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– ¡Como mierda dejaron que Kim se escapara nuevamente!–un hombre de traje gritaba en la oficina de la estación, los detectives estaban con la cabeza baja y escuchando el regaño que no tenía número por perder aquí, ya habían perdido la cuenta de ello– ¡Lo tenías Kim! ¡Lo tenías!– la castaña mordió el interior de su mejilla harta de escuchar al regordete de jefe que tenía.

–Señor– Soobin suspiro hablando por primera vez– no sabíamos que era una trampa, mucho menos que mi compañera estaba rodeada.

– ¡Me importa un carajo que estaban rodeados!– tiro con fuerza los papeles en sus manos y se dejó caer frustrado y cansado en su asiento de cuero verde– estoy cansado de este jodido caso, hablo por ustedes cada vez que mi superior pregunta por él, pero ya no puedo seguir así.

Ambos chicos inmediatamente levantaron sus cabezas y se miraron.

– ¿Qué quiere decir jefe?– pregunto la chica temerosa.

–Quiero que dejen las placas y arma de reglamento en mi escritorio, están suspendidos del caso Kim.

– ¡No puede hacernos esto!– de inmediato se quejó con furia la chica– ¡He tenido este maldito caso tres años y no pienso dejarlo!

–Pues tienes que dejarlo Kim, así como tú me tienes como jefe yo tengo uno igual, y ya no te quiere al frente.

La chica respiro aceleradamente y pateo la papelera cerca del escritorio, tanto trabajo, tantas noches en vela, tantas cosas para que la sacaran del caso.

–Bien– dijo con rabia y saco todo tirándolo frente su jefe– tendrán mi maldita placa, pero no mi esfuerzo y póngame la maldita multa de una vez.

Dejando a ambos con el ceño fruncido salió al pasillo ganándose las miradas de varios quien ya sabía que pasaba gracias a los gritos, con una mirada oscura y las manos temblando de la impotencia abrió su oficina compartida con el cabello ceniza, tomo los documentos donde tenía todo de Kim Seokjin y sin miedo lo saco bajo la atenta mirada de los curiosos, su compañero y su jefe.

Tomo la papelera lanzando los papeles y sacando de su bolsillo un encendedor, su jefe trato de impedirlo pero Soobin fue más rápido y cerró la puerta con seguro.

–Puedes salir si quieres– dijo la chica mientras observaba los documentos en llamas.

–Estamos juntos en esto– dijo simple cruzándose de brazos.

...

Con cansancio cerró la puerta de su pequeño departamento, las luces estaban apagadas y no le importó caminar a ciegas hasta su habitación.

Había pasado toda la jodida noche junto a Soobin en una celda por desacato, poco le importo dañar las pruebas y archivos de posibles pistas con Kim. Quitando su chaqueta entro a su habitación y suspiro cansada de todo, ahora haría papeleo.

Jodida mierda.

Antes de entrar al baño sus ojos se abrieron a tope cuando dos brazos tomaron su cintura con posesión y fuerza, intento zafarse pero no pudo ya que fue aprisionada.

– ¿Quién mierda eres?– dijo entre dientes mientras sentía la respiración detrás en su nuca.

– ¿Ya no me reconoces, Tom?– sus sangre se helo cuando escucho esa voz sensual, el imbécil estaba detrás– ¿No te emociona verme después del trabajo?

–Quítate maldito infeliz– caminando de espaldas lo hizo chocar contra la pared ganándose un jadeo por su parte– por tu culpa me sacaron del caso.

– ¿Mía?– frunció el ceño y después se quejó al caer de golpe contra el piso. La princesa lo tumbo–Yo no te hice nada primor– sus manos fueron tomadas y puestas encima de su cabeza, sonrió de lado– esta posición me deja mucho que pensar.

–Cállate antes de que te saque los dientes, idiota– los dos forcejearon y ella ahora estaba debajo – quítate... ¿Por qué mierda estas en mi casa?– intento tumbarlo nuevamente pero este tenía más fuerza– te voy...

– ¿A qué?– sonrió de lado– ¿A encarcelar?– bufo– encarcélame en esta habitación, ¿Esposar y llamar a una unidad?, bien espósame allí en tu cama– esta lo tumbo de nuevo al suelo y se montó sobre el chico– si antes te veías endemoniadamente poderosa y sexy con un arma, ahora creo que encima de mi eres una diosa.

Suny cansada llevo a su mano al cuello del pelinegro y estiro la otra tratando de buscar el arma que siempre tenía de repuesto, sorpresa fue que no la encontró, el hombre debajo de ella reía.

– ¿Qué te da risa, imbécil?

–Que creías que entraría aquí y no revisaría, nena soy el jodido Kim Seokjin– aprovecho la distracción y la tumbo de vuelta quedado ya acorralados en una de las esquinas de la cama– lamento que perdieras tu caso, la verdad me gustaba que me corretearas y vigilaras... mmm ¿Me viste desnudo?

– ¡Quítate de encima!– grito harta con las mejillas rojas.

–No– negó con una sonrisa y se acercó a su cuello oliendo el sencillo perfume– sabes aunque lamento que te quitaran el caso y todo lo demás que me importa una jodida mierda; me alegra que no tengas más ese peso.

– ¿Por qué?– dijo entre dientes mientras intentaba alejar al hombre, estaba muy cerca.

–Porque tengo la libertad de hacer lo que tanto quería– dijo mirándolo a los ojos.

Y la beso.            

            

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Mulán ⛩️Kim Seokjin⛩️©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora