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Dick.

—Baja un poco tu ventanilla, me tiene asfixiado el olor —dije ya automático Jason se giró a verme con el cigarrillo en la boca. Tenía un serio problema, no podía estar tranquilo sin fumarse algo o tener una botella en mano—. O tira el cigarrillo mejor.

Bajó un poco la ventanilla y siguió fumando como si nada.

Era de noche, y nosotros estábamos frente a la casa de la madre de Koriand como ahora solíamos hacer todas las noches, mejor dicho, como solía hacer todas las noches y Jason venía solo a hacer compañía. Tenía la pantalla del teléfono encendida con la esperanza de que Koriand aunque sea me contestara un déjame en paz.

No la he visto.

No la he escuchado.

No la he tocado.

Absolutamente nada. No he sabido nada de Koriand desde hace dos meses y medio atrás, nadie quiere decirme nada de lo que sucede en su vida. Nadie quiere ni siquiera decirme un "está bien". Tomé la desición de venir a quedarme toda la noche en el auto porque sentía que me conformaba con verla de lejos aunque sea. Pero nada, no sale ni a la vuelta. Era demasiado rebelde conmigo y cuando está sola está tranquila dentro de su casa.

Me moví inquieto en el asiento del auto sin alejar la mirada de la ventana exacta de la habitación de Koriand.

—¿Y ese vomito de fanta que viene por allá quién es? —preguntó Jason de la nada y moví la mirada a la acera en dónde estaba zanahoria caminando a la puerta de la casa de la mamá de Koriand.

—Es la zanahoria andante de la que te conté un día.

—Ahh, ya lo recordé —apagó el cigarrillo y solo se quedó mirando a la misma dirección que yo—. Por como lo describiste, lo imaginé más flaco.

—Tiene más musculatura que antes, a lo mejor y ahora hace ejercicio o que sé yo.

—Deberías ir a interrogarlo a ver qué va a hacer allí. Luce muy sospechoso.

—Todavía tengo ganas de golpearlo.

—Yo que tú ya lo hubiera golpeado y hubiera dicho que ha sido un accidente.

Vi como zanahoria entraba a la casa luego de que la madre de Koriand le abriera la puerta. Mi mirada rápidamente se fue a la ventana de la habitación de Kory, que parecía que encendieron la luz. Se veía la silueta de la que parecía ser Kory y luego la silueta de lo que suponía yo era zanahoria.

Me tensé al igual que sentía que me hervía la sangre, no podía. Mi pecho subía y bajaba despacio mientras observaba atentamente la ventana de la habitación.

Pasaban y pasaban los minutos y no podía alejar mi mirada de la escena, se me hacía imposible hacerlo, pero también sentía que no debía de seguir viendo nada, porque no me correspondía. O a lo mejor sí, porque técnicamente yo era como su novio, y solo me pidió que me alejara de ella y no la buscara más, así que no podría contar como ruptura si no decía directamente que lo quería dejar hasta ahí. Así que yo me encontraba en todo mi derecho de observar y tener cualquier reacción futura de cuando salga zanahoria de ahí.

No sabía cómo es que me había convertido tan dependiente a Koriand. A que siempre estuviera ahí esperándome. Ni tampoco sabía que extrañaría que me llevase tanto la contraría como se le hacía de costumbre. Pero, la extrañaba, pero era algo que no iba a admitir directamente frente a otra persona que no fuera ella.

—¿Debería dejarla ir? —pregunté a Jason que estaba hablando muy animada mente por texto con la rubia de la.otra vez. Él alzó la mirada y apagó la pantalla del teléfono solo para mirarme mal.

—¿Fumaste hierba sin mí? —fruncí el ceño—. Es la pregunta más marihuanera que me pudiste hacer, de verdad. ¡Mkra donde estamos! En un auto, frente a la casa de la mamá de Koriand. No hemos pasado estos dos meses y medio metidos todas las noches en un auto sin dormir solo para que me digas que la vas a dejar ir. No seas idiota, lo único que tienes que hacer es ir a tocar esa maldita puerta y pedirle perdón de rodillas con algo, no sé ¿un perro? Algo que le guste demasiado a ella, ya con eso tendrías algún tipo de ventaja.

—Sabes muy bien que yo nunca he hecho estas cosas, fuiste testigo de cómo fue mi última relación, ¡un fracaso!

—Es porque Bárbara siempre estuvo ahí detrás de ti y ni siquiera te gustaba, por eso no te tomaste nunca la molestia de que te perdonara algo porque era tan ingenua como para perdonarte sin necesidad de que le pidieras perdón. No dejes ir a Koriand...

Vi a la zanahoria salir de la casa y caminar de vuelta a la suya. Lo dejé ir solo por esta vez.

—Ni tampoco dejes ir al tomate cherry sin antes haberlo golpeado o algo. Y que sea en mi presencia que quiero grabarlo para tenerlo de recuerdo.

Mi teléfono comenzó a sonar en las manos de Jason, ni siquiera había notado cuando me lo arrebató. Él me lo extendió cuando vio el nombre en la pantalla y me dio unas palmadas en el brazo. Vi que era la mamá de Kory y de inmediato le atendí.

—Buenas noches —contesté, y mientras trataba de que Jason entendiera las señas que le hacía para que cerrara la ventanilla.

—Hola melocotón, quería decirte algo.

FIN.

Estaba pensando en dejarlo así como final abierto, que tal mi idea.

ÉXTASIS | ROBSTAR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora