Capitulo 16

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Ella tenía la apariencia de una chica a la cual le gustaba el alcohol, el sexo, la ropa corta y ceñida, la fiesta y la música a un alto volumen

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Ella tenía la apariencia de una chica a la cual le gustaba el alcohol, el sexo, la ropa corta y ceñida, la fiesta y la música a un alto volumen...

...y aunque todo eso era cierto, Jade detestaba los bares, especialmente los que eran de mala muerte y se encontraban en Londres Muggle.

Detestaba los bares de mala muerte por muchas razones: el mal olor, la poca higiene, la mala atención, licor barato y, por sobre todo, viejos libidinosos que creían que podían tocarla o conquistarla, o ambas. 

Pese a todo esto, Jade ingresó al bar y se dirigió a la esquina más apartada de la barra, esperando pacientemente a su acompañante e ignorando sus enormes ganas de cortarles la cabeza a cada uno de los presentes por mirarla como si fuera un trozo de carne. 

Para su dicha, solo quince minutos y tres tequilas despues de su llegada, el asiento a su lado fue ocupado por alguien a quien conocía perfectamente, su acompañante y el causante de que estuviera metida en ese bar.

—Theodore.

—Jade.

Nunca habían sido muy emotivos a la hora de saludarse y no lo serían ahora. Theodore hizo una seña al hombre que atendía la barra y a los pocos segundos les entrega otros dos caballitos de tequila que ambos rapidamente se tomaron.

—Si hay algo que me desagrada de los bares muggles, es que para que se rellene la bebida hay que estar esperando al bartender.—comentó Theodore chupando un limón.

—¿Eso es lo único que te desagrada?—inquirió Jade con una ceja alzada.— yo tengo más de una queja, pero como de por si fue difícil contactarte, mejor ya no me quejo.—bufó fastidiada.

—¿Y a qué debo el placer de que quieras verme, Jade?—cuestionó Theodore jugando con su caballito.

—Quería agradecerte.

La cabeza de Theodore giro tan bruscamente que casi temió lastimarse. Miró asombrado a Jade y esta bebió otro caballito en cuanto le sirvieron más.

—No me mires así y disfrútalo porque no volveré a decirlo.—dijo Jade con el ceño fruncido.

—¿A qué te saben esas palabras, dulce Jade?—la miró burlón.

—A vinagre.

Theodore soltó una carcajada mientras que Jade ponía los ojos en blanco, pensando seriamente si había hecho bien en llamarlo para agradecerle y si no debería  mejor asesinarlo a el también junto a los demás del bar.

—Este es un precioso recuerdo que guardare por siempre.—afirmó Theodore con una enorme sonrisa y bebió otro caballito de tequila.— ahh...pero dime, ¿a que se debe tu agradecimiento?—pregunto confundido.

—Es por lo de la última vez.—respondió Jade y lo miro.— cuando los mortífagos nos atacaron, quede inconsciente y ayudaste a Lily para que escapara conmigo. —explicó.— No tenías porque hacerlo y muy probablemente te ganaste un muy buen regaño por haberlo hecho. Por muy arrogante que yo sea no podía pasar eso por alto, tenía que agradecértelo.

—Recuerda que tenemos una curiosa amistad, Jade.—dijo Theodore.— No es ningún problema para mi el ayudarte, especialmente cuando nunca me pides la ayuda.—sonrió de lado.

—Eres un idiota, Theo.—dijo Jade con diversión y este rio.

—Por cierto.— Theodore la miro con seriedad y cierta preocupación.— Quizá ya lo sepas o quizá no, pero tu cabeza tiene un precio muy alto entre los mortífagos. Has fastidiado de sobremanera al rey con tus ataques en nombre de la Orden del Fénix y ya ha dado la orden de que te asesinen a ti y a tus amigos.—informó.

—Que lo intenten.—dijo Jade con tranquilidad y lo miro a los ojos.— Antes de tocarle un solo cabello a uno de los míos, tendrán que pasar sobre mí, y tu y yo sabemos, Theo, que eso va a ser bastante difícil. 

 —Yo solo cumplo con informarte.

—Lo sé.

Durante un rato se dedicaron únicamente a beber y comer los cacahuates que les ofrecía el bartender. Hablaron de cosas triviales como el clima, sus calificaciones finales de Hogwarts, la fiesta del profesor Slughorn y sobre el bar en el que estaban. No podían ni querían tocar otros temas.

Lo asombroso de la amistad entre Theodore y Jade, es que ambos sabían muy bien cuales eran los limites y nunca intentaban traspasarlos. Theodore sabía perfectamente que no podía preguntarle a Jade que estaba haciendo, con quien vivía o de que vivía, así como ella también sabía que no podía preguntarle a Theodore si ya era oficialmente un mortífago o si seguía en practicas.

Eran amigos que se conocían bien, pero al mismo tiempo no.

Salieron del bar cuando consideraron que ya era muy tarde y con sumo sigilo se adentraron en las calles vacías de Londres Muggle cuando de pronto, llegando a un callejón donde cada uno desaparecería por su camino, apareció un patronuns en forma de ciervo que Jade reconoció al instante.

—¡Te necesitamos, Jade!— habló una voz masculina a través del ciervo, la cual Theodore conoció como la voz de James Potter— Estamos en un prado a las afueras de Londres Magico, Dumbledore esta luchando contra Tom Ryddle y nosotros contra sus mortífags. —informó—¡Necesitamos tu ayuda, ya!

—Mierda.—masculló Jade.— Debo irme.

—¡No!—Theodore la tomo de la muñeca.— Tengo un muy mal presentimiento, Jade...no creo que debas ir.—explicó.

—No hay opción, Theo. Debo ir.—dijo Jade con seriedad y Theodore la soltó.

—No diré nada, cuídate.—aseguró.

Jade asintió y desapareció del lugar. Theodore se paso la mano por el rostro, tenía un mal presentimiento sobre lo que podría pasar en esa lucha y sin pensar muy bien lo que iba a hacer, se apareció en la mansión Ryddle, la cual parecía vacía.

Sin prestar atención a los guardias y elfos, subió rapidamente hasta la habitación de su madrina, donde ingresó sin tocar la puerta, causando que Eva, quien leía tranquilamente en su mesita de centro, lo mirará asombrada, pero sonrió cálidamente al ver que se trataba de él, su querido ahijado.

—Theo, cariño, —saludo Eva con una sonrisa y pregunto confundida:— ¿Porqué entras así? No esperaba tu visita, ¿Quieres un poco de...?

—Lo lamento, madrina, pero creo que no tenemos mucho tiempo y esto es urgente.—interrumpió Theodore abruptamente y lo miro asombrada.

—¿Qué ocurre, Theo? Me estas preocupando.—admitió nerviosa.

—El rey esta en una batalla contra Dumbledore ahora mismo y...

—¿Dumbledore? ¿Y tú como sabes eso?—pregunto con el ceño fruncido.

—¡Eso no importa ahora!—grito interrumpiéndola.— Lo que quiero decir es que...es que...mierda, no se como decirlo...

—¡Habla ya, Theo! ¡Por merlín!—exclamó Eva, completamente nerviosa.

—Puede que su hija este ahí— dijo de golpe— y temo que si no llegamos a tiempo...muera a manos de su propio padre.

Un silencio inundo la sala y la sangre abandono el cuerpo de Eva, quien se recargo en el respaldo de su asiento y lo miro a los ojos.

—¿En que te basas?—pregunto con un hilo de voz— ¿Tienes alguna prueba?

—No.— admitió pesadamente.— pero...

—¡¿Pero qué?!

Theodore la miro a los ojos.

—Pero tengo una corazonada.

Esas simples palabras bastaron para que Eva se levantara de su asiento, tomara su varita y saliera de la habitación seguida de Theodore. Si algo sabía bien, es que los Nott nunca se equivocaban con sus corazonadas.





Enemy [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora