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Allí estaba otra vez ese lobo. Lo había estado persiguiendo durante mucho tiempo, sin tener algún resultado. Sólo él y su persecución fallida. Pero esta vez era un tanto diferente.

Cuando la luz blanca tomó forma, se encontraba en la orilla de un río rodeado de mucha naturaleza, el río parecía brillar ante la luz del sol y eso lo entretuvo un rato hasta que su nariz percibió un olor que lo hizo caminar a lo largo de este. Fue hasta que lo vio de nuevo, allí estaba ese lobo, con su hermoso dorado de su pelaje que también parecía brillar, sus ojos que resplandecieron en un dorado cuando lo vieron.

Sólo había un inconveniente..., estaba al otro lado del río. 

Intentó caminar para atravesar el río y por fin poderlo tocar, pero como casi siempre, no pasó. El río que era calmo, empezó con una corriente que poco a poco tomó fuerza, de repente el lobo se encontraba más lejos de él, el río se hacía más profundo cuando bajo sus patas sintió la tierra moverse y alzarse, el hermoso sol que resplandecía se vio opacado por espesas nubes que empezaron a exprimir su llanto sobre ellos. El hermoso lobo dorado aulló llamándole, pero no podía llegar donde él. Empezó a sentir una ansiedad inmensa por querer llegar con él, sus patas picaron por saltar, pero el río estaba turbulento y de repente sus patas dejaron de sentir tierra cuando fue golpeado por agua, sus ojos abiertos trataban de enfocar al hermoso lobo, pero no podía y el agua empezaba a fatigarlo. El oxígeno le faltaba y por más que lo intentó, no podía llegar a la superficie, unos ojos dorados fue lo último que pudo ver del hermoso lobo cuando su pecho ardió en impotencia.

Aire, necesitaba oxígeno.

Su garganta ardió y cerró los ojos, sólo fueron segundos cuando sintió presión en su pecho de nuevo. 

Aire.

Sólo eso.

Pero respiraba, entonces... ¿por qué necesitaba aire?

Su pecho estaba siendo presionado y luego sus ojos picaron. 

Estaba respirando. 

Ojos dorados llegaron a su desconcierto y fue cuando sus ojos se abrieron.

Parpadeó varias veces tratando de enfocar su vista, escuchó el suspiro aliviado de alguien a un costado, pero no le prestó atención a eso. Su pecho ya no estaba siendo presionado.

El lobo.

Sus ojos enfocaron un techo algo viejo, se movieron y percibieron unas sillas junto a otros cachivaches, sus ojos lograron ver un rincón que parecía ser una especie de cocina y por último enfocó a la persona a su lado. Ésta le sonreía con una especie de alivio. No entendía nada.

—Estás despierto, muchacho....

La anciana pronuncia. Era una mujer mayor, con muchas arrugas por donde lo vieras. Había un cuenco con agua a un costado de ella y en sus manos sostenía un pañuelo. 

—No sabes lo feliz que me hace —volvió a hablar—, creí que esta vez no lo lograrías... ¡pero sí lo hiciste!

No lo entendía... ¿No lo lograría? ¿ A caso había algo malo con él?

Y cuando quiso moverse, su cuerpo sintió el escozor en algunas partes, bajó su mirada y examinó su cuerpo. Sólo tenía una especie de pantaloncillo corto y su torso estaba cubierto por unas extensas capas de vendas, una de sus piernas también. Otros rasguños estaban a simple vista y ya cicatrizados. 

¿Le pasó algo o por qué se encontraba en ese estado?

Intentó hablar, pero su boca estaba reseca y sólo jadeó en dolor. La anciana de inmediato detuvo cualquier otra acción y le vio con ternura.

Imperfectly Perfect |KookV| (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora