diez

482 61 11
                                        

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


















— Está es tu última oportunidad — dijo Monroe — Deja la manada de Scott McCall y te dejaré en paz, para siempre.

Lena la observó unos segundos para luego sostenerse de la pared y ponerse de pie, una vez frente a frente, Lena habló. — Tú no sólo me pides que deje la manada así como así, quieres que haga algo a cambio, ¿ o me equivocó?

— Quisiera que me traigas la cabeza de Scott McCall pero sé que no lo harás, sé que aprecias a ese monstruo, así que no me dejas otra opción que matarte a ti también.

—Él no es un monstruo, ninguno de lo que has matado lo era.

—Tu hermano lo era y por eso lo mataste, ¿acaso no lo recuerdas?

— No meta a mi hermano en esto. Él no era un monstruo, lo maté porque creí que lo era pero nunca le di la oportunidad de enseñarme lo contrario porque hice lo mismo que usted esta haciendo. Lo maté porque tenía miedo y porque me habían enseñado que los hombres lobo eran malos pero estaban equivocados, usted está equivocada.

— Se nota que aún sigues siendo una niña. ¿Cómo puedes seguir defendiendolos? ¡Ellos mataron a Allison!

— ¡Suficiente! — soltó Lena, tomando a Monroe por el cuello y empujándola contra la pared —  No trate de convencerme de matar a mis amigos con hechos del pasado, Srta. Monroe. No sabe con quién se está metiendo, juro que sí usted le hace algo a mis amigos, la mataré.

— Podría matarte en estos momentos, pero no lo haré — Lena rió ante el comentario — Sigue riendo, me gustaría ver esa sonrisa cuando mate a todos los que quieres incluso a los humanos que quieran defenderlos. Soy inevitable, esta guerra es inevitable, todos van a pagar por lo que hicieron.

—Amenace todo lo que quiera pero recuerde que tengo sangre en mis manos y no tengo miedo de seguir manchandolas — Lena observó a los ojos de Monroe por unos segundos para luego soltarla y dejarla allí, sosteniendo su cuello con sus manos.

                                    ***


— ¿Stiles? — dijo ella, al atender su teléfono que no paraba de sonar en medio de la madrugada— ¿Qué haces llamando a esta hora?

— Len, son las siete de la mañana allí en Francia — contestó él con normalidad — Pensé que ya estarías despierta, por eso te he llamado.

— Las siete...sí — dijo algo adormilada mientras observaba el reloj junto a ella — Pero son casi las dos de la madrugada allí, ¿por qué no estás durmiendo?

— Porque te extraño — confesó — Extraño verte, extraño tu aroma, tu sonrisa...la forma en la que te gusta estar entre mis brazos y lo bien que encajas...

— Stiles, yo también te extraño. No es lo mismo sin ti, ¿sabes? Necesito que estés conmigo, dándome apoyo y ayudándome a luchar contra mí propia mente..

The Hunter's Eyes (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora