02

373 27 29
                                    

—No fue culpa de ella —le dije a Dick antes de que saliera por la ventana. Este me miró fijamente para luego ponerse de pie dentro de la habitación. Estaba completamente serio—. Si tú no hubieras aceptado un noviazgo con una persona que no te interesaba, todo hubiera marchado diferente.

—Es que creo que solo lo hice porque era mi mejor amiga y no quería lastimar sus sentimientos.

—A lo mejor si hubieses sido sincero ella podría entenderlo. Fuiste demasiado imbécil.

La tensión se sentía demasiado fuerte. Él estaba parado de brazos cruzados frente a mí que me encontraba sentada en la orilla de la cama. Parecía estar ansioso por decir algo, porque tenía ciertos movimientos que demostraban su inquietud. Comencé a sentirme extraña y sentía que el ver a Dick sin camisa y de brazos cruzados me estaba alborotando las hormonas. Mi respiración se aceleró y lo único que deseaba es que Dick se colocara algo encima o sino iba a hacer algo de lo que me arrepentería.

Dick pasó su mano por su rostro y se dejó caer de rodillas despacio frente a mí.

—Perdóname, por favor. Admito que fue mi error, ya no hay más nada que ocultarte. Te lo prometo —tenía sus manos frente a él y sus músculos estaban tensos. Sentí un fuerte cosquilleo en el cuerpo y se me hizo imposible no poder abalanzarme contra él.

Atrapé su rostro y estrellé mis labios contra los suyos paseando mis manos por su pecho desnudo. Se inclinó hacia enfrente y mi cuerpo se chocó contra la cama. Solté un gemido y su mano instintivamente se fue a mi espalda a masajearla por debajo de mi ropa. Comenzó a absorber mi piel en la curvatura de mi cuello y hombro. Se alejó un poco de mí y subió el suéter rápidamente para volver a pegarse a mí. Se estaba dando su tiempo de poder pasear sus manos por todo mi cuerpo. Que sus manos se deslizaran con tanta lentitud por mi cuerpo me desesperaba demasiado. Él quería hacer las cosas un poco más lentas que yo, que me sentía demasiado desesperada porque se quitara el pantalón.

Arqueé mi espalda cuando deslizó la punta de su nariz entre mis senos, clave mis uñas en su espalda mientras él solo paseaba su lengua por dónde se le diera la gana. Tonteé con mis manos tratando de desabrocharle el cinturón. Yo sentía la sonrisa de Dick sobre mi cuello sin para de dejar besos. Sentía el bulto de su pantalón que sentía que me volvería loca.

—Maldición —dije dándome por vencida al no poder lograr lo que quería por el desespero. Él se separó de mí y con una sonrisa y me quitó rápido la ropa interior. Se quedó de rodillas sobre el suelo entre mis piernas desabrochándose el cinturón—. ¿Podrías apurarte un poco?

—Nena, cálmate. Estás demasiado inquieta.

—¡Joder, apúrate! ¡Te quiero dentro de mí ahora! —demandé alzando un poco el tono de voz.

—¡Ya voy, espera!

Me acomodó sobre él que todavía estaba de rodillas sobre el suelo, se adentró en mí lentamente. Me ayudó a dar brinquitos sobre él con sus manos en mi trasero. Mi mirada estaba fija en la de él y sentía su respiración agitada sobre mi piel, le sonreí al ver su mirada tan concentrada en la mía. Mordí mi labio e incliné mi cabeza hacia atrás.

—¿Feliz? —soltó entre jadeos, sin detenerse. Asentí rápidamente, aún conservando mi sonrisa.

El sonido de nuestros cuerpos hacía estruendo en la habitación. Al igual que los gemidos que se escapaban de mi boca. Dick estaba jadeando sin dejar de mirarme muy fijamente, como si estuviera preocupado por como podría llegar a reaccionar en cualquier momento.

—¡Ah, Dick! —gemí, y una sonrisa escapó de sus labios por unos segundos—. ¡Ah!

—Me encanta oírte gemir... pero nos van a descubrir si sigues gimiendo tan fuerte —dijo como pudo, a lo mejor y lo que le preocupaba era eso.

—No me interesa si escuchan o no, tú haz lo tuyo y ya.

—Amor... —le escuché decir y sentí como si me faltara el aire en ese momento. Pero supuse que lo hacía para que yo disminuyera los gemidos. Lo besé en un intento de no hacer ruido, pero se me hacía imposible no gemir tan fuerte. Estaba demasiado excitada con Dick jadeando y mirándome tan fijamente—. No tenemos condón, lo voy a sacar.

—Las otras veces tampoco. No va a pasar nada —parecía como si algo en su cabeza le decía que no lo hiciera, pero al final terminó haciéndome caso y acabó dentro de mí.

Me acomodé y apoyé mi cabeza en su hombro con mis brazos rodeándolo quedándonos aún en el suelo. Una de sus manos se quedó quieta en mi trasero mientras la otra se paseó hasta detenerse en mi vientre y acariciarlo.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Decirte qué? —con inocencia lo miré a los ojos. Me tomó fuerte y se subió a la cama sin perder la posición que teníamos, me preguntaba de dónde sacaba tanta fuerza o se mantenía en forma si siempre lo veía acostado o comiendo.

No me respondió nada, solo dejó que yo misma adivinara de lo que él me estaba hablando. Fruncí el ceño y deslicé mis manos por su pecho hasta su cabeza para acariciar su cabello. Bajé un poco la mirada y vi su mano sobar mi vientre despacio.

—Creo que tenía el derecho de ser el primero en saberlo, pero me he tenido que enterar por Jason.

—¿Y Jason de dónde se ha sacado eso? —solté un poco a la defensiva, estuve asegurándome de que ninguno de ellos dos estuviese enterado de nada.

—Jason habló con la zanahoria con piernas hace rato.

—¿Qué le hicieron a ese pobre chico?

—Nada, solo fue a hablar con él de buena forma —oculté mi rostro en su hombro—. Pudiste habérmelo dicho, no importaba si ya no me querías hablar, tenía derecho a saberlo.

—¿Cómo te sientes ahora que ya lo sabes?

—Estoy confundido y agobiado. No siento que esté preparado.

—Entonces tú quieres que...

—Nena, no me malinterpretes. Trataré de hacerme cargo de todo, pero igual no me siento preparado, ¿comprendes? Ni siquiera tenemos una relación estable ahora, y eso de que estás embarazada de verdad me tiene agobiado porque si no he podido mantener una relación ¿como me haré cargo de un bebé? Necesito pensarlo un poco.

Sentí como me temblaba el labio y los ojos se me cristalizaban. Él no quería asumir responsabilidad, solo siente la obligación de hacerlo.

—Kory, no llores. No quiero verte llorar. Te prometo que estaré contigo siempre, solo tengo que asimilar un poco esto, me ha tomado desprevenido —acarició mi cabello calmándome un poco.

ÉXTASIS | ROBSTAR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora