𝐈𝐕

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Timothée Chalamet

Estaba tranquilamente desayunando una tostada con mermelada de piña, pensando en todo lo que había estado pasando estos últimos días. Me encontraba en la barra de la cocina hasta que me empezó a vibrar el teléfono en el bolsillo, con varios mensajes de Mara. ¿Para qué me escribe?

Eres tremendo idiota.

¿Por qué no maduras de una vez, Timothée?

Dile a tu noviecita que no se vuelva a meter conmigo o las paga.

¿Tanta atención necesitas?

Eres estúpido y patético.

¿Ahora que?

Pregúntale a tu teñida.

No es teñida, es natural.

Tome mi gorra y salí casi corriendo de mi casa para llegar a la tienda de discos, necesitaba que estuviese abierta y para mi suerte lo estaba. Entre haciendo que sonara la campana y ella volteo bruscamente, tenia unos pantalones azules oscuros con lunares blancos junto a una blusa negra de cuadros grises y encima una jacket de cuero negra, tenía su cabello recogido en un moño con un lazo azul. Estaba acomodando discos hasta que hicimos contacto visual, ella me sonrió mostrándome un hoyuelo. Cuando ella se acerco más a mi pude notar un poco rojos sus dedos, así que antes de que ella dijera algo tome sus dedos para mirar con más detenimiento lo rojizo, sus dedos eran demasiado suaves como la porcelana.

—¿Que sucedió? —Dije mirando detenidamente sus manos. —Mara me llamo exasperada. ¿Qué fue lo que paso?

—Nada que ella no quisiera que pasara. —Dijo ella volteándose y caminando hasta el mostrador. —Tengo algo para mostrarte, ven acá.

—¿Qué fue lo que se hicieron? —Dije caminando detrás de ella. —Por favor dime, Ginny.

Ella tomo un largo suspiro y volteo de golpe. —En ningún momento estuve a solas, Timothée. —Dijo ella mientras se subía a la silla del mostrador.

—Explícate. —Dije acercándome a la tienda de discos.

—Ayer no iba a ir a donde ningún abuelo, realmente que no conozco a ningún familiar de mi familia materna que vive en Panamá, pero si iba a ir a un supermercado, pero después de salir de ahí habían dos chicas afuera mirándome muy mal, pero cuando pase al frente de ellas para irme a mi casa empezaron a insultarme y decir cosas que para mí y mi familia son muy íntimas, pensaba ignorarlas tenía un buen humor, pero dijeron algo que me hizo reventar. —Me dio una mirada seria. —Pero no creas que mis manos son por haberlas golpeado o algo peor, yo jamás me atrevería a manchar mis manos tocando a otra mujer agresivamente, solamente la seguí y le reventé los vidrios del auto.

Yo me limite a sonreírle tranquilamente, mientras ella igual lo hacía.

—Te quería invitar a una fiesta, si puedes obviamente, es como a las ocho, puedes invitar a quien quieras.

—Claro, es solo que... mi mamá es demasiado protectora así que le gustaría saber con quién iré. —Dije rascándome la nuca.

—Tranquilo, puedo ir a tu casa a pedir el permiso de llevarme al príncipe unas cuantas horas. —Dijo ella mientras reía. —Por cierto, quería que vieras esto. —Me entrego una cajita de color azul marino.

—Ayer en la crepería me dijiste que te gustaba tocar el piano, así que te compre un metrónomo, es de madera negra así que te durara bastante, cuando lo compre me dijeron que podías tomar un video usándolo y después lo subes a Instagram etiquetando a la tienda y te dan 50% de descuento en cualquier cosa. —Dijo entregándole un papel.

—¡Ginny eres el mejor ser de este mundo! Me encanta, es demasiado hermoso, muchas gracias. —Dije abrazándola, haciendo que se elevara un poco.

—Bueno eso es cosas de amigos ¿no?

Le seguí agradeciendo por unos diez minutos más, hasta que le dije que tenía que irme para arreglarme para la fiesta. Al llegar a mi casa le conté a Pauline que iría a una fiesta, ella me dijo que ella también iría a una con sus compañeras de universidad así que le pedí que me ayudara a pedirle permiso a mi madre, ella acepto, pero con la condición de presentarle a Ginny, así que termine de alistarme ya que faltaban 30 minutos para que ella viniera, esperaba que entendiera la letra donde es exactamente mi casa.

Después de darme una ducha tome unos jeans de mezclilla, una camisa blanca. Al terminar de secar mi pelo, escuche como tocaron el timbre, así que me puse rápido mis zapatos y baje las escaleras rápidamente, pero mi madre se me adelanto y abrió primero. Ella tenia puesto una falda de cuero negra pegada top de tirantes de perlas plateadas y encima una jacket de cuero negra junto a unas botas negras largas hasta la pantorrilla pegadas de tacón.

—Buenas noches... ¿Ginevra? —Dijo mi madre antes de dejarla entrar.

—Buenas noches, es un placer conocerla señora Flender. —Dijo Ginny acercándose para rozar mejillas con mi madre

—No, más bien es un placer tenerte en nuestra casa, cuando Timmy me hablo de ti no pensé que fueras tan hermosa, y ahora dime ¿a dónde irán? —Se cruzo de brazos mirándome.

—Iremos a un restaurante de temática galáctica, lo abrieron hace poco y pensé que sería buena idea decirle a su hijo que fuéramos, claro si usted le daba el permiso—Mi madre se quedó mirándola con detenimiento. —Yo misma podría traer a Timothée en la madrugada antes de las dos.

—Pero que bonito suena, apenas para que yo vaya también y los acompañe, ¿no? —Yo ni siquiera sabia que cara poner, y Ginny asintió con amabilidad. —Pero estoy bromeando, hoy es noche de películas con mi esposo y eso no se pierde por nada del mundo, cuídalo mucho y cuídate tú también muñequita.

—No se preocupe, todo estará bien, se lo cuidaré como nunca—Ginny le dio una sonrisa y salió de la casa.

No puedo creer que mi madre me dio permiso de salir como si fuera niño de diez años, odio que se le olvide que tengo dieciocho.

—Tu madre me vio como si fuera la mismísima Teresa de Calcuta, y para lo que menos vamos es un restaurante galáctico, pero prometo llevarte a un lugar muy parecido al universo.—Dijo con risas mientras se quitaba la jacket.

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LA NOCHE MAS LINDA ─── Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora