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Jimin cada vez sentía que las cosas se ponían peor.

Desde esa vez que su padrastro lo arrinconó a la pared hecho una furia por casi haber tenido sexo con Jin en la sala se sentía extraño con su presencia. Ya había pasado casi dos meses y todavía sentía el toque de sus grandes manos y como lo había sometido e intimidado con esa mirada oscura que siempre tenía, más que miedo lo prendió como nunca jamás alguien lo había hecho.

Desde esa vez había estado imaginándose a su padrastro encima de él tocándolo, chupándolo, marcándolo como suyo, lo peor era que Jungkook había estado evitándolo, ya ni siquiera le contestaba sus insultos o algo parecido, cuando Jungkook llegaba a casa y no encontraba a su madre se encerraba en su habitación o en la oficina que tenía en casa hasta que ella llegara, Jimin jamás había necesitado la atención de alguien hasta que Jungkook lo empezó a ignorar.

Si hace unos meses lo hubiera hecho no le importaría, es más, hasta lo hubiera agradecido, pero ahora era distinto, de alguna u otra forma su cuerpo necesitaba más del esposo de su madre, le repudiaba verlos juntos, se engañaba a él mismo negando que lo que sentía eran celos, pero era lo contrario, claro que tenía celos, tenía envidia, quería ser él quien gimiera el nombre del señor Jeon todas las noches y no su madre.

-Eres precioso Jimin- Seokjin estaba encima de él besando su cuello y tocándolo, habían pasado casi toda la tarde teniendo rondas de sexo en casa del mayor.- Tan precioso. 

Jin y Jimin habían empezado a salir y ya no se trataba solo de sexo ocasional. Jimin se sentía bien con el, era atento, gracioso, inteligente y guapo, no podía pedir nada más. Pero había algo en él que no lo dejaba entregarse por completo, quería sacarse de la mente a su estúpido padrastro.

-¿Qué?- Jimin estaba acostado sobre la cama, sentía el peso encima de él, pero su mente estaba volando, imaginando como se sentiría ser jodido por Jungkook.- Lo siento Jin, ya estoy cansado, no te escuché.- dijo apenado.

-Que tanto tienes en esa linda cabecita tuya pequeño.- Jin era muy lindo enserio, se sentía como la mierda por estar pensando en otro cuando estaba junto a él.

Jin le dio un beso en su nariz antes de levantarse, se había dado cuenta de que su acompañante estaba demasiado distraído como para tener más sexo, se fue al baño, así que Jimin aprovechó para empezar a vestirse.

-¿Ya te vas?- No notó que Jin estaba observándolo recargado en la puerta del baño con un cigarro entre sus dedos.- ¿Estas molesto? ¿Te hice daño?

Jimin se sintió peor, Seokjin se escuchaba preocupado, no quería hacerlo sentir culpable.

-No es eso Jin.- le regaló una sonrisa para tranquilizarlo.- Me la pase genial, pero tengo cosas que hacer.- Jimin se acercó al más alto y lo abrazó, le dio un par de pequeños besos en su torso desnudo, Jin con una de sus manos le acarició el cabello y luego tomo su quijada suavemente para darle un beso en los labios, fue un beso lento, sin intenciones de otra cosa.

-Te llamaré más tarde, ¿Quieres ir a cenar?- Jimin se lo pensó, la verdad no tenía ganas pero esa noche su madre le había dicho que prepararía una cena especial para su queridísimo esposo y esperaba que estuviera presente. Así que sin dudar le dijo que si a Jin.- Pasare por ti a las nueve, ¿está bien?

-A las nueve entonces.- Jimin sonrió y le dio otro beso al chico antes de irse.

Tan rápido como en un abrir y cerrar de ojos la noche ya había caído. Jimin se había puesto un pantalón de mezclilla entubado, una playera blanca y unos tenis negros, Jimin era tan confiado que no necesitaba mucho para resaltar su belleza, pronto darían las 9:00 así que tomo una chamarra por si había frío y salió de su habitación para esperar a Jin en la entrada, sus cabellos caían con gracia sobre su frente, se había puesto un poco de maquillaje y un bálsamo para sus labios que hacía que lucieran brillosos y con un lindo color.

Daddy give me more (Kookmin) ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora