Capítulo 21

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Las semanas pasaron y todo parecía un poco normal como antes o eso creían las hermanas. Elsa se quedaba en el bosque ayudando a los Northuldras o en Ahtohallan, pero los viernes se quedaba en el castillo para pasar tiempo con su hermana y familia. Incluso hasta los fines de semana ya que la pelirroja se mantenía ocupada ayudando a su esposo en cómo manejar los asuntos del reino, más los negocios o pedidos que los ciudadanos pedían.

Anna también trataba de sacar un poco de su tiempo para Elsa, le preocupaba que su hermana se alejara de repente al notar que estaba demasiado ocupada para pasar tiempo con su ella. A veces se quedaba dormida junto a Kristoff en la biblioteca cuando olvidaban firmar papeles que Kai le entregaba en la mañana.

-Anna

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-Anna.- llamo Kristoff sacudiéndola con cuidado. -Levántate cariño no podemos seguir durmiendo aquí todas las noches. - susurró.

Al verla con un sueño profundo decidió cargarla hasta llegar a su habitación. La acomodó en su cama arropándola, dándole un beso en la frente y se acosto a su lado.

En la mañana el rubio despertó notando que su esposa seguía dormida. Pensó en despertarla pero no quería que se pusiera de mal humor como le sucedió hace uno días atrás. Se estremeció al recordar el día que ella lo echó de su habitación tirándole una de sus almohadas. Decidió darse un baño, vestirse y darle una sorpresa a su amada pelirroja.

- Buenos días su majestad. - saludó una de las sirvientes.

- Buenos días.- sonrió amable.

- El desayuno ya está listo, enseguida se lo traigo a la mesa. -

- Si no le molesta me gustaría desayunar en mi habitación con mi esposa. También podría llevarlo yo mismo a la habitación.- explicó él rascando un poco sus cabello.

- Está bien señor, entiendo. Ahorita le traigo la bandeja con su desayuno y el de la reina. - hizo una reverencia retirándose hacia la cocina.

Anna volteó al lado de la cama, alzó su brazo buscando el cuerpo fuerte de su esposo

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Anna volteó al lado de la cama, alzó su brazo buscando el cuerpo fuerte de su esposo. Abrió un poco los ojos al darse cuenta que ese lado estaba vacío, preguntándose qué hora era y dónde estaba su rubio.

Mucho más allá: Frozen  (Libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora