempo. Se estiró por última vez, se puso los auriculares y abrió el portátil, ¡era hora de ponerse manos a la obra! 

Quince minutos después, entraba Jade por la puerta. Venía acompañada de un grupo de amigos, siendo ella la última en entrar; además, su presencia, aunque notable, no se robaba toda la atención y su estatura – era la más pequeña de los cuatro – no ayudaba. 

Todos se acercaron entre risas a la caja, de los tres primeros, cada uno pidió algo diferente: uno pidió un frappuccino, otro una limonada y la última un matcha latte. Ya solo quedaba Jade para pedir, pero no se podía decidir: estaba entre un té helado o un chocolate cliente. Como era un día de primavera se decidió por un té helado, por desgracia, justo cuando lo iba a pedir apareció Perla en busca de servilletas; no solo encontraría las servilletas sino que también se robaría la atención de Jade. 

Se puede afirmar que cuando Jade vio a Perla, no solo se la quedo mirando de una forma muy intensa, sino que también se olvidó por completo de que tenia que pedir su bebida y de que bebida iba a pedir. 

Perla no tardó en percatarse de que la estaban mirando, así que decidió girarse a ver quién era. La miró de arriba a abajo y con una sonrisa le dijo: 

– Hola. Me gusta mucho tu jersey.

– Ho- hola – contesto Jade, aunque tardó unos segundos debido a que se había sorprendido por el hecho de que le hubiera hablado –. Gracias, lo conseguí en una tienda online, aunque no recuerdo el nombre, lo siento. 

– ¿Por qué te tendrías que disculpar? Olvidarse de un nombre es completamente normal, a mi me pasa todo el tiempo. De hecho, creo que, sin querer, ya me he olvidado del tuyo, ¿como me has dicho que era? 

– Es que aún no te lo he dicho – y estas ocho palabras fueron más que suficiente para hacer que Perla se quisiera morir de vergüenza, es decir, internamente Perla estaba suplicándole al universo que o la mate o la haga desaparecer. Para su suerte, Jade añadió algo más –. Pero, en caso de que quieras saberlo, es Jade. 

– Jade – repitió Perla por lo bajo y seguidamente añadió con una sonrisa, además de su ánimo habitual –. ¡Jade! Encantada, yo también tengo un nombre algo peculiar y original: Perla. 

– Perla – dijo repitiendo lo que había hecho su compañera de conversación, además de añadir –. Yo también estoy encantada  de conocerte, Perla. 

– ¿Qué vas a pedir? 

– ¿Eh? – en aquel momento le sentó como un vaso de agua fría; se había olvidado por completo de porque estaba realmente allí y ahora tanto su memoria como sus alrededores se lo estaban recordando. Tardó unos minutos pero finalmente volvió a hablar – Aún no lo sé, estaba entre dos opciones: él...

– ¡ Tienes que provar el caramel latte machiato! – la interrumpió Perla – Es riquísimo, uno de los mejores me atrevería a decir. 

Jade dudo unos segundos, en verdad no le gustaba el café; lo había probado varias veces pero ninguna hizo que este acabara siendo de su agrado. Entonces, ¿valía la pena pedir una bebida, que es muy probable que no le gustara, solo porque una chica, que sí le gustaba, se la había recomendado? La respuesta era sí.

– Vale, a ver si es tan bueno como dices – dijo y dirigiéndose a la camarera añadió: – Un caramel latte machiato, por favor. 

– ¡Viva! – festejó Perla. Justo en ese momento notó como el móvil de Jade se iluminaba y se dio cuenta de que se había olvidado por completo de lo que había venido a hacer, así que se despidió de Jade y se marcho rápidamente a su mesa, suplicando que no le hubieran robado nada y olvidándose de pedirle a Jade alguna forma para contactarla. 

Aunque tampoco es como si se fueran a volver a ver, eso sería mucha casualidad, ¿o no?

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¡Hola! Aquí la autora. ¿Que les pareció? ¿Que tipo de primera impresión les han dejado las protagonistas? ¿Cual es su bebida favorita? ¿Y su postre? ¿Qué creen que pasará?

Tengan un buen día y nos vemos en el próximo capítulo, por ahora les dejo una ilustración que encontré en Pinterest (no tengo los créditos, pero si alguien los encuentra que me lo diga y los añado).

Tengan un buen día y nos vemos en el próximo capítulo, por ahora les dejo una ilustración que encontré en Pinterest (no tengo los créditos, pero si alguien los encuentra que me lo diga y los añado)

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El huevo roto representa el inicio de su relación :) 

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