Capítulo 11|Cayendo por ti

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Leo no era la clase de hombre que enfocaba toda su vida universitaria en buscar una relación o mínimo ir a un club para probar una experiencia de Adultos.

Leo era un simple aficionado al baloncesto, nada más que eso podía satisfacer su vida. No le interesaba en absoluto saber que se sentía probar los labios de alguien o tocar la piel sedosa de otra persona. ¿Por qué se detendría a pensar en eso cuando puede anotar canastas todo el día?

Obviamente el destino le hizo una jugada al ponerle al frente a Fiat, un chico experimentado y necesitado de caricias constantes. ¿Cómo podría Fiat ignorar su apetito sexual teniendo a un hombre caliente como Leo? Seria todo un pecado desperdiciar probar un manjar como él. 

No supo como sus labios acabaron sellados junto a los del basquetbolista, moviéndolos en sincronía con sumo cuidado, tal vez deseando demostrar que lo suyo es mucho más que simples jóvenes calientes.

—Leo~~

Ambos hombres se mantuvieron en postura recta. Fiat amaba lo bien que su trasero encaja en el regazo del mayor, es como si fuera una pieza de puzzle. Las manos de Leo se mueven inseguro por la espalda del menor tocando de forma torpe sin saber que hacer o que puntos tocar. Cosa que Fiat encuentra lindo de su superior.

—Ayúdame a marcar el ritmo que más te fascine — El Nong deslizó las grandes manos de la espalda a la cintura.

El Chico Virgen no entendía a que se refería hasta que empezó a sentir como dos suaves glúteos masajean en círculos a su falo dormido. Era una sensación de lo más satisfactoria y enloquecedora, tanto así que tuvo que cerrar los ojos.

—¿Se siente bien, P'Leo?

Gimió en respuesta.

Nunca antes había experimentado eso.

Fiat permaneció cautivado de las seductoras y varoniles expresiones del mayor, si antes creía que su sonrisa te derrite, no se compara con ver como se relame los labios del placer y echa su cabellera oscura hacia atrás por no poder contenerse.

En algún punto la fricción dejó de ser suficiente pues Leo apretó las caderas del Nong, haciéndolas girar rápido y casi simulando embestirlo de una forma tan erótica y salvaje que Fiat deseó ser suyo en ese instante.

Consumidos por el frenesís se besaron intensamente, haciendo uso de todos sus sentidos para transmitir cuanto se desean. Leo fue el primero en meter la lengua dentro de la cavidad, rozando con precaución la lengua ajena cuya empezó a danzar en su compañía.

En esta ocasión no se asustó cuando el beso se profundizo, la atmósfera era tan agradable que lo único que necesitaba era besarle con todo su ser. Casi como si su boca supiera que hacer.

El corazón de Fiat dio un vuelco cuando repentinamente fue depositado contra el colchón, quedando a merced de Leo.
De un movimiento rápido se quitó la camisa dejando a la vista su trabajado abdomen que hizo tragar en seco al menor.

Miles de veces había visto como Leo se levantaba la camisa para limpiarse el sudor de su barbilla cada vez que juega baloncesto. En esas veces él y el resto de los espectadores enloquecían a gritos por la candente vista de su abdomen con gotitas húmedas que resbalan por sus cuadritos.

Antes solamente podía imaginar la escultura completa, hoy no es un sueño, hoy puede hasta palpar su anatomía. 

Los delgados dedos acariciaron desde el abultado pectoral, bajando en una lenta linea recta, a media que desciende usa su palma entera para tocar todo aquello que no alcanza. Estaba hipnotizado por su escultura varonil que ni siquiera se molestó en ocultarlo pues su reacción al morderse los labios le indicaba a Leo lo mucho que le gustaba. 

Don't Say No| Estrategia Para ConquistarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora