15. Lo que pasó II

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Capítulo quince: Lo que pasó.

Parte dos.

—¿Qué haces realmente aquí, anciano?

Mentiría si dijera que aquella pregunta le tomó por sorpresa. No intentaba ocultar nada, menos a ella, solo quería alargar un poco más aquel momento.

Y de pronto la invisible balanza encargada de la situación se inclina a su favor. El sonido de unos pequeños pasos los desconcentra a ambos.

—¿Abuela?

Una pequeña voz se hace notar desde el inicio de las escaleras.

«¿Abuela?» se pregunta el Hargreeves, no supo entender el porqué de aquel escalofrío que sintió recorrer todo su cuerpo.

Una cabellera igual de llamativa como lo fue en su época la de su bonita Josephine no tarda en hacerse presente encima de pequeños pasos rápidos con dirección a los brazos de la abuela, quien, aún sorprendida por la repentina aparición de su nieta, no duda y la recibe en su regazo.

—Tuve una pesadilla—lamenta, ignorando sin intención la presencia de cierta persona.

Dallas, 1960

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Dallas, 1960.

—¿Una pesadilla?—pregunta su amigo y compañero de travesuras.

Luego de haber sido abandonada por Cinco en el apocalipsis fue tomada por dos hombres vestidos de trajes negros perfectamente planchados. Supone que inmediatamente fue dormida debido a que no tiene algún recuerdo de aquel lapso entre el apocalipsis y despertar dentro del callejón entre Commerce & Knox.

—No quiero hablar sobre eso Tommy—pide caminando encogida a su lado por esas ya típicas aceras que conocía.

❛—Estuve en una pesadilla❜ mencionó anteriormente.

Lo primero que hizo al despertar, (desorientada ignorante de su estado), fue estrechar entre sus cortos brazos a su amigo quien lucía preocupado, pues realmente este se hallaba buscándola.

Ah cierto, también se notó dentro de su cuerpo adolescente. No tenía idea de cómo, pero sospechaba que aquella conversación que ocurrió entre el Hargreeves con la extraña mujer tenía algo que ver.

Así es, era consciente de todos los años que vivió junto a su ya no tan querido Cinco. Por lo que era certero afirmar que su consciencia era justa de una mujer de más de cincuenta años.

—Está bien—responde rodando los ojos el pequeño muchacho a su lado.

Por un momento se había perdido en su mente ignorando lo que ocurría a su alrededor.

—¿Cuánto... cuánto tiempo...?—verdaderamente no hallaba la forma correcta de preguntar sin que sonara más extraña de lo que la circunstancia era, pero agradecía a quien fuera que se encontrara arriba el hecho de que Thomas no era lento para comprenderla.

Deteniéndose por un instante, el rubio oculta una mano dentro de los bolsillos de su pantalón corto y posa la otra sobre su frente creando sombra, hace una mueca observando el sol que pegaba con rabia sobre ellos dos y finalmente responde.

—Dos horas.

«¿Qué»

Josephine, paralizada a un lado mantenía sus ojos los más abiertos posibles debido a la sorpresa.

Este sonríe, no entiende su reacción, pero tampoco piensa indagar.

—No te preocupes Roja, guardé los tesoros donde tú sabes. La policía dejó de rondar hace media hora, pero creo que es mejor no andar por aquí en un buen tiempo—retoma a paso calmado la caminata tras informarle a su amiga.

Claro su cabellera tan llamativa no era fácil de olvidar.

❛Roja❜.

Hace bastante tiempo que no escuchaba dicho apodo. Escurridizas lágrimas inician su descenso sobre aquel pálido rostro. Ignoraba la gran falta que le provocaba hasta ahora.

De repente, el ambiente soleado fue extinguido por un paisaje oscuro gracias a una serie de nubes que se encargaron de descargar agua encima de aquel lugar en Dallas.

—¡Vamos Roja!—de un tirón Josephine fue jalada por las conocidas calles hasta llegar a su refugio en el parque: dentro de los juegos infantiles.

El resto del día comieron todo lo que tenían para comer, rieron, saltaron en la tierra húmeda consecuencia de la llovizna, Josephine se permitió respirar por un momento.

Pero durante la noche...

El subconsciente pegaba como alguna especie de tortura, recuerdos sobre su salida de aquel mundo post apocalíptico del cual formó parte durante la mayor parte de su vida.

Sueño de Josephine.

Nuevamente, se encontraba allí, observando atónita a Cinco Hargreeves. Sintiendo como la primera vez lágrimas intentando escapar de sus ojos claros, sientiendo tal como la primera vez aquel vacío que se instalaba en el pecho oprimiéndole, como la primera vez el aire le comenzaba a faltar y al final, nuevamente como la primera vez el simple y frío beso de despedida depositado sobre su frente.

—Estarás bien bonita, yo me encargaré de ello. No te preocupes por mí.

Se fue.

La dejó.

Y lo odia por eso.

Fin del sueño de Josephine.

Se levanta agitada logrando pegarse en la cabeza, posa una mano en su pecho tratando de regular su respiración. Tommy se hallaba cerca durmiendo, pero era un niño de sueño pesado así que no se percató de lo que le pasaba a Josephine.

—Carajo—susurra para sí misma.

Tantas emociones juntas tan presentes. Su mente se había transformado en un torbellino de pensamientos tristes, sin embargo, no era capaz de hablar sobre ello, no debía.

Como sea, la siguiente cuestión no la dejaría en paz por las próximas casi seis décadas.

¿Cómo superaría eso?

¿Cómo superaría eso?

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Dato curioso.

Nuestra querida Josephine nunca en los sesenta y nueve años de su segunda oportunidad en la vida, pudo encontrar la ocasión para desahogarse.

Durante los primeros años de la segunda mitad del siglo veinte era bastante fácil caer encerrado dentro de los famosos hospitales mentales, sin embargo, ella estaba al tanto de su circunstancia, nadie le creería a una niña que presenció en carne propia un mundo post apocalíptico. La tildarían de loca.

Así que guardó todo eso dentro de ella y se acostumbró.

Fecha de publicación enero 9, 2022.

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