Un tiempo después de los acontecimientos que ocurrieron en Arendelle, algunas cosas cambiaron en la vida de Anna y Elsa menos el amor de ellas que sigue fortaleciéndose. Sin embargo, Elsa al enterarse de las condiciones de ser un espíritu elemental...
Hola, sé que ha pasado mucho tiempo. Anteriormente en esta parte les pedí que fueran a leer el capítulo extra en otra obra que cree. Tome la decisión de borrar esa obra y volver a escribir "Esferas" en donde debería pertenecer; Mucho más allá: Frozen. Les pido disculpas por no haberla puesto aquí antes y espero que les guste si no la leyeron.
El tiempo de la historia es en una Navidad del 1855 (antes del final de la historia). Quise escribir más sobre los hijos de Anna cuando eran niños y su relación con su tía Elsa. Es una historia sencilla pero espero que sea de su agrado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
25 de diciembre de 1855
La navidad llegó a Arendelle y todos despertaron con alegría: en especial los niños. Tanto niños pequeños como grandes salieron a disfrutar de la nieve y compartir sus regalos que fueron recibidos por papá Noel con los demás niños. A diferencia de ellos, en él castillos se encontraban tres niños disfrutando de su propia nevada con su tía Elsa en el salón del la biblioteca.
—¡Tía mira! Annie logró hacer un ángel de nieve.—señaló, la niña de ocho años rubia con muchas pecas en sus mejillas.
—Ya veo.
Sonrió la platinada sentada en una silla. Era la encargada de cuidar y vigilar a sus tres sobrinos en lo que su hermana y cuñado despertaban.
—Tía traje los chocolates calientes y las galletas. —anunció Ethan.
Precavido de no dejar caer la bandeja.
Olaf también traía otra bandeja con más tazas con chocolate caliente.
—Gracias tesoro.
Elsa se levantó para ayudarlo.
—Niñas, vengan por sus tazas de chocolate caliente.—avisó el muñeco de nieve colocando la bandeja en una mesa pequeña.
—¡Olaf!
Annie corrió con cautela de no resbalarse en el suelo helado y abrazó al muñeco.
—¡Hola Annie! ¡Aw, tus abrazos son los más cálidos del mundo!
—Auch, mi corazón—Cristina tocó su pecho cayendo en una pequeña montaña de nieve.
—Dramática.—Ethan le susurró a su tía.
Ella rió negando con la cabeza.
—Saben, ustedes dos no me abrazaron cuando me despertaron a las seis de la mañana.
—Oh, es cierto—el niño avergonzado bajo su cabeza.
Cristina inmediatamente se levantó y fue a abrazar a su tía junto a Ethan.
