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— ¿Y esa cara?— Soobin frunció el ceño al ver a su compañera de mal humor. — ¿Sigues enojada por cómo nos sacaron del caso?

—A parte de eso, el imbécil apareció en mi casa anoche.

— ¡¿Qué?!— grito levantándose de la silla, se encontraban en un café sentados fuera y aquel grito llamo la atención de varios.

—Cállate y siéntate, Choi— dijo entre dientes señalando con la barbilla el asiento, este aun impactado por lo dicho se sentó sin quitarle los ojos de encima— anoche, después de liberarme fui a casa, él estaba allí y me esposo por tres horas a la cama mientras el miraba mis cosas, para colmo ceno delante de mí y yo no podía borrarle la maldita sonrisa.

Soobin quien escuchaba atento no podía creer lo que aquel delincuente había hecho; sabía que cuando el equipo de ellos se encontraban y el veía a la teniente Kim le encantaba molestarla a tal punto que llego a dispararle tres veces, es que el tipo era masoquista.

—Esta demente— dijo para sí mismo pero la castaña asintió a sus palabras, un café fue dejado en la mesa y procedieron a tomarlo—creo que tiene un serio problema de obsesión contigo, ¿Qué harás? Según escuche del capitán un nuevo grupo tratara de capturarlo.

—Que rápidos son en esa mierda para tratar de capturar, pero que ineficientes son al proceder— bufo dando el primer sorbo— en fin espero fallen y los boten— sonrió y el chico negó llevando el café humeante a su boca— aja... ¿Para qué me citaste tan temprano?

—Bueno...— rasco su nuca— sé que nos sacaron del caso Kim, obviamente no tenemos derecho y libertad de algunas cosas por la suspensión— ella asintió— pues... pensé que como solo tenemos el puto papeleo que no haremos obviamente, podemos investigar por mi cuenta.

— ¿Cómo así?

—Tengo a un colega dentro que nos puede brindar todo acerca de lo que encuentren, a parte puede hacer algo que tal vez ponga nuestras vidas en riesgo... pero es la única forma de atrapar al tipo masoquista.

Suny lo pensó por unos minutos, sabía que ahora ellos estaban suspendidos del caso y no podían involucrarse para nada. Pero, la satisfacción de verlo tras las rejas no se le quitaba y más cuando el muy bastardo la esposo en la noche.

— ¿Qué tienes en mente?

El chico de cabellos cenizas sonrió, amaba su trabajo y le gustaba trabajar con la chica frente a él. Sabía que Suny no era cobarde y así fuer la misión más peligrosa ella no lo dejaría solo.

Por algo eran compañeros.

—Veras, necesitamos reconocimiento de campo— saco su celular y le enseño algunas fotos de una mansión y grandes pasillos— e infiltrados.

— ¿Cómo lo conseguiremos?—pregunto— ¿Dónde es esto?

—Esta es la mansión de Kim Seokjin a las afueras de Seúl— ella abrió sus ojos mirando al chico que no borraba su sonrisa—ese es el reconocimiento de campo, y ahora tu y yo somos parte de la seguridad de ella.

— ¿Qué?

—Que tú y yo seremos los infiltrados.

...

La música del piano sonaba por toda la casa, era alta y sabían que aquella chica de cabellos castaños tocaba con rabia aquellas teclas.

—Sigue encerrada señor—informó un joven en traje.

—Otra rabieta, lo normal cuando no le dan lo que quiere— bufo el chico pelinegro revisando algunos papeles— deja que se le pase, si sale vendrá a mi oficina.

El hombre solo asintió e hizo una reverencia pero antes de salir la puerta fue abierta bruscamente y una joven delgada de piel pálida, cabello largo y castaño con algunos reflejos entro de golpe.

— ¿Qué paso ahora, YangMí?

—Saliste anoche, regresaste esta mañana y los noticieros están a tope con la noticia de que casi te atrapan. Eso paso Seokjin.

—Nada del otro mundo, sabes que siempre dicen lo mismo— se encogió de hombros terminando de firmar para mirarla ahora— ¿Eso es lo que te preocupa?

— ¿Ella trato de arrestarte nuevamente, verdad?— dijo con voz dulce, el pelinegro solo se recostó más de su silla blanca. Sabía que aquella chica delante de él estaba enamorada, lástima que el no, solo tenía ojos para su teniente, alias Tom.

YangMí literalmente solo era dulce con él, los que Vivian allí sabían que aquella chica era la pesadilla de algunos. Ella solo estaba allí porque su padre como última petición se lo pidió al pelinegro ¿Cómo negarle eso al hombre que lo ayudo?, lástima que la carita de ángel no era lo mismo a su personalidad.

—Obvio— dijo sonriendo de lado a lo que la castaña camino sentándose en la silla del frente—es la teniente, detective y policía que quiere encerrarme. Pero ya no me preocupo.

— ¿Por qué?

—La suspendieron, eso quiere decir que habrán bastardos detrás de mí— abulto sus labios y llevo ambas manos a su cara haciendo un llanto falso— más trabajo de guerra.

—Entonces... ¿Ella no es un obstáculo?— negó— bien, deshazte de ella. 

 

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Mulán ⛩️Kim Seokjin⛩️©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora