Capitulo 1

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A la pequeña Jade le gustaba cocinar, en realidad, era la única cosa que le encantaba

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A la pequeña Jade le gustaba cocinar, en realidad, era la única cosa que le encantaba. Era muy buena en ello y siempre lograba sacar todos sus sentimientos en sus comidas. Cocinar era casi una terapia para ella y considerando que era una perfeccionista excesiva, siempre tenía los gramos correctos en cada receta.

Usualmente los niños que crecían en orfanatos, ya fuera desde recién nacidos o a una edad ya avanzada, solían tener comportamientos bastante tristes y pesimistas o extremadamente esperanzadores. Jade no entraba en ninguna de esas dos opciones.

Para Jade, las cosas no se dividían como para las demás personas. Para ella no era solo malo o bueno, negro o blanco, día o noche. No. Para Jade, todo tenía diferentes tonalidades, degradados, texturas y opacidades. El blanco podía tener sombra y el negro podía tener claridad, nadie era completamente malo ni realmente bueno. Un pensamiento realmente curioso y maduro para una niña de solo once años.

Aunque muchos niños crecían tristes ante el hecho de no tener una familia, Jade no le tomaba mucha importancia. En un principio le había afectado mucho como a cualquier otro niño, pero con el tiempo había aceptado que ese era el destino que le había tocado y que por algo era así. No iba a quedarse deprimida, no cuando podía hacer algo por cambiar su futuro y tener una mejor vida.

Muchas veces Jade se imaginaba que en alguna parte tenía una familia o al menos alguien que se preocupaba por ella, que la buscaba y que la amaba...pero sabía que esos pensamientos eran demasiado...irreales. Ella estaba sola en el mundo.

La mañana del 15 de agosto de 1971, Jade se levanto de su cama con el presentimiento de que ese día no sería igual a los demás, cosa que la inquieto el resto del día, pues sus presentimientos solían hacerse realidad y ella no estaba muy segura de que, lo que sea que fuese a pasar, fuera bueno.

A pesar de esto, se levanto temprano, hizo su cama, se ducho con rapidez y se vistió con el vestido rosa pálido que era obligatorio en el orfanato y despues de saludar a la directora, la señora Hook, fue directo a las cocinas para hacer el desayuno junto a la cocinera.

La señora Hook había sido la mujer que la encontró afuera de la puerta del orfanato cuando ella solo tenía un mes de nacida. Era una mujer muy amable, ya muy grande, pero cariñosa y a la vez algo estricta. Parecía tener una cierta debilidad por Jade, siempre le contaba con mucha tristeza el día que la encontró:

—Ya era muy noche y tú estabas en el suelo, cubierta en una toalla de seda con un trajecito blanco muy costoso y con ese precioso collar que llevas en el cuello. Me dio tanta tristeza que pudiste tener un buen futuro y tus padres te abandonaran aquí.

Ella nunca respondía nada, despues de todo ¿Qué podía decir?...no había mucho que decir cuando tu eras la abandonada.

Mientras ayudaba a servir el desayuno, Jade escuchó como la puerta de la entrada era tocada y en ese momento sintió un revoltijo en su interior. Sentía que algo sucedería y efectivamente, fue así.

Impactada, contempló como el cuerpo de la señora Hook caía al suelo, inconsciente y como todos los demás a su alrededor tenían el mismo destino. Asustada, miró a un hombre vestido de una curiosa manera con una túnica cobriza y que la miraba con cierto desdén, pero eso no era lo que atraía la atención de Jade, sino el palo de curiosa madera que alzaba imponente en su mano.

—¿Tú eres Jade?—pregunto el hombre con rudeza.

Ella lo miró con el ceño fruncido y asintió. No era tonta, no debía tentar a su suerte teniendo en cuenta la situación en la que estaba. El hombre la miró nuevamente con desdén y le extendió una carta de sobre ligeramente amarillento y con un sello de cera rojo con cuatro animales en el: un tejón, un águila, un león y una serpiente.

Ante la mirada atenta del adulto, Jade supo que debía empezar a leer la carta, por lo que la sacó del sobre, la aliso y comenzó a leerla:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Director: Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

Querida señorita Jade:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,
Minerva McGonagall
Subdirectora

Cerro la carta sin delicadeza y miro al hombre con el ceño fruncido. Si no fuera porque durante años había tenido accidentes extraños como romper vidrios cuando se enojaba, desaparecer cosas o hacer cambiar de color su cabello, consideraría que era una locura, pero al parecer, la magia era un argumento muy valido en esa situación.

—No necesitas tomar nada, vámonos.—ordenó el hombre.

—¿A dónde me llevara?—pregunto Jade con el ceño fruncido.

—Vaya, pensaba que eras muda.—ironizó— Todo niño muggle debe instalarse en el mundo mágico en cuanto reciba su carta. No pueden vivir con los muggles de nuevo.

—¿Muggles?

—Persona sin magia, ahora vamos. Al llegar a nuestro mundo te darán nuevas pertenencias.

—¿Qué pasará con ellos?...me buscaran si no me encuentra.—afirmó señalando a los miembros del orfanato.

—Serán desmemorizados. Nunca recordarán lo que paso, ni a ti en sus vidas.—informó con una sonrisa maliciosa.

La niña no pudo decir nada más, puesto que el hombre la tomó bruscamente del brazo y la sacó del orfanato. Mientras la introducía en un carro negro, Jade contempló como otros cuatro hombres ingresaba al orfanato, probablemente para desmemorizar a los inconscientes.

En el auto habían otros niños, todos asustados y llorando, abrazándose a si mismos. Jade miró por la ventana y sintió un enorme vació en su estomago, como si estuviera un enorme peligro. El auto avanzó y contempló como dejaba atrás el orfanato donde había vivido los últimos once años de su vida.

Ahora entraría a un nuevo mundo, pero no estaba muy segura de que llegase a gustarle.

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Hoy 9 de enero es mi cumpleaños 20! Los amo! ♥️✨

Enemy [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora