Necesito ayudarlo

1.7K 120 18
                                    

Capítulo XXXV

Cuando todo parece comenzar a ir bien, está el destino para decirte en tu cara quién es el que manda. La lluvia era inevitable y nos cayó justo encima cuando estábamos a pocos kilometros de la ciudad.

¡Nota mental: no ir nuevamente a una feria en el fin del mundo!

Aprieto mis ojos y sintiendo el frío que me provoca la lluvia y el viento, veo como va bajando la velocidad. Abro mis ojos y veo la casa de la playa, una vez más en este lugar. Logan corre sosteniendo mi mano hasta que entramos. Abre con una de sus llaves y al entrar noto que todo está muy diferente. Han remodelado la casa de muchas maneras, pero la calefacción en un tiempo como este hace mucha falta.

- Puedes enfermar, quítate esa ropa -ordena sin mirar mi reacción de confusión y negatividad

- No, estoy bien así -amenazadoramente se acerca hasta pegar su cuerpo al mío y mirarme a los ojos

- Estoy evitando que enfermes, no me desobedezcas, por favor -lo pide en un susurro casi rogando.

Los nervios me atacan y cuando él se da la vuelta para subir las ahora modernas escaleras, quito mi chaqueta y mi vestido, me quedo en ropa interior y me abrazó a mi misma después de retirar mis zapatos.

El desciende hacia aquí y me entrega una manta color crema, sin dejar de mirar descaradamente mi cuerpo. Me avergüenzo y me cubro. Veo como se quita su ropa y queda...

- ¡Ho por Dios! -me doy la vuelta rápido

- Sucede algo -escucho que pregunta junto a una sonrisa burlona que noto al mirarlo de reojo

- ¿Te has quedado desnudo? -mis mejillas se calientan

- Por supuesto, no quiero enfermar -solo cuando escucho que está tratando de prender la chimenea, me doy vuelta y lo veo cubierto con una manta azul.

El cálido ambiente no se hace esperar una vez que está prendido el fuego, se siente demasiado bien. Afuera continúa lloviendo demasiado para irnos.
Sentados frente al calor, separados por al menos un metro.

- ¿Por qué te dejaron sola? -pregunta de repente

- Baby tenía que hacer...algo

- La semana entrante es tu fiesta de compromiso -me recuerda

- Si, lo recuerdo, no necesito que me eches en cara que pronto seré una más de esas esposas que solo valen para tener hijos y adornar la casa -confieso

- Eres demasiado inteligente para tener ese destino -puedo sentir su mirada sobre mí

- No tengo otra opción, la abuela decía que marcar la diferencia era desición propia de cada ser humano, pero como hacerlo siendo mujer y con un destino detestable -lo miro del mismo modo con mis ojos inquietos por las ganas de llorar y desahogar todo esto que estoy sintiendo por dentro

- Nunca dejaré que nada malo te suceda, lo sabes, eres.... -lo interrumpo

- ¿Soy como tú hermana pequeña? -sonrío amargamente

-....eres como ese maldito pensamiento que no puedo sacar de mi cabeza y tampoco tengo intenciones de hacerlo -mis mejillas se tornan rojas, no sé si por el calor o el tono en el que me acaba de confesar que no deja de pensar en mí.

- Desearía tanto creerte pero...

- No quiero que lo hagas, no soy lo que necesitas y no puedo serlo, estoy enfermo y antes de que lo notes debo alejarme -mira sus pies

- No lo estás, solo.... necesitas a alguien que te ayude a superar eso que tanto te atormenta

- No entiendes ¿Verdad?

- Entonces ayudame a entender porque...quiero ayudarte -cuando menos me doy cuenta estoy tan cerca de él que puedo sentir el cabello de su recortada barba entre mis manos al acariciar su piel, su rostro, su cabello.

No me da tiempo a reaccionar cuando ya se encuentra besando mis labios con una pasión inexplicable que eriza mi piel y pone revueltas a mis hormonas. Lo deseo, lo sabe, no hago ningún esfuerzo por negarlo y menos cuando me carga entre sus brazos y me lleva semi desnuda a la habitación de arriba. No noto el estilo de la habitación hasta que abro mis ojos y lo veo esposar mis manos a cada lado de la cama.

- ¿Confías en mí? -pregunta y asiento varias veces

Toma una cinta color negra y venda mis ojos con cuidado, siento algo suave y con pelitos recorrer todo mi cuerpo erizando cada uno de mis poros. Azota mi cuerpo con eso y se siente bien, es algo suave, sus manos tocan ese punto entre mis piernas y me hace gemir por el nuevo placer que me proporciona.
Grito al sentir como se une en mi sexo sin previo aviso provocando un ligero dolor por la rapidez, pero al instante me humedezco al sentir sus movimientos dominar mi cuerpo cada vez más.

¡Joder se siente demasiado bien!

Cada embestidas es certera, presida, logrando encorvar mi espalda por la desesperación del placer.

- Voy a hacerte sentir que eres mía, todos tus orgasmos y gemidos me perteneces -besa mis labios salvaje- deja que sea tu dueño, deja que te haga experimentar nuevas sensaciones -otra estocada y grito al sentir mi cuerpo estallar al alcanzar el clímax

Segundos después el se descarga dentro de mi cuerpo, encargándose de que sienta cada uno de sus espasmos y su cuerpo caer a mi lado. Retira la cinta de mis ojos y quita las esposas. Me acuna entre sus brazos y por primera vez en muchos días me siento bien, completa, no pienso en tantas cosas malas, solo en lo que acaba de decir. Sintiendo esa necesidad de salvarlo.
¿Por qué cree que está enfermo?
No debo pero quiero saber más, lo necesito.



Disculpen la tardanza, prometo actualizar el próximo mañana. Besos😘
Los leo, sus comentarios me inspiran, no me abandonen ni a mí ni a Logan, ni a Ángela porfa.
Los queremos🥰

"Enamorando a un mafioso" {Trilogía: Corazones malheridos} Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora