01

1.5K 69 174
                                    

Observaba silenciosamente como toda la habitación se llenaba lentamente mientras me mantenía jugando con el lápiz entre mis dedos. Desde pequeña había sido una persona a la que le encantaba llegar temprano a cualquier lugar, y siempre llegaba justo a tiempo para ser la primera en entrar y acomodarme en el asiento del pasillo de la segunda fila a la derecha, que era el mejor sitio para ver el gran pizarrón que se extendía por lo largo de la pared. Escuchaba una que otra carcajada por parte de un grupo de chicos que siempre se sentaban en las filas de atrás.

El salón ya se había terminado de llegar y el profesor nada que hacía su monótona aparición con su taza de café en mano y sus ganas de lanzarse desde lo más alto del edificio. Las carcajadas se seguían escuchando con más intensidad y me di vuelta a ver porqué tanto alboroto. Mi mirada se fijó en la de un chico ojos azules que miraba atentamente a donde yo me encontraba, con una sonrisa arrogante adornando su rostro. Su cabello negro caía por los lados de su cara apuntando a diferentes direcciones. Parecía el estereotipo de chicos en libros de romance entre el chico malo y la chica buena.

Se mordió el labio sin dejar de mirarme y me giré de inmediato para tratar de evitar verle a la cara y que notara el sonrojo que se asomaba por mis mejillas. Justo a tiempo porque el profesor llegó y comenzó a dar las clases con el poco ánimo que lo caracterizaba.

—El día de hoy trabajaremos algo diferente —dijo arrastrando las palabras haciéndolas sonar eternas como siempre—. Les voy a pedir que hagan un trabajo en parejas en el cual quiero que me hablen sobre la pareja que les tocó, que les parece, sus aspectos negativos y positivos, que me describan muy bien a esa persona que les tocó, y que me digan también sus gustos y disgustos —hice una mueca de no estar a gusto con esta actividad—. Y si se preguntan qué tiene que ver eso con esta materia, absolutamente nada. Pero, es una manera de conocer gente nueva y no estancarse con alguien como yo lo hice en la universidad y después de marchó con su odontólogo.

Comenzó a nombrar a varios compañeros de los cuales algunos no tenía la menor idea de que estudiaban conmigo, algunos sus nombres me sonaban y ya. Hasta ahí. Todos son simples desconocidos para mí.

—Dick Grayson y Koriand Anders —mencionó mi apellido y ladeé levemente la cabeza frunciendo el ceño—. Con eso doy terminada la clase, la verdad no tengo ganas de hacer algo más con mi vida. Se pueden marchar a ser felices a mis espaldas. El trabajo lo quiero para el cierre de trimestre, valdrá el treinta por ciento de la nota —su frase sonó más de despechado antes que nada.

Había escuchado ese nombre antes, pero ni idea de quién diablos era realmente. Todos comenzaron a salir en silencio y yo me quedé ahí acomodando las cosas de mi mochila que estaban todas regadas dañando el orden que tenía antes de salir de mi dormitorio. Acomodé mi cabello rojizo y alcé la mirada cuando una sombra tapó toda claridad. El mismo chico de ojos azules de antes, tenía la misma sonrisa y el mismo aire narcisista del principio.

— ¿Eres Kory no? —Abrevió mi nombre como si nos conociéramos desde hace un buen rato y fuésemos de los mejores amigos—. Soy Dick.

—Preferiría que me llamases Koriand —le dije. Tratando de no sonar ni grosera ni amable—. Un gusto.

— ¿Nos reunimos en mi departamento? —Preguntó y por un momento malentendí las cosas, pero luego entendí que hablaba del trabajo ya explicado por el profesor.

— ¿No preferirías que lo hiciéramos en la biblioteca? —Negó con la cabeza sin apartar la mirada de mí y fruncí el ceño.

—Me gusta la privacidad.

—Bueno. De acuerdo.

Anotó su dirección, la hora de encuentro y número telefónico en un papel que me entregó para luego marcharse con su mochila guindando del hombro. Me le quedé viendo a la puerta hasta que escuché al profesor Simmons hablarme.

ÉXTASIS | ROBSTAR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora