Sakura apagó la estufa una vez que la comida estuvo lista, su madre le había pedido que le ayudará con la comida pues últimamente la energía no le rendía igual, Su padre se negaba a llevarla al doctor, su padre decía que debía orar como el resto de las esposas y que solo así dios le ayudaría a recobrar energías.
Sakura quería creer las palabras de su padre pero la verdad es que ella miraba como el estado de salud de su madre empeoraba pese a que está oraba día y noche.
-He terminado con los deberes, ¿Necesitas algo más?- cuestionó Sakura a su madre después de ingresar a su habitación.
-Debes ir a comprar frutas y verduras, toma el dinero de mi bolsa, compra naranjas para tus hermanos y manzanas para tu padre, puedes elegir alguna fruta para tí y un dulce, te lo mereces Sakura, me haz ayudado bastante estos días, eres una buena niña.-Sakura se acercó a su madre, está le dió un beso en la frente, Sakura amaba a su madre y su madre la amaba a ella.
-No tardaré madre, descansa un poco más, cuando vuelva te leeré la Torá.- Sakura se alejo de su madre y posteriormente tomo el dinero de la bolsa de esta, ella salió de la recamara, tomó su abrigo y salió del departamento.
Sakura extrañaba su casa en Israel, pues está era mucho más grande que el departamento en Italia, además que en Israel tenian decenas de ayudantes en casa, estos se encargaban de hacer los deberes, las compras he incluso preparaban la comida, en cambio en Italia tenían que hacerlo ella y su madre.
Su padre decía que al ser el líder de la comunidad en Italia ellos debían ser más humildes, debían vivir de la misma forma que el resto de la comunidad.
Sakura deseaba visitar Israel pronto y descansar de tantos deberes y responsabilidades.
-Shalom aleijem.- dijo Sakura después de entrar a la frutería.
-Aleijem shalom.- le respondió la encargada, Sakura tomo una canasta y comenzó a elegir la fruta que llevaría para su padre y sus hermanos, Sakura pensó en comprar algunos duraznos y así preparar para su madre mermelada o algún jugo, tomo mas de una decena de estos, eligió algunas verduras que hacían falta y se dirigió a la caja, después de pagar la mercadería ella salió del lugar con dos bolsas grandes y pesadas.
Sakura camino un par de metros y después se detuvo pues sus dedos comenzaron a dolerle, tenia algunas marcas rojas debido al peso de las bolsas.
Sakura se mordió el labio inferior, tomo las bolsas del suelo y volvió a avanzar pero algunos metros más adelante nuevamente hizo una pausa, dejo las bolsas en el suelo y comenzó a soplar sobre sus dedos pues estos estaban aún más rojos y comenzaron a dolerle.
-¿Necesitas ayuda?- la voz de una mujer detrás de ella la hizo mirar hacia atrás, Sakura la reconoció en seguida, era la mujer que le había tomado una foto.
- Shalom aleijem.- Saludo Sakura.
-Lo siento, no se qué responder a eso, no soy judía.
Sakura sonrió.
-Disculpe, es la costumbre, yo la he visto, ¿Vive cerca?
-Si, vivo muy cerca de esta comunidad, me gusta venir a comprar aquí mis alimentos pues son de mejor calidad que dónde vivo, ¿Necesitas ayuda con tus bolsas?- volvió a preguntar la rubia.
-No creo que sea correcto, no la conozco.
-Mi nombre es Lady Tsunade, ¿Tu eres?
-Haruno Sakura.
-Bien ahora nos conocemos, déjame ayudarte al menos con una bolsa, parecen ser muy pesadas para alguien tan pequeña como tú.
Sakura acepto la ayuda, pues después de la presentación no le vio nada de malo en recibir ayuda de una amable mujer, Sakura pensó que dios le habia enviado la ayuda.