LA NOCHE MAS LINDA ─── Timothée Chalamet

𝐈𝐗

Timothée Chalamet.

En definitiva era el día, decidí dejar todo tipo de pena y armarme de valor para ir a confesarle mis sentimientos a Ginevra. Deje todo tipo de vergüenza afuera y entre a la tienda, ese día parecia que se iba a caer el cielo por la lluvia, pero eso no me iba a detener de hablar con ella.

Entre totalmente empapado y caminé hasta llegar al mostrador, no estaba con aquella sonrisa radiante solamente había una melodía suave y melancólica, esta vez tenía sus brazos sobre el mostrador y su cabeza entre ellos. Era obvio que estaba llorando.

—Ginny, ¿estás bien? —Dije acercándome, ella se sobresaltó y me miro. Estaba demasiado cambiada, tenía los ojos rojitos como si hubiera llorado toda la noche, su mirada se veía triste y apagada.

—Timothée no vas a entender. —Dijo para después tomar demasiado aire y hacer aire con sus manos.

—Si me lo explicas lo entenderé, me preocupas. —Dije intentando darle mi mano, pero la rechazo.

—No quiero implicarte en mis problemas, ni siquiera te tiene que interesar. —Dijo para limpiarse las lágrimas.

—Ginny por Dios, ¿como no me va a importar tus problemas? —Dije haciendo que me volviera a ver. —Si has sido mi prioridad desde el primer día que te vi, si me preocupa hasta si un día de estos se te rompe el tacón y te lastimas el tobillo, por favor. Se consiente que prefiero darte tiempo a ti que gastarmelo en mi mismo, que prefiero quedarme en esta tienda toda la tarde con tal de compartir tiempo contigo, porque desde que me abriste las puertas para llamar a mi hermana tus ojos no paran de aparecer en mi mente.

Ella me miraba expectante, solo me veía, sus ojos no expresaban nada, ni siquiera un rastro de sentimiento.

—Estar a tu lado me llena más que cualquier cosa y realmente siento que mi corazón te pertenece, que te necesito para estar completamente feliz. —Las ganas de acercarme y darle un beso aumentaron e hicieron que me acercará y le robara un beso impulsivo.

Mi madre una vez me contó sobre que el primer beso no iba a ser el que hiciera que el estómago se revolviera por la emoción y la felicidad, el único que iba a ser que te sintieras así iba a ser cuando fuera con la persona con la que conectaras el alma.

Besar a Ginny sabia a caramelo, suavidad, emoción, armonía, y comodidad. Su mano se acomodó en mi nuca dirigida hasta mi cabello aceptando el beso, mi mano estaba posada en su mejilla suavemente.

—No sabes lo mucho que me costo animarme a decirtelo, lo quería hacer la semana pasada pero la pena me abrumo, pero de verdad Ginny te amo hasta que el fin del mundo llegue. —Dije pegando mi frente a la de ella finalizando el beso.

—Timothée no falles, es lo único que te voy a pedir. —Dijo mirándome fijamente. —Es realmente una coincidencia que el día que nos conocimos el clima estaba igual.

—El día que me perdí lloraba por alguien que no valía la pena, sin saber que tenía al amor enfrente.

—Y a cinco cuadras de tu casa. —Soltó una pequeña risa.

—Así es. —Reí también. —Pero aún me encantaría volver a perderme para llegar a ti.

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