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—¿Volverás a salir?— una voz tranquila llama la atención del Pond

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—¿Volverás a salir?— una voz tranquila llama la atención del Pond.

Recargado en el contorno de la puerta del baño estaba Phuwin, vistiendo un suéter del alfa y pantalones del pijama.

Su cara estaba sonrojada, esa mañana era fría, y la punta de su nariz colorada le hacía verse adorable.

—Ajá— responde el mayor con dificultad, pues estaba cepillando sus dientes.

—Últimamente lo haces mucho... salir.

Una mirada rápida del mayor basto para detectar un poco de soledad en la mirada del azabache.

Pond bebe un poco de agua para enjuagarse y después de escupir, se limpia con una toalla el contorno de la boca.

—¿Quieres venir conmigo?— pregunta caminando hacia Phuwin.

Ambos se alejan del baño para entrar en el amplio closet, el omega le sigue de cerca, en los últimos días parece no querer despegarse de él.

Y, aunque para el alfa eso era adorable, no puede evitar sentir al menor como sí este fuera un pequeño cachorro golden retriever.

Lindo.

—Soló me gustaría que me dijeras a dónde has estado yendo estos días— dice quedito, casi como si fuera un murmullo.

Después, el alfa solo puede sentir como los brazos del menor le rodeaban por la espalda con gentileza hasta unir finalmente ambas extremidades por encima del estómago del más alto, por último, el omega reposa su cabeza sobre la espalda desnuda del mayor, el toque de la piel caliente del alfa bajo las manos frías de Phuwin hace que un estremecimiento recorra todo el cuerpo del alfa.

En medio del imprevisto abrazo, el silencio se apodera rápidamente del ahora extrañamente pequeño closet, por acto reflejo, Pond no puede evitar cerrar sus ojos y elevar enseguida una de sus manos para reposarla sobre las palmas entrelazadas del azabache, dejando leves caricias sobre ella.

Es una interacción tan íntima y linda que los estímulos del alfa afloran de inmediato haciendo que este entre en un estado de completa calma, de alguna forma los abrazos del omega siempre le hacen sentirse feliz.

Sentirse querido.

—Puedes decirme cualquier cosa que tengas en la mente— comenta Pond en voz baja, buscando por todos los medios la entera confianza del menor.

Sin embargo, aquel íntimo silencio sigue sin irse.

El alfa quiere girarse para sostener a Phuwin entre sus brazos de manera protectora y delicada, quiere hacerlo, desea hacerlo.

Pero hay algo que simplemente lo impide, es como sí entre él y Phuwin existiera una barrera de cristal, la más resistente, una que solo le permite mirar al castaño pero no tocarlo o acercarse, una que el omega puede traspasar sin problema cuando quiera, pero que para el alfa es simplemente imposible de pasar.

too close ; pondphuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora