Sinopsis:
Gabriela una chica de 17, latina, de clase media, que junto a su mejor amiga sueñan en convertirse en unas grandes artistas, juntas logran conseguir una beca en una universidad de artes en Los Ángeles California y un lugar en una reconocid...
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Capitulo uno
—¡Gabriela, levántate! —gritó una voz proveniente de la cocina, la cual fue capaz de despertarme.
—Mmmm, ¡ya voy! —respondí.
Me levanté, me metí a la ducha para un baño rápido. Al salir me puse una blusa de cuello alto color naranja y un overol, dejé mi cabello suelto, tomé mis cosas y salí rumbo a la cocina.
—Buenos días Gabriela... Toma, siéntate —dijo mamá mientras me entregaba un tazón de cereal.
—Gracias —dije comenzando a comer el desayuno—. Por cierto, má, ¿puedo ir a la casa de Alison luego de clases? —pregunté esperando su respuesta.
—Está bien, pero regresas a las seis y le dices a tu hermano que te vaya a recoger —dijo sin voltear a verme.
—Gracias mami— dije terminando de comer y parándome para dejar mi plato en el fregadero.
Vi el reloj en la pared, ya iba un poco tarde, tomé mi skate y le di un beso de despedida a mi madre. Salí de la casa y me puse mis auriculares. Me encantaba ir en skate, podía ver todos los árboles y el arte de la ciudad.
...
Llegué al instituto justo a tiempo. Corrí al salón de clases, los demás ya estaban en sus asientos, mi mejor amiga estaba guardando un lugar junto al suyo para mí.
Alison era mi mejor amiga desde cuarto grado. Nos conocimos gracias a que cuando era pequeña hablaba mucho con mis compañeros y la maestra se dio cuenta y decidió cambiarme de lugar para que no conversara tanto, pero eso no funcionó tan bien.
Ella es bastante bonita y amigable, es de esas chicas que te caen bien con solo hablarles. A diferencia mía ella sabe cómo iniciar y seguir una conversación, yo me pierdo luego del: ¿Cómo estás?
—Hola —dijo Alison con una sonrisa en el rostro.
—Hola, ¿cómo estás? —dije mientras tomaba asiento.
—Bien, ¿y tú?
—Bien —respondí mientras sacaba el informe que nos pidieron para la clase de historia.
—¿Te dieron permiso de venir a mi casa? —preguntó sacando unas lapiceras de su estuche.
—Amm, sí —respondí.
—¿Aún no te ha llegado la respuesta cierto? —dijo mientras yo volvía mi mirada hacia ella.
—No, aún no hay nada, empiezo a creer que no me la darán. —Luego de responder solté un pequeño suspiro.
—Tranquila, seguro reciben muchas solicitudes y tal vez no han visto las nuestras, además a mí tampoco me han respondido así que por lo menos estamos juntas en esto —dijo tomándome de la mano en forma de apoyo.
