✧・゚:¿Celos?:・゚✧

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Chūya se preparaba para la exposición que tendría con sus creadores por ser un experimento. Temía por su vida y por lo que sería de su futuro en caso de que el gobierno quisiera pagar por él.

Era un ser creado que apenas empezaba a vivir y a conocer la vida. No tenía idea del funcionamiento de muchas cosas, y se sentía mal por poseer el nombre de un difunto cuyas células viven en él.

— Chūya, ¿ya estás listo?

Entró Dazai de repente luego de dar dos toques con su puño a la puerta. Chūya aún permanecía en ropa interior, cubriendo su cuerpo con brazos y manos.

¡N-No me veas! Me da pena...

— Vamos, Chūya, soy tu padre. ¿Aún no sabes bien cómo vestirte verdad? Yo te ayudo, no te haré daño.

Mientras Dazai ayudaba a Chūya con su camiseta y pantalón, Sigma se había asomado por una pequeña abertura de la puerta y estaba molesto por eso.

— Gracias por ayudarme. Pero... ¿En verdad eres mi papá? Me estás ayudando a vestirme para ir a esa exposición y que esas personas paguen por mí.

Dazai sonrió y negó con la cabeza, posando ambas manos sobre los hombros del pelirrojo, quien lo miraba confundido.

— No, Chūya. Vamos a huir. Te llevaré a un lugar seguro donde nadie sepa tu ubicación. No permitiré que esas personas del gobierno te alejen de mí.

— ¿Y qué hay de mamá Sigma?

— Hmm... Él estará de nuestro lado muy pronto, déjamelo a mí.

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La hora de la exposición había llegado, y Sigma ya se encontraba listo junto a Dazai frente a todo el personal relacionado al experimento de clonación humana.

Los estudiantes científicos se preparaban para sacar a la luz a Chūya, sobretodo Sigma, sin saber que Dazai se lo había llevado lejos y en un lugar donde posiblemente nadie sabría de su ubicación.

— Aquí, el más esperado invento de la humanidad ha sido posible. ¡La clonación humana! ¡El proyecto Chūya Nakahara!

Anunció el maestro de ceremonias, quitando la sábana de la cápsula dónde se suponía que Chūya estaría reposando como la primera vez, pero fue todo lo contrario, estaba vacía.

— Dazai, fuiste tú ¿Verdad? Tú escondiste al clon.

— No sé de qué me hablas, Sigma... Yo no podría hacer algo así... Alguien me vería y...

— Nos disculpamos por esto, es una pena muy grande.

Sigma hizo reverencias a su público, bastante avergonzado, y sujetó una de las muñecas de Dazai para huir de la presentación. El castaño estaba confundido, sólo siguió a su pareja de laborario.

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Habían salido de la universidad y se reunieron en casa de Osamu, dónde según Sigma, Chūya se encontraba ahí.

A pesar de que Dazai demostraba ser un holgazán, irresponsable y desordenado, su casa lucía bastante bien aunque viviera solo.

El de cabellera bicolor había recorrido cada rincón desconocido de la casa sin encontrar absolutamente nada.

— Eres odioso, Dazai.

— ¿Eh? ¿Por qué? Tú eres tan hermoso que quiero besarte, Sigma.

Dazai lo abrazó por detrás, juguetonamente y sin intenciones de soltarlo.

— Dime dónde está el clon. Estamos hablando de millones, Dazai.

— Ese "clon" es nuestro hijito y se llama Chūya. ¿Cambiarías a tu hijo por millones, cariño?

Sigma se liberó de él, molesto.

— ¡No me digas "cariño"!

— Vaya, y tú me besaste el otro día. Tú me amas como yo te amo a tí.

Sigma se sonrojaba y no podía evitarlo. Quería tener la información del paradero de Chūya y huir de ahí, pero Dazai estaba tan insistente que empezaba a convencerlo de cierta manera.

— Eres un mentiroso. Vestiste al clon luego de verlo en ropa interior y hasta lo abrazaste. A tí te gusta él.

— ¿Celoso, Sigma? Estás demasiado sonrojado. Vamos a mi dormitorio y veamos una película.

Ahora fue Osamu quien sujetó una de las manos de Sigma para llevarlo hasta el lugar. Era un dormitorio espacioso y limpio.

— No pedí ver tu habitación pero, me sorprende que esté limpia.

El castaño empujó a Sigma de modo que cayera de espaldas sobre la cama y se posicionó sobre él, sonriéndole.

— Eres tan bello, Sigma. Hoy será nuestra noche de bodas sin estar casados.

— O-Oye, pero yo...

El castaño lo interrumpió con un beso en los labios, para luego pasarse a su cuello y dar algunas lamidas en su piel. El momento se volvía más cálido y apasionado conforme pasaban los minutos.

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Al día siguiente, en una casa tradicional lejos de la sociedad de Yokohama...

— ¿Mamá Sigma ya no querrá venderme al gobierno?

Preguntó Chūya mientras desayunaba arroz y tonkatsu preparado por la sirvienta de Dazai.

— Lo dudo. Sigma y yo somos más cercanos ahora. No puede venderte a ellos sin mi autorización.

— Por cierto, ¿Dónde está él?

— Recién llega. Bienvenido, Sigma. ¿Tuviste buena noche?

Cuestionó entre risas, Sigma lanzó una mirada que a la vista de Chūya daba miedo. Caminaba con cuidado y un poco disparejo.

— Mamá Sigma, ¿te duele algo?

— Tu "papá" me tiró por la escalera ayer. Tengo un tobillo lastimado, eso es todo.

— ¡Waaa! ¡Sigma dejó que lo llamaras "mamá", Chūya! ¡Sigma es impresionante!

— Estás loco.

NUESTRO ALOCADO AMOR [DAZAIXSIGMA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora