Louis tenía solo 22 años cuando tuvo el accidente que cambiaría su vida para siempre.
Como alguien que había jugado fútsal todos los jueves por la noche durante casi toda su vida adulta, Louis se sentía como en casa en el campo. Había estado jugando el hermoso juego desde que era un niño pequeño y, aunque quizás no era el jugador más fuerte, era dedicado, rápido y tenía un conocimiento del deporte a diferencia de los otros miembros de su equipo. Fue capitán del equipo en la escuela secundaria, vicecapitán de su equipo de fútsal, y realmente nunca pensó que dejaría de jugar.
Es casi irónico para él, de verdad, que lo que tanto amaba terminara siendo lo que más lo lastimó. Se rompió el tobillo dos veces, se fracturó el peroné cuatro veces e incluso había vomitado en el campo una o dos veces por agotamiento y deshidratación.
Todo eso parece relativamente insignificante ahora dado que todas esas lesiones, aunque se sintieron monumentales en ese momento, básicamente no fueron nada. Ninguno de ellos alteró su vida, ninguno duró más de unas pocas semanas, y pudo volver a la cancha como si nada hubiera pasado.
Hasta el día en que trató de taclear a un jugador del otro equipo, tropezó y cayó más fuerte de lo que se había caído antes, y nunca volvió a levantarse.
No, definitivamente no vió que eso sucediera.
Fue trasladado de urgencia al hospital e inmediatamente lo llevaron a cirugía, pero no puede recordar nada de eso. No puede recordar nada después del accidente, excepto el estar tirado en el césped y tratando de pararse, solo para darse cuenta de que no podía pararse, y no porque tuviera demasiado dolor.
Literalmente, físicamente no podía.
Después de eso, todo está borroso. Recuerda estar en el hospital, acostado en una cama que era demasiado pequeña, en una sala que era demasiado ruidosa. Recuerda que todos le hablaban como si fuera un niño otra vez, pero no pudo sacar sus pensamientos o pedir ayuda o alivio del dolor ni nada porque no podía hablar, o no quería. Todavía no está seguro de cuál de los dos fue.
Porque cuando el médico entró y le contó a Louis lo que había sucedido y lo que podía esperar de sus lesiones, casi había querido terminar con todo en ese momento.
Paralizado.
En concreto, la rotura del cuello le impedía utilizar las piernas, el torso, los brazos y las manos. Ya no podría caminar, correr, ponerse de pie, bailar o jugar al fútbol, ni podría hacer... bueno, en ese momento parecía que nunca más podría hacer nada. Iba a tener que usar una silla de ruedas, someterse a un extenso tratamiento y fisioterapia, y tenía que someterse a varias operaciones antes de que se le permitiera volver a casa.
Harry estaba allí, por supuesto, y su madre también, así como el resto de su familia y sus mejores amigos, que entraban y salían y venían a visitarlo cuando podían. Todos querían verlo y hablar con él, pero cuando lo hacían todo era igual. Decían su nombre, inclinaban la cabeza hacia un lado y preguntaban "¿cómo te encuentras?" y eso lo volvía jodidamente loco.
No quería que lo compadecieran ni que lo mimaran, carajo. Quería que le dijeran que iba a estar bien, que todo esto era una extraña y jodida broma y que se iba a despertar al día siguiente como si nada. Esta no era su vida, no podía ser su vida; este accidente era el tipo de cosas que le ocurren a otras personas, pero no a personas como él.
Pero eso no sucedió.
Louis nunca, jamás, olvidará la forma en que Harry lloró aquel día. Nunca lo admitirá, ni por todo el dinero del mundo, pero se quedó allí fingiendo estar dormido, con los nervios y la culpa y otras mil emociones agotadoras filtrándose por él como si fueran veneno, mientras Harry se sentaba en el otro lado de la sala y lloraba en los brazos de Lottie durante lo que parecieron horas. Y él no había dicho nada, no había ofrecido ningún tipo de consuelo, porque ¿qué consuelo podía ofrecer cuando él era la razón por la que Harry estaba llorando así en primer lugar?.
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Hasta nuestros pies descalzos.L.S.(traducción)
Ficção AdolescenteRomperse el cuello y quedarse en una silla de ruedas por el resto de su vida nunca fue parte del plan a largo plazo de Louis Tomlinson. No, iba a triunfar en su carrera, casarse con el hombre de sus sueños y vivir su mejor vida todos los días. Es de...