03.

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—Phuwin, debo ir a preparar el desayuno— dijo Pond en voz baja

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—Phuwin, debo ir a preparar el desayuno— dijo Pond en voz baja.

El omega estaba recostado a un lado del mayor, aferrado a él en un abrazo.

Habían pasado dos semanas desde que Phuwin acontecía en su casa hecho un lío de lágrimas.

Dos semanas donde la penumbra y soledad se había instalado sin permiso en su hogar.

Dos semanas donde Pond casi pierde el sosiego al no saber que hacer por Phuwin, al no saber que hacer para que el omega dejara de estar triste.

Pero lo comprendía, un divorcio nunca es fácil para ninguna de las partes, mucho menos sí también tenían que romper el lazo que habían formado.

Y eso era, probablemente, lo que producía aún más dolor en el omega.

Un lazo entre un omega y un alfa no era un juego, era una cosa tan sagrada, que cuando el alfa y el omega estaban lejos, un dolor desnaturalizado arrasaba en ambas personas hasta consumirlos lentamente.

Incluso es bien sabido que en algunos casos, romper el lazo termina en la muerte de los omegas, pues estos son tan frágiles, que el intenso dolor en su pecho acaba quitándoles su último suspiro.

Y sobre los alfas, con ellos la historia no es tan diferente, pues suelen volverse retraídos e insípidos, es casi como si también estuvieran muertos, aunque ellos mueren en vida.

Pond lo sabía perfectamente porque era algo básico que impartían en las escuelas.

—No tengo hambre— dijo Phuwin somnoliento.

Pond negó, una pequeña sonrisa dibujandose en su rostro.

—Aún si no tienes hambre debes comer— comenzó a regañar el mayor —Además, yo sí tengo hambre.

El alfa no podía ver el rostro de Phuwin, pero sabía perfectamente que había un lindo puchero en el.

—Como sea, quiero waffles con chocolate y leche de fresa, también fruta picada con salecita y limón.

Phuwin dejo ir al mayor y se enrollo en las sábanas quitándole todo cobijo a este, todas esas cositas que hacía el omega de manera inconsciente, hacían que el corazón de Pond se sintiera cálido.

El alfa bajo a la cocina y empezó a preparar todo lo que Phuwin había pedido, también puso agua a hervir en la tetera, busco los platos y armó la mesa.

Cuando casi todo estuvo listo, pensó un poco en el omega, pues de alguna forma su apetito por cosas dulces había aumentado considerablemente al grado de ser preocupante.

Sin embargo no le tomo mucha importancia al pensar que todo se debía a su depresión por su divorcio.

Mientras seguía pensando en eso, vertió el agua en la cafetera, después de aquello no supo que fue lo que pasó, pues Phuwin apareció como un torbellino y se lanzó contra él haciendo que este perdiera el equilibrio y cayera junto al omega.

—Café— es lo primero que dice un Phuwin con las pupilas dilatadas, el cual le veía directamente a los ojos —Hueles a café.

En su mirada había una especie de neblina, que hacía que sus iris, normalmente chocolate, se vieran tan obscuros, era una mirada tan intensa que Pond casi pierde el aliento.

—Phu...

Phuwin no le dejo hablar, simplemente le abrazo con fuerza, buscando impregnarse de aquel aroma que tanto había extrañado y que tanta falta le hacía.

—Phuwin, no soy yo— dice Pond con un toque de desesperación en su aparente tono calmado, apenas si podía procesar lo que había pasado —Lo sabes.

Un poco confuso, el omega se separa del otro, le mira con lágrimas en los ojos y lo vuelve a abrazar sin entender del todo a qué se refería el alfa, sin querer aceptarlo.

Lo había olvidado, y gracias a que Pond le refresco la memoria, Phuwin logro alejar la neblina de su mente y se sintió terriblemente mal por haberle recordado eso a Pond.

Mientras tanto, el alfa no podía evitar pensar en lo sensible que se estaba volviendo Phuwin.

Quería seguir culpando a su divorcio, pero sabía que había algo más, su lobo intentaba decírselo.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento!— repetía el omega con una ímpetu que le rompía el corazón al castaño.

Phuwin se estaba volviendo demasiado sensible a decir verdad.

—Descuida— dice amablemente mientras reparte suaves caricias sobre la espalda del menor.

El alfa sigue pensando en ello, teme creer que de alguna forma u otra es él quien está afectando de manera negativa al menor, sin embargo, al seguir pensando en ello se llega a cuestionar el reciente actuar del omega.

Porque usualmente Phuwin evitaría comer muchos azúcares, pues aunque le encantarán, sabía lo contraproducente que podría llegar a ser comer demasiado azúcar.

Y aunque durante estos últimos días ha estado deprimido por su reciente ruptura, el alfa sabe de antemano que Phuwin no es una persona sentimental.

Es entonces que Pond llega a una terrible conclusión.

El omega estaba actuando de esa forma por una razón en específico que todos estos días había estado ignorando.

Pronto Phuwin entraría en celo.

Pronto Phuwin entraría en celo

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too close ; pondphuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora