¿Amor correspondido? (Parte 1)

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Se encontraban en la casa de Emma, es decir, la casa más grande. La mayoría estaban apretujados en el sofá, con la excepción de Carlos y Dafne: el primero lo hacía porque le era más cómodo para ir a buscar las bebidas o ir trayendo comida cuando fuera necesario, la segunda lo hacía porque no le gusta el contacto físico ni sentirse como sardina enlatada. 

Perla estaba estirada con la cabeza apoyada en el regazo de Oliver, quien se encontraba sentado en uno de los extremos, con las piernas cruzadas. Valeria se encontraba sentada en el centro del sofa, con las piernas apoyadas encima de las piernas de Perla y la cabeza apoyada en la espalda - casi hombro - de Emma, quién, junto con Becca, estaba abrazando a Tristan, para molestarlo más que nada, ya que él no es fan de los abrazos o de la muestras de amor. 

Estaban viendo una película de terror, aunque más que verla lo que hacían era burlarse de ella y los clichés que presentaba, justo cuando sonó un móvil. 

– Perdón, es el mío – contestó Oliver intentando sacar su móvil, ahora aplastado por una pila de almohadas. 

– ¡Contesta rápido! No vaya a ser que se enfaden contigo – dijo Valeria. 

– ¿Os enfadarías si no os contestan una llamada? – preguntó honestamente Perla. 

– Depende – Becca se encogió de hombros. 

– ¿De qué? – preguntó seriamente Tristan. 

– Del tipo de llamada, obvio – apuntó Becca como si fuera una pregunta extremadamente estúpida –. Si es una sex call , pues sí. En otros casos no. 

– ¿Puedes tener una conversación normal o siempre has de incluir el sexo? – preguntó sarcásticamente Dafne. 

– Es verdad que el sexo es divertido y hablar sobre él aún más – contestó Emma. 

– ¡Eureka!

– ¿Has encontrado tu móvil al fin? – preguntó Carlos que hasta ese momento no había dicho nada por falta de interés en la conversación. 

– No creo que exclames "¡eureka!" si no es porque te ha pasado algo bueno – razonó Becca. 

– Siempre me pregunto: ¿como es que, dentro de todo, puedes pensar con claridad después de haber consumido tanto alchol? – volvió a burlarse Dafne. 

– ¿Quién te estaba llamando? – preguntó Carlos para desviar el tema, seguir por ese camino no era una buena idea. 

– Mi madre, no sé que querrá, pero mejor le contesto, por si acaso. 

– Por supuesto, a las madres siempre hay que contestarles el teléfono, al fin y al cabo, lo único que quieren es cuidarnos y protegernos – dijo Tristan con una calma y sinceridad inverosímiles, que hicieron que todos lo miraran confundidos mientras Oliver se alejaba para contestar la llamada. 


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Voy a dividirlo en dos partes para que sea más fácil de escribir. 

Hasta el próximo capítulo :)


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