Un tiempo después de los acontecimientos que ocurrieron en Arendelle, algunas cosas cambiaron en la vida de Anna y Elsa menos el amor de ellas que sigue fortaleciéndose. Sin embargo, Elsa al enterarse de las condiciones de ser un espíritu elemental...
En una ventana del barco los pequeños rayos de sol irradiaban en la habitación. El rubio ya había abierto sus ojos antes del amanecer, miraba a la pelirroja quien aún seguía dormida. A pesar de que su cabello estaba algo enredado, su boca semi abierta y su almohada con un poco de baba; verla dormir tranquilamente le causaba paz y un sentimiento inexplicable para él.
Aunque no quería levantarla, no pudo evitar sacar algunos flequillos en el rostro de su mujer para después acariciar su mejilla izquierda.
La chica al sentir el roce de la mano de Kristoff en su mejilla, entreabrió sus ojos mirando a su esposo quien traía una sonrisa.
- Buenos días, mi reina. - sonrió al fin de ver sus ojos azules que lo llevaban a ver el océano.
- Buenos días mi rey. - sonrió ella besando sus labios. - ¿Llevas mucho tiempo despierto? - pregunto arreglando un poco su cabello.
- Quizás unos quince minutos, no he visto la hora. - respondió acariciando su cabello.
- ¿Crees que los demás estén despiertos? - cuestionó Anna colocando su mano en la mejilla de Kristoff.
- No sé, no he escuchado a Eugene discutir con Cassandra aún. - río Kristoff al igual que Anna tapando su rostro en el pecho desnudó de él.
- Me quiero quedar en la cama contigo un rato más. - expresó la pelirroja abrazándolo.
- Yo también...si quieres puedo hacer que traigan el desayuno aquí. - sugirió.
- Me encantaría, pero no. Ayer no desayuné con todos y hoy quiero compensarlo a Rapunzel. Ella a estado muy pendiente de mí, desde lo que sucedió en Arendelle. - explicó ella.
- Entiendo, nos quedamos un rato aquí y luego desayunamos. ¿De acuerdo?- preguntó.
- Me parece bien. - se acercó al rostro del rubio volviendo a besar sus labios.
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Luego de una hora, salieron de la cama, luego de un baño y ya vestidos la pareja se dirigió a la cocina, tomados de mano.
- Buenos días. - saludaron al ver a Rapunzel con Pascal en su hombro, Eugene y Cassandra en la mesa con sus desayunos.
- Buenos días- saludaron todos felices de ver a la pelirroja más tranquila.
Kristoff ayudó a Anna a sentarse y se sentó a su lado.
- Me alegra que hayas venido a desayunar con nosotros. - sonrió Rapunzel.
- A mi también, lamento no haber podido desayunar ayer junto a ustedes. - se disculpó recordando la razón de aquello.
- Descuida no tienes porqué disculparte. - contesto Rapunzel.
- Hable con el capitán y me dijo que ya en la noche es probable que estemos llegando al reino. - comentó Eugene.
