Amor a profundidades [katsudeku]

((capítulo 26 )) Te amo

—¿Kacchan? ¿Eres tu?.

— ¡¿Deku?!

Una ligera capa de luz se colaba por las grietas de  aquella cueva, estaba anocheciendo, había sido un largó día en busca de su destinado, pero al fin lo tenía frente a el, y no lo dejaría irse nuevamente.

— Kacchan ... — nombró formando una sonrisa en su rostro, de sus jades aún brotaban pequeñas gotas saladas, pero ahora eran lágrimas distintas, estaba feliz.

Katsuki tenía sus ojos bien abiertos, ¿Cómo lo pudo encontrar?, Había elegido el lugar mas lejano que se le pudo ocurrir, miro con miedo a izuku, no quería saber la razón de su busqueda, ¿Lo terminaría? ¿Lo ofendería? ¿Le diría lo idiota que había Sido?, Aunque sabía lo que había hecho y lo tenía más que merecido, pero el escuchar aquellas palabras provenir del amor de su vida... Sin duda le dolería.

Pero sus miedos crecieron aún más al ver a aquel tritón  acercarse  hasta el con una linda sonrisa y sus brazos bien abiertos... No

"¿Por qué no te odia?, Lo tomaste a la fuerza "

                      No, no era así

" Mira sus ojos, cargan la decepción por tí "

                No.. por favor... Deku alejate de mi

Sus ojos rojos se llenaban de lágrimas, sus pensamientos lo atormentaban, su cabeza se llenaba de inseguridad, era un ser repugnante.

observaba en camara lenta como el pecoso se aproximaba hasta el, con esa Expresion tan alegre y relajada y el inigualable brillo en sus grandes ojos verdes.

     "¡No quiero que me odies!"

— N-no por favor de-izuku, alejate. — recorrió su cuerpo hacia atrás pegando con una superficie fría, era el final de la cueva.— "mierda" — penso agachando la cabeza en sumisión.

                   "  te aborrece "

"No quiero eso "

"¿Si no lo querias, por qué lo hiciste?"

"¿Eh?"

Sus pensamientos fueron interrumpidos por varios sollozos y Quejidos, alzo levemente su vista hasta la persona que los emitía.

Su corazón se estrujó con la escena, su amado novio tenía ambas manos en sus mejillas de las que escurrían lágrimas lastimeras.

— ¿I-izuku? — pregunto bakugo sin dejar de sentir aquella incomodidad en su pecho.

— ¿N-no fui suficiente? — hablo con voz bajita, casi inuadible para el receptor — ¿Te dio asco? — detuvo su labor y encaro a su destinado, sus ojos se encontraban rojos y un poco hinchados por el llanto, lo miraba con tristeza — ¿Lo odiaste? —  sintió el crujir de su corazón y un horrible ardor surgió en la muñeca donde se encontraba su brazalete.