Capitulo 1: El final de algo que no pudo ser

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Siempre tuve todo lo que quería.

Desde que nací mis padres me lo dieron todo. Una buena casa, lujos, miles de juguetes, guardarropas llenos a montón, lo tenía todo... Pero a pesar de eso, mis padres tenían una regla estricta que debía respetar.

Y es que podía tenerlo todo, pero jamás debía ser un malcriado. Si. Una regla tan absurda, pero al mismo tiempo con un poco de lógica. Lógica que fuí encontrando con el pasar de los años.

Aprendí a ser una persona que valorará todos los detalles de cada persona. Aprendí que todo tiene el mismo valor, aprendí tanto, aunque mis padres no me lo enseñaran.
Prácticamente vivía solo en esa enorme mansión. Los empleados de la casa solo me cumplían cuánto capricho se me cruzaba por la mente... Y eso que solo pedía lo mínimo para no ser un malcriado. Pero eso solo me hacía ver aún más como un arrogante y mimado ante los ojos de cierta pelirroja.

—¿¡Que no te cansas de ser un maldito malcriado?!

—¿Por qué me cansaría?

—¡Deja de molestarme!

Sonreí con diversión, la mire a esos ojos mieles y llamativos que poseía y la señale, provocandole.

—Jamás te dejare en paz, pareces una zanahoria. Pero zanahoria del monte, no del supermercado.

Su rostro pecoso se volvió rojo y apretó sus puños a los costados. Empecé a reír por su reacción, pero pronto esa sonrisa se borró en cuanto vi que ella se sacó el zapato y en menos de un segundo, este ya se había estampado contra mi cara. Sentí que mis ojos se pusieron llorosos y el ardor del golpe comenzaba a hacer presencia. Pero como yo me consideraba todo un "hombre" no debía llorar o derramar una sola lágrima ante los ojos de una chica.

—¡N-no... No me dolió! — dije a duras penas, conteniendo mis ganas de llorar.

Escuché la risa burlona de otro niño. Lo miré con enojo, tomé el zapato que ya me había lanzado la pelirroja y se lo lancé al niño que se reía de mí.

Cuando esté estampó contra su cara, dejo de reír para después hacer unos ojos llorosos y finalmente romper en fuertes llantos, que lastimaron hasta mis preciados oídos.

—¡¿Por qué has golpeado a Adamcito?! —preguntó la pelirroja con irritación.

—¡Él se ha burlado de mí! ¡Se lo merece! — repliqué con un mueca.

—¡Nessa! —gritó Adam en sollozos —. ¡Shace me ha roto el brazo! ¡Y me duele muchísimo!

Abrí mi boca en una perfecta O y lo miré perplejo. Cuando pose la vista sobre Nessa, mis ojos casi se salían de órbita al ver como ella tomaba un palo de madera y se dirigió hacia mi, furiosa. ¿Y como no hacerlo? Si le aventé el zapato a su mejor amigo, claro que trataría de arrancarme la cabeza.

Me eche a correr con los brazos alzados cuánto antes. Ella me perseguía con el palo en sus manos, gritándome cuanta cosa, y Adam tras de ella fingiendo dolor en el brazo que claramente jamás toqué y con unas lágrimas más falsas que nada.

Así éramos cuando teníamos tan sólo nueve años...

Éramos unos pequeños niños sin preocupación alguna. Pequeños niños que se conocían incluso desde la cuna. Prácticamente hemos estado juntos por toda la vida. Desde que tenía nueve años, mi corazón perteneció a Vanessa Renner. Yo la llamaba Nessa: la niña pelirroja más linda que nunca haya visto. La chica con más carácter, la chica que tenía mi corazón.

Eso solía pensar. ¿Saben por qué? Porque en mi corazón también estaba Daney Cooper. Una niña castaña, de ojos oscuro y con unas mejillas siempre rosadas. Nunca entendí por que mi corazón se separaba en dos cuando las veía una cerca de la otra. Ellas no se llevaban para nada bien; pues Daney estaba enamorada de mi, y sabía que a mí me gustaba Nessa. Y Nessa solamente se alejaba de ella.

El amor es Miel [Libro #2 Completa ✓] [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora