✧・゚:¿Los millones o Chūya?:・゚✧

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Esos millones de yenes eran bastante tentadores, y la universidad lo sabía. Alumnos, profesores y director general, sabían de la existencia de Chūya Nakahara, el primer humano clonado en la universidad.

Si la Universidad sacaba a la luz ese proyecto, frente a todo el país, sin duda ganarían esos millones y servirían de mucho para el Instituto. Sólo quedaba que sus creadores, Dazai y Sigma, se prepararan para la exposición y al mismo tiempo al chico clonado.

Se encontraban en una tienda departamental. Chūya se probaba los sombreros que habían llamado su atención. Los quería todos, pero algo le decía que no debía abusar de la confianza de sus creadores y de que éstos dos no tenían dinero suficiente para satisfacer sus gustos.

Chūya estaba por resignarse y dejar su sombrero en la estantería, cuando sintió una mano palmear uno de sus hombros.

— Puedes llevarlo, Chūya. Sigma lo pagará para tí.

Sigma soltó un gruñido ligero y frunció el ceño. Sujetó una de las muñecas de Chūya para encaminarlo a otro lugar de la tienda, siendo seguidos por Dazai.

— G-Gracias, papá...

Dazai se sonrojó. Por alguna razón, le encantaba escuchar esa palabra de parte de Chūya, ya que fue creado por él y Sigma en uno de sus proyectos. Lo que significaba que Sigma era...

— Mamá, ¿a dónde me llevas?

Sigma se detuvo al instante. Molesto. Soltó la muñeca del pelirrojo y se situó frente a él, sujetándolo de ambos hombros. Le miraba a los ojos.

— No me llames de ese modo. No soy tu mamá.

Chūya comenzó a derramar lágrimas al instante. No tardó mucho en limpiarlas por pena. Se liberó de Sigma y fue hacia Dazai, pues le brindaba mayor confianza y se sentía seguro a su lado.

El castaño lo abrazó a manera de consuelo, mientras acariciaba parte de su cabellera.

— Sigma... No seas tan duro con Chūya. Si no fuera por nosotros, él no estuviera vivo ahora mismo.

— Es un clon, Dazai. Los clones tienen vida artificial. Los clones viven menos tiempo. ¿De qué me serviría encariñarme con un ser artificial que vivirá poco?

— ¿Qué tanto tiempo, señor científico?

— ¡N-No lo sé! Pero nos servirá dentro de un mes para ganar esos millones.

Chūya se mantenía callado, escuchando la conversación. Estaba llorando en silencio, recargado en el pecho de Dazai y aferrado a él. Lo sentía como un padre, después de todo apenas conocía la vida y Dazai era quien más cariño le daba.

— Somos ahora los padres de Chūya y debemos apoyarlo, Sigma. Chūya se ve grande, digo... Está chibi pero es nuevo en el mundo. Está pequeño. Necesitamos cuidarlo bien.

— Es un pretexto para emparejarte conmigo, Dazai. Pero no lo lograrás.

Chūya se separó de Dazai y fue a abrazar a Sigma. Sentía su rechazo, pero también miedo. Miedo a que se hiciera la voluntad de Sigma y de terminar siendo un conejillo de indias de experimentos futuros. Debía ganarse el cariño del de cabello bicolor para no ser enviado con extraños después de esa exposición nacional.

— Vamos, cariño. Chūya quiere tu amor.

— Yo... Sólo quiero una familia. Y no creo que nadie más que no sean ustedes dos pueda comprenderme. Soy artificial, soy un objeto de laboratorio.

Sigma suspiró con cansancio y una vez más, separó a Chūya de su lado.
Caminó hacia los vestidores de la tienda, para sentarse a pensar. No quería líos, y miraba a Chūya como un lío. Tampoco le agradaba mucho que Chūya se encariñara con Dazai, ni viceversa.

Mientras Chūya seguía escogiendo ropa de su agrado, Dazai siguió a Sigma hasta los vestidores.

— Oye... Si no quieres ser un padre para Chūya, no te obligaré. Pero por favor, no aceptemos ese concurso de los millones. No quiero que se lo lleven...

Se sentó en una banca dentro del mismo vestidor. Suplicaba no ir a ese concurso, sin saber qué podrían hacer con Chūya más adelante.

— Tú... ¿Te enamoraste de ese clon, Dazai?

Preguntó sin voltear a ver. Chūya era hermoso, y sentía que lo era más que él. Cualquier podría enamorarse de tal persona.

Dazai sonrió.

— No. Nunca he sido un padre, pero veo a Chūya como un hijito. ¿Por qué? ¿Acaso estás celoso, Sigma? ¿Te molesta que mi atención vaya a Chūya y que Chūya haya podido abrazarme?

Sigma no respondió nada. Apretaba sus puños, queriendo ignorar aquello. Él no estaba celoso ¿O sí?

— ¿Eres estúpido o te haces?

El de cabello largo se acercó, y tomó del cuello de la camiseta a Dazai para aproximarse a su rostro y dar inicio a un corto beso en los labios. Pronto se separó, apenado, y con sonrojo en sus mejillas.

— ¿Sigma?

— N-No digas nada.

Antes de cualquier otra palabra de parte de Dazai, salió de los vestidores y miró a Chūya probándose unos guantes.

¡Oye, Clon! ¡¿Ya elegiste?! ¡Ya casi nos vamos!

Anunció a lo lejos.

Chūya se sentía avergonzado. ¿Por qué le llamaba clon cuando había varias personas en la tienda?



Chūya quiere una familia.

NUESTRO ALOCADO AMOR [DAZAIXSIGMA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora