🔸Mi plan para desilucionarte🔸

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Capítulo XVII

(Logan)

¿Por qué está tan empeñada en acercarse cuando solo pretendo alejarla, no entiende que soy un sádico dominante de mierda que solo piensa en hacerle cosas dolorosas a las mujeres. No puedo siquiera pensar en lastimarla, a ella no, se merece algo más que esto. No cambiaré por nada y menos por una chica, me gusta como soy y ella no puede cambiar el hecho de que me excite el dolor ajeno. Sus ojos desafían los míos, busca más allá sabiendo que solo encontrará oscuridad y peligro. Camina al matadero como un manso corderito y no puedo permitirme arruinar su vida, romper su corazón, robar su inocencia y marcar su vida por siempre. Por otro lado no la voy a entregar como una mercancía a cualquier idiota de la organización.

— Si me mostraras al menos un poco quizás te sorprenda mi elección —levanto una ceja y sonrío, ella no tiene idea de nada. Se levanta del asiento dejando a un lado el instrumento y se acerca hasta mi. Levanta la mirada y mira mis labios como hace un momento, hago lo mismo sintiendo mi respiración volverse pesada.
Me quedo quieto viendo su reacción, sus pequeñas y delicadas manos se posan en mi pecho y parándose de puntitas deja un tierno beso en mi mejilla, en mi mandíbula, otro en mi cuello y cierro los ojos tratando de contenerme. La tomo por la nunca estrellando mis labios contra los suyos sin medida. Guió su cuerpo sus pasos hasta la pared más cercana y profundizo el beso. La mano tras ella la dejó en sus caderas mientras la otra la contengo apoyada en la pared.

— Logan por favor  —escucho su susurro que sale más como un gemido— por favor acariciame

— Joder —me quejo y le doy la vuelta para tener su trasero a mi disposición, veo que ella se asusta un poco— No voy a follarte aquí, tranquila, haz lo que te diga, ¿ok?

— Ok —responde agitada

Bajo sus bragas y comienzo a acariciarla lentamente, dejando besos en todo su cuello y pequeñas marcas en lo que se ve de su espalda. Desabrocho mis pantalones y dejo libre mi verga totalmente dura por esta niña. La posicionó entre sus muslos.

— Aprieta las piernas, se sentirá bien —susurro en su oído y cómo una buena chica obedece. Comienzo a moverme sintiendo su sexo y sus muslos apretándome. Suelto algunos gemidos roncos que siempre se escapan ante el placer mientras los suyos son mucho más delicados y desde mi posición notó el sonrojo en sus orejas. Continuó el movimiento cada vez mas rápido y Justo antes de venirme la sostengo en mis brazos cuando explota del placer. Llegó a mi límite unos segundos después y nos quedamos quietos con la respiración agitada.

— Buscaré algo de comer, no te muevas de aquí —cambio de tema y camino a la puerta arreglando mi ropa

— ¿Me dejarás aquí sola? —abre sus hermosos ojos azules un poco asustada mientras acomoda su vestido aún sonrojada

— Solo un momento, serán un par de minutos, no te alejes demasiado del lugar —no la dejo protestar porque salgo de allí. Respiro profundo despejando mi mente y sintiendo mi cuerpo aún agitado por el reciente acto. Voy hasta una tienda a pocos kilómetros y compro algunas cosas para comer, chuches y comida chatarra como le gusta a ella. No tardo más de media hora en regresar, al estacionar la moto el silencio me asusta un poco, llamo pero no me contesta.

Recorro los alrededores y no hay respuestas hasta que me acerco al borde de la escalinata de rocas y la veo a lo lejos caminar por la playa descalza, el aire eleva sus largos cabellos y de repente se detiene frente al mar. Deja sus zapatillas a un lado, mira hacia los lados y me agacho para que no me vea, lentamente deja caer su vestido por sus piernas hasta la arena, bajas sus bragas y siento como se me pone dura la polla y roza contra mis pantalones. Ella da dos pasos al frente y camina hacia el mar completamente desnuda, se sumerge y nada un par de minutos. Siento la tediosa necesidad de ver su cuerpo con total claridad frente a mí, la tarde ya va cayendo y no nos hemos dado cuenta, no sé qué tiempo la he observado divertirse y jugar con las olas hasta que no puedo más.

Bajo lo más rápido que puedo y a unos poco metros me deshago de mi ropa y entro en bóxer al agua, necesito refrescarme para no dañarla en este mismo instante. Mi mente no deja de pensar en lo que le haría, nadie la escucharía si decidiera forzarla, o castigarla por malcriada y desprevenida sabiendo que mis hombres nunca están demasiado lejos y podrían verla, pero veo sus ojos en los míos y se desvanece todo pensamiento horrible que inventa mi cerebro enfermo y pervertido. Su mirada recorre mi torso denudo y ella se cubre los pechos con las manos y su cabello, se acerca un poco sin saber que la palabra peligro la llevo escrita en el pecho que tanto admira.

— Tardaste más de lo que pensé —su delicada voz intentando ser ruda me da algo de gracia

— Solo tardé media hora, llegue desde hace tiempo —confieso y veo sus mejillas sonrojarse y mi amigo aquí abajo palpita con fuerza mientras me mantengo serio.

— Ya es un poco tarde, mejor salgo del agua —comenta y me mira esperando que diga algo y solo me giro de espaldas a la orilla para que salga y se vista, miro de refilón como sube sus bragas y ella lo nota

— ¡No mires! —grita y río

— Tampoco es como si me provocaras una erección —finjo susurrar, "Sí lo haces"

— Imbécil —dice bajo y sonrío

— Te escuché —levanto la voz de manera burlona

— Tampoco es como si me preocupara —utiliza mis palabras y río bajo, la verdad es que a su lado siempre me divierto de alguna manera.

Me giro notando que ya se cambió y salgo lentamente con el agua de mar recorriendo mi cuerpo y sintiendo como su mirada me come disimuladamente. Debo aceptar que aumenta mi ego y me siento alagado ante su perseverancia. Cenamos con las compras que hice mientras escuchaba sus historias que me hacían reír, hace mucho no lo hacía. Nos sentamos a observar las estrellas en el césped del jardín y en un instante reinó el silencio dando paso a la sinceridad pacífica que nos caracteriza a ambos.

— ¿Por qué te enamoraste de mí? —pregunto y sé que puede sonar algo arrogante pero soy así

— ¿Te digo algo? —no me mira— No tengo idea, siempre has sido tú, has estado ahí y sentí que me protegías siempre, aún cuando ella tuvo que irse —la miro con detenimiento y veo su perfil delicado y hermoso.

— Yo no puedo amar, no quiero, no necesito cosas así en mi vida —hablo sincero— No puedo amarte

— ¿Cómo puedes saber eso? —pregunta y me mira fijo desafiante— Al menos me deseas y eso ya es un paso de avance —confiesa descaradamente

— Eres tan perseverante pequeña —acaricio su rostro y cierra los ojos ante mi acto, esa imagen se queda grabada en mi cabeza— No entiendes que siento deseos de destruirte la jodida vida cada segundo que pasa —confieso y ella abre los ojos

— Sonará masoquista y jodidamente destructivo pero quizás no me interesa que me jodas la vida, tal vez puedo ser capaz de reconstruirme varias veces —me sorprenden sus palabras

— ¿Y el día que no tengas fuerzas para hacerlo?

— Me iré —confiesa con algunas lágrimas amenazando con salir de sus ojos

Entonces me doy cuenta que ella es diferente, más de lo que pensaba, ya no es una niña, es una maravillosa mujer. Cree en mí aún cuando me digo que soy un asco de ser humano. Ella ve y ama a la jodida bestia pero sin saber de lo que es capaz. Si se lo muestro, entonces se irá en algún momento. Debo alejarla de mí cueste lo que cueste, aunque deba romper su corazón mil y una vez. Haré que viva lejos de mi oscuridad y mis malos pensamientos. Volvería el mundo en mi propio infierno solo para que mi pequeño ángel vuele lejos de estas llamas.



Este es corto amores pero en seguida público el siguiente.☺️

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"Enamorando a un mafioso" {Trilogía: Corazones malheridos} Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora