Deku villano.

Parte 2: Arrepentimiento

En la casa se Izuku

—No imagine que volvería aquí— dijo Izuku con nostalgia.

—Supongo que no tienes llaves

—Apenas pude salir del hospital, agarre unas ropas de una maleta que estaba tirada afuera de la habitación que estaba alado de la mía.

—Me sorprende que hallas podido salir de ahí

—Estuve pensando en maneras de salir de ahí desde que desperté.

—Voy a bajarte un momento voy a abrir la puerta— después de decir esto Dabi bajó con cuidado a Izuku y de una patada abrió la puerta— Apúrate, quiero irme de aquí cuanto antes.

—Si no tardaré— después de unos minutos Izuku salió de su habitación con cuatro libretas y algunas hojas en sus manos— Esto es todo lo que quedo.

—¿Cuántas tenias? Antes de destruir todo.

—Había escrito trece libretas.

—Bueno, algo es algo, supongo. Muy bien, vámonos, súbete a mi espalda— Izuku se subió de nuevo a la espalda de Dabi y después se dirigieron a su siguiente destinó.

En el hospital, Inko lloraba desesperada ya que había leído la libreta de Izuku y mientras que Mitsuki intentaba consolarla, unos policías llegaron a la habitación junto con Katsuki.

—Katsuki, por favor, dime que llegaste a tiempo— dijo Inko con un poco de esperanza.

Katsuki no dijo nada y solo apartó la mirada. Uno de los policías le dió el zapato que habían encontrado a Inko, le dijo que lamentablemente no llegaron a tiempo. Esto hizo que Inko se desmayara del estrés. Al despertar Inko estaba en la cama en donde antes estaba su hijo, Mitsuki y Katsuki estaban sentados a un lado de ella.

—Lo siento, esto fue mi culpa— dijo Katsuki sin voltear a ver a Inko.

Inko lo volteó a ver.

—No tu hiciste lo que pudiste y te agradezco por eso— dijo Inko con una voz débil.

Esto solo hizo que Katsuki se sienta más culpable, él pensaba que no merecía esto. Si tan salo nunca hubiera abandonado a Izuku, nada de esto habría pasado.

—Prometo que me convertiré en héroe y honraré la memoria de De..— Se detuvo Katsuki antes de decir Deku— ...de Izuku— levantó la mirada y vio Inko con una sonrisa, algo que ya había visto muchas veces en All Migth. Ahora entendía que detrás de una sonrisa se puede ocultar mucho dolor.

En un lugar de los barrios bajos de Japón, Dabi e Izuku llegaron una casa que parecía algo abandonada.

Dabi tocó la puerta y un hombre calvo de ojos amarillos abrió la puerta.

—Vengo a traer a alguien que necesita de sus servicios— dijo Dabi.

—No creo que un niño pueda saldar una deuda cómo está— dijo el doctor con desdén mientras veía a Izuku.

—Ya se las arreglará, además este niño es algo inteligente.

El doctor se rascó la barbilla mientras pensaba antes de contestar.

—Solo por ser tú lo voy a dejar quedarse, ayúdame a bajarlo al sótano —dijo el doctor mientras abría la puerta.

Dabi llevo a Izuku a el sótano, que era mucho más grande de lo que era la casa. Las personas que estaban ahí estaban en un estado muy malo y había uno que otro que parecía que no iba a sobrevivir.