Capítulo 31: Tormenta

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Pov Calle:

Desperté al girar y sentir como el lado vacío de la cama calaba mi sistema con su frío. Mi cuerpo se tensó al no sentir a Poché junto a mí, por lo que me incorporé observando toda la habitación del hotel en busca de su melena pelinegra, de su sonrisa, de su mirada...

Agudicé mi oído para comprobar si estaba cantando, como lo hacía todas las mañanas, en el baño, pero no, el silencio reinaba en esas cuatro paredes.

María José no estaba aquí.

Iba a agarrar el celular de la mesita de noche para llamarla, pero un papel blanco cuidadosamente doblado llamó toda mi atención. Suspiré y con un ligero temblor por imaginar lo que se avecinaba, tomé el papel y lo desdoble con algo de dificultad.

Para el amor de mi vida:

Espero que algún día me perdones, que nos podamos volver a ver, que nos podamos volver a probar...espero que algún día nos podamos volver a amar, aunque yo nunca deje de hacerlo .
Perdóname por dejarte así pero nunca me perdonaría que te pasase algo.

Te ama, María José.

Con rabia arrugué el papel entre mis dedos y lo lancé a alguna parte de la habitación, las lágrimas empezaron a salir sin permiso.

¿Tan fácil se acaba todo?

¿Tanto duele el amor?

¿Tanto me jodió esa pelinegra de ojos aceitunas para que ahora no pueda imaginarme una vida sin ella?

¿Tan frágil me hizo?

¿Tan rápido odias el amor?

¿Tan rápido te arrepientes de haberte enamorado?

Quizás el destino tenía poca tinta para escribir una historia como la nuestra, con tantas vivencias, que decidió dejar nuestras hojas en blanco, dos corazones rotos, miles de lágrimas y un libro sin final.

Fue en ese momento en el que entendí la frase que me repitieron una y otra vez durante toda mi vida, de la cual me arrepiento por no prestarle atención...
Cuida lo que amas porque los recuerdos no se pueden abrazar.

Nuestro amor pasó a ser parte del pasado, de un recuerdo que no se puede tocar, de algo que solo se podrá recordar...de algo que estará presente cuando ambas cerremos los ojos antes de dormir y nuestras mentes divaguen haciéndonos encoger nuestro corazón.

Nuestro amor se quedó ahí, como un algo inconcluso que lleva la marena a la deriva, con dos corazones con todas las esperanzas puestas en encontrarse, pero con heridas que no sanan ni la sal del mar y que escuecen a su contacto.

C- Eres una maldita zorra- grité mientras mis nudillos se volvían blanco por la fuerza con la que apretaba las sábanas.

Un gemido desgarrador salió de mi interior acompañado de más lágrimas.

C- Me enseñastes a amarte y yo ahora mismo necesito odiarte, necesito dejar de sentir este ardor en mi pecho cuando pienso en tí, necesito arrancarte de mi corazón aunque eso implique arrancármelo entero, necesito dejar de amarte joder- sollocé- eres una estúpida imbécil que me tiene locamente enamorada- hablé con voz entrecortada mientras lloraba desconsolada en aquella habitación.

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Holaa❤️❤️ cómo andan??

Espero que os guste el capítulo ☺️☺️

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❤️ GRACIAS ❤️

El arte de ser incomprendida (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora