𝐗𝐈𝐕

108 12 5
                                    

Manhattan, New York, Estados Unidos. 04:00 A.M

B.H

Sentí un frio recorrerme de pies a cabeza, lo que hizo abrir mis ojos de golpe, no había nada ni nadie. Encendí la lampara del lado de mi cama, mi esposo estaba totalmente en el mundo de los sueños, sentí unas pataditas en mi abdomen, mi segunda princesa estaba por nacer.

Al no poder dormirme, me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de mi princesa mayor. Mi hija mayor, Ginevra, fue la salvación de mi mundo, cuando pensé que nunca iba poder ser madre un rayo de esperanza de mostro en mi vida, salvando no solamente mi vida, si no también mi matrimonio. Me sorprendí al ver a mi rubia sentada en su cama con las luces de la lampara encendida leyendo su libro favorito "Harry Potter".

-¿Yo me pregunto qué hará una princesa despierta a estas horas? -Dije suavemente pero aun así logré que se sobresaltara en su cama. -¿Por qué no me dijiste que no podías dormir, amor?

-Perdón mamá, pensé que estabas muy cansada. -Dijo, pero note sus ojitos tristes y rojos, por lo que pase mi mano por su mejilla suavemente.

-Para ti nunca estaré cansada, amor. ¿Por qué estas así? ¿Estuviste llorando?

Eso hizo que la bomba explotara, mi niña empezó a llorar con gotas gruesas cayendo de sus ojos. Solo pude acercarla a mi y abrazarla, las cosas que más me dolían era verla triste, o sentir su tristeza.

-Es que... soné que te ibas al cielo. -Dijo con voz temblorosa. -Y yo no quiero que te vayas nunca, nunca.

-Ay mi princesa, solo son pesadillas, ¿si? -Dije limpiando las lagrimas de sus ojos verdes. -Yo estaré aquí para ti siempre, y si en algún momento me llego a ir estaré siempre acá.

Le señalé su corazón suavemente, desde hace tiempo las cosas no van bien, y se que aunque sea algo que solamente sepamos Álvaro y yo, se que nos afecta a todos.

Hace unos años debido a mi desesperación por ser madre, y ver que cada embarazo que me salía positivo terminaba en aborto espontaneo, cometí el peor de mis errores, sabia perfectamente que el problema era mi útero por lo que, tras años de estar en lista de espera, busqué donador por mis propias fuentes.

Ginny Penderghast

-Es algo realmente extraño, sabes. -Dije poniendo mi cabeza en su hombro.

-¿Por qué lo consideras extraño, cielo?

-La forma en que murió, no es como que a mi familia le faltara dinero para tener que tomarlo por esos medios.

-Tal vez no fue por dinero, Ginny. -Dijo mirándome a los ojos. -Pero sabes que sea lo que sea siempre te voy a apoyar y ayudar.

-Gracias, Timmy. -Dije dándole un casto beso en los labios. -Pero la manera de saberlo será por mis propios medios, mi padre desde el día del entierro no habla conmigo.

-Ya veremos cómo, todo tiene solución, amor.

-Menos la muerte. -Dije terminando la frase por él. -En fin, te noto pensativo. ¿Qué pasa por tu mente?

-Me mantiene tranquilo ver el nuevo brillo que hay en tus ojos.

-No lo he notado, siento que siempre ha estado ahí.

-Cuando te conocí no lo estaba. -Dijo sonriéndome, acariciándome la mejilla. -Bueno cielo, me tengo que ir. Tengo que ir a recoger a ya sabes quienes al aeropuerto.

-Está bien, después te veo. -Dije sonriéndole, dejando que me diera un beso en mi frente.

Cuando Timothée salió, me dedique a hacer los últimos arreglos en la tienda, anote cambios, discos nuevos, y guarde la libreta en mi bolsa. Le puse llave a la caja, apagué todo y salí, cerrando las cortinas detrás de mí.

Camine a mi casa con The Smiths reproduciéndose en mis audífonos, ese momento de tranquilidad mientras ves el cielo, las personas con sus vidas felices o otras no tan felices. Al estar frente a mi casa note las luces apagadas y al entrar solamente un ruido de la televisión se escuchaba, me acerque al televisor y lo apague quedando en completa oscuridad. Pero tenía prácticamente toda mi vida viviendo en esta casa como para perderme o caerme.

-¿Dónde has estado? -Escuche la gruesa voz de mi papá a mis espaldas, antes de subir las escaleras.

-Trabajando.

-¿Dónde has estado toda la semana, Ginevra?

-Padre, es lunes. -Dije mirando sus ojos verdes atraves de la luz de la luna que se colaba por la ventana.

-Sabes a lo que me refiero, Ginevra. -Su voz iba subiendo. -No abriste la semana pasada, no estuviste en la casa, llegas después de las once de la noche. ¿Es que acaso no entiendes la importancia de tener esa tienda abierta? Y que aparte de que no esta abierta, estas en la calle, sin siquiera dejarme un misero papel.

-¿Qué? ¿Pretendes que después de tantos años sin hablarme te voy a dejar una nota con la dirección de donde estoy? ¿Qué te pasa? -Le dije estresada por el tono en el que me hablaba, con que derecho. -Te deje de importar el día que mi mamá dejo de respirar, te deje de importar desde el día en que me dejaste sola cuando más lo necesitaba.

-Ginny, tú nunca me has dejado de importar. Eres lo único que me queda de Britanny.

-Pues si soy lo único que te queda ¿!Por qué me abandonaste!? Desde el día en que mi mamá murió me dejaste por unas botellas, como si eso te fuera a devolver a mi madre. -Le grite soltando absolutamente todo lo que sentía en mi corazón. -Solamente existo para ti cuando se trata de tu negocio de discos.

-No te quiero perder, hija. -Escuche como voz se quebraba y aunque no quisiera mi corazón se sintió como polvo. -Por favor, no me hagas arrepentirme de esto también.

-Esas disculpas se las debiste de dar a esa niña de siete años, cuando lloraba desconsoladamente en su habitación por no tener ni a su madre ni a su hermano con vida y además vivir con el desprecio constante de su padre. -Le dije sintiendo como una lágrima se resbalaba por mi mejilla. -Ya para que, si no me puedes arreglar el corazón con goma.

🎀🎀

¡Primer capítulo del 2024!

Este capitulo me dio mucho sentimiento

+5 coments para actualizar esta semana.🎀

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA NOCHE MAS LINDA ─── Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora