Capítulo 6: Una amiga

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Narra Elsa

Luego de despedirme de Anna, regrese a Ahtohallan lo más rápido que pude. Mientras entraba a la cueva, caminaba los pasillos que se veían largos, manteniéndome firme pero recordando las palabras Pabbie . Mas no pude evitar tener este nudo en la garganta con un sentimiento de angustia y miedo. Rompiéndome en un sollozo mientras me sostenía de una de las paredes helada rojiza,mi cuerpo se deslizaba hasta llegar al suelo frío. Abrace el bolso que tenía junto con los libros, llorando y cerrando los ojos recordando el día el que se lo regalé.

De pronto escuché la voz de Anna, abrí mis ojos mirando al frente, el recuerdo se transmitía en las luces que emitía la cueva helada.

-Elsa es hermoso, gracias te amo- emocionada dijo el holograma de Anna dándole un abrazo a mi yo como holograma también.
-Yo también te amo, hermana- conteste sin separarme de ella.

Al terminar el recuerdo sonreí un poco para animarme, aunque poco duro esa felicidad.

-¿Por qué cuando todo está bien, aparece otro obstáculo en mi vida? ¿Cómo lo tomarán Anna y Olaf?- me pregunté. - No quiero preocuparte Anna, ni a Olaf que apenas está empezando a tener cambios. Debo tomarlo con calma y decirles lo más pronto posible- suspire abriendo el bolso buscando el libro que encontré en la biblioteca, al buscar sentí algo más que libros.

-Anna, que haría yo sin ti- susurré al ver que Anna colocó la chalina de mamá en el bolso.
Inmediatamente me la coloqué en los hombros volviendo a cerrar mis ojos quedándome dormida.

Al levantarme, sin saber si era de día o de noche, tomé el libro y el diccionario para traducir las palabras griegas

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Al levantarme, sin saber si era de día o de noche, tomé el libro y el diccionario para traducir las palabras griegas. A medida que traducía iba entendiendo de que trataba el libro teniendo la razón que se relacionaba sobre el significado de la inmortalidad y incluso sus los diferentes tipos de la vida eterna. Por desgracia el libro carecía de pocas páginas.

-Por lo menos aclaraste un poco mis dudas- dije mirando el libro. - Pero aún no estoy lista para hablar con Anna. Quizás un paseo me ayude- pensé
Me levante del suelo, caminando a la salida de la cueva y por suerte había luz del día.

Camine al mar que se encontraba congelado hasta llegar a la orilla, sintiendo un poco de arena en los pies para luego sentir la nieve del bosque a medida que avanzaba. Encontrándome con los gigantes de tierra me ayudaron a llegar a un área del bosque, seguí caminando encontrando unas rocas y sentándome en una de ellas para poder descansar. Observe la belleza del bosque en invierno, sin que los árboles tuvieran hojas, todo estaba blanco, mire el cielo viendo que estaba despejado con algunas nubes que pronto empezarían a dejar caer la nieve. Respire profundo relajándome con el silencio que había en el lugar, y a lo lejos pude ver que una luz púrpura viniendo hacia mí. Antes de que llegara, cree una pequeña montaña de nieve, y segundos después la salamandra se abalanzó sobre ella bajando su temperatura y su color.

-Hola Bruni- salude a la salamandra y esta observaba mis manos. - ¿Quieres estar en mis manos?- pregunte bajando mi mano derecha a su estatura y se movió hacia la palma de mi mano. - ¿Cómo sabías que estaría aquí? ¿Necesitabas compañía? - lo mire y el solo tocaba su ojo con su lengua. - Lo tomare como un si. - reí, sosteniéndolo con la misma mano y con la izquierda hice una pequeña nevada, la salamandra abrió su boca para atrapar los copos. - Si alguien me viera diría que ya enloquecí- comenté riendo y mirándolo.

Mucho más allá: Frozen  (Libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora