13. Lo que pasó I

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Capítulo 13: Lo que pasó.

Parte uno.

El par de amantes, compuesto por Jo y Cinco, decidieron pasar esa tarde disfrutando de una de sus tantas botellas de vino, que con el avance del tiempo habían coleccionado.

—¡Dame un minuto, ya vuelvo!—a pesar de que claramente mejoró su resistencia al alcohol, Jo aún no podía aguantar por mucho tiempo la orina.

Por lo que, risueña deja un sonoro beso en la mejilla de Cinco y se dirige a una parte más alejada para poder atender sus necesidades.

I wah–wah–wah wondersusurra aquel cántico con nostalgia, puesto que aún no olvidaba el primer baile bajo la lluvia junto a aquel viejo gruñón.

Ambos eran dos adolescentes cuando cruzaron miradas por primera vez, aun así, Jo no supo en qué momento aquella insoportable mirada oscura se había transformado en su salvación y razón de existencia. Lo agradecía con creces.

Ya habían transcurrido unos minutos desde que se alejó de Cinco, así que, cumplida su labor, sacudiéndose un poco, se devuelve por donde mismo llegó.

Y de pronto, ese sentimiento de que algo malo estaba por ocurrir la acogió.

Caminó con prisa, y de inmediato supo tras visualizar a una figura alta y elegante, de cabello blanco, que aquel mal presagio se había transformado en un hecho.

—¿Cariño?—pregunta confundida al divisar a su esposo frente a una completa extraña, «que raro» piensa. Le sorprendía encontrar a otra persona con vida aparte de ellos dos. Aun así, en lugar de alegrarse, Jo retrocedió dos pasos hacia atrás.

Aquella mujer le daba mala espina.

Minutos atrás

❛Eliminar la amenaza❜, aquella frase resonó tan fuerte en la cabeza de Cinco, que su primer instinto fue volver a levantar su escopeta en dirección hacia aquella mujer.

Aún no procesaba del todo la información que había recibido de manera tan rápida.

¿La comisión?, ¿Preservación de la continuidad temporal?, que curioso.

—No, no, no lo interpretes mal—le responde con tranquilidad la peliblanca—, no eres una amenaza, eres un recluta—aclara.

Él aún no decía nada, pero bajar lentamente la escopeta fue señal para que su contraria siguiera hablando.

—Vine a ofrecerte un trabajo Número Cinco, te hemos estado observando desde hace tiempo, creemos que tienes gran potencial—todo esto ocurría mientras su querida Jo se encontraba lejos, cosa que agradecía, no quería que presenciara su acto en caso de que tuviera que recurrir a su arma.

Aquella extraña mujer no le inspiraba ni una pizca de buenas intenciones.

—Tus habilidades de supervivencia te han hecho famoso en la sede central—sonríe levemente—, eso y que puedes saltar en el tiempo—comenta esperando una reacción de aquel hombre.

¿Trabajo?, a juzgar por el aspecto de la peliblanca, era lógico deducir que no pertenecía a aquel mundo post apocalíptico, ni siquiera poseía un mínimo rasguño en el traje. Su comentario le tomó por sorpresa, ¿Debería confiar?

—¿Cariño?—y ahí estaba una de las razones más grandes de su supervivencia.

Josephine, quien ya no parecía tener algún porciento de alcohol en su sistema, se encontraba de pie cerca de un estante de libros destruido. Esta lo observaba con evidente confusión.

La de porte elegante no pareció inmutarse ante la repentina aparición de Jo, se quedó observándolos en silencio.

Justo en ese instante, Cinco recordó aquel juramento que se había hecho a sí mismo décadas atrás cuando observaba a Jo dormir en una de sus tantas noches en vela; Siempre iba a priorizar la seguridad de su amada.

—Estás diciendo, ¿Qué podríamos irnos?—se dirige a la extraña mujer, ignorando a su esposa—, ¿Poder regresar?

—A cambio de 5 años de servicio—responde complacida con la reacción de Número Cinco.

—¿Cómo que servicio?, ¿De qué habla?—pregunta Jo entrando en pánico. ¿Por qué Cinco no la miraba?, ¿Por qué no le aclaraba las cosas?

Aun así, decidieron ignorar nuevamente la angustia de aquella mujer de ojos azules.

—Cuando finalice tu contrato, puedes retirarte en el tiempo y lugar que más te guste, con un buen plan de pensiones.

—Si pueden alterar el tiempo, ¿Por qué no impiden que todo esto pase?—observa a su alrededor. Por un segundo posa su mirada en Josephine, quien parecía que en algún punto comenzaría a llorar.

—Temo que eso es algo imposible—responde con simpleza—. Verás, todo esto—levanta sus manos haciendo entender que se refería al apocalipsis—, tenía que pasar—concluye dejando intrigada a Cinco y a Jo.

Ambos esposos se miraron, cada uno con una expresión completamente distinta; Cinco, se encontraba asombrado, sin embargo, su orgullo no le permitió sacarlo a relucir, por lo que su rostro demostraba seriedad. En cambio, nuestra querida Jo con sus ojos tan abiertos como platos y con visible duda, le exigía con la mirada que no cometa una locura.

Cinco, gira su rostro, y nuevamente se dirige a la peliblanca.

—Es una locura, ¡El fin de todo!—exclama.

—Te equivocas—le señala—tan solo es el fin... de algo—sonríe con seguridad, puesto que, ya tenía a Cinco en sus manos.

Y lo analizó. Tendría la oportunidad de poder enmendar su error, devolverle a Jo la vida que debió vivir. Esto ya no era por él, estaba pensando en ella.

Todas esas noches de tristeza y frustración, donde la escuchaba llorar a sus espaldas, todos esos días de cansancio y agotamiento que él mismo le hacía pasar porque no permitiría que ella se quedara atrás y muriera.

Ya Cinco no podía pensar en él sin antes hacerlo en Jo... «Oh Jo, mi bonita mujer» piensa.

Aunque tuviera que hacer el mayor de los sacrificios, colocaría la vida de Jo por encima de todo.

Y de esta forma cerró su trato, creyendo que tal vez ese sentimiento de culpabilidad disminuiría. No obstante, este hizo todo lo contrario cuando lo último que vio, (antes de partir a La Comisión), fue la fría mirada de Jo sobre él, claramente lastimada.

Fecha de publicación octubre 14, 2021

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Fecha de publicación octubre 14, 2021.

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