Capítulo 6| Búsqueda

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Los rayos de sol empezaron a colarse por la ventana, atravesando una fina línea creada entre las dos cortinas. La luz acabó molestando los parpados de quien yace acostado en un cómoda cama.

No fue exactamente la luz lo que lo despertó, sino, la voz masculina que provenía detrás de la puerta cerrada. Tardó unos segundos en que su cerebro volviera a funcionar, conectado las piezas de sus recuerdos para saber como acabó en las sabanas de otra persona.

No le sorprendió despertar en la casa de un extraño, le sorprendió despertar con ropa en la cama del extraño. Esta era la primera vez que eso ocurría.

No había signos de besos en su cuerpo, ni de fluidos entre sus piernas o la ropa desgarrada, tampoco tenia mareos por alguna droga, solamente el efecto de haber bebido demasiado.

Guiado por la voz, se puso de pie y
empezó a caminar, abriendo la puerta que da hacia la isla de la cocina.

Pronto descubrió que el dueño de la casa estaba hablando por teléfono mientras calentaba algo en la estufa.

Sus piernas temblaron al escuchar el severo tono que usó el hombre con la persona al otro lado de la Vía telefónica

—¿Qué demonios quieres Ai'No? ¡¿Ah?! ¿Y a mi qué me importa que se esté electrocutando Can? Ni que fuera electricista.

Colgó de golpe. 

Fiat no tuvo tiempo ni de saltar por la ventana cuando de imprevisto el dueño se giró hacía él. Y solamente buda sabe lo violento que latió su corazón en el instante que sus ojos se encontraron.

—Oh, Santísimo Buda— Fiat se tuvo que agarrar del marco de la puerta por el impacto— De saber que los ángeles lucían así, me habría suicidado desde hace tiempo.

No era ninguna especie de coqueteo o broma, a Fiat le había nacido decirlo desde lo más profundo de su ser. Ese hombre mayor delante de él era la viva imagen de un Dios griego que parecía tentarlo a pecar de pensamiento.

—¿Cómo es que todavía sigues ebrio?— El dueño pensó que su comentario era aún por los efectos del alcohol— Vuelve a la tierra o te bajaré de tu nube a golpes.

Su manera violenta de hablar tronó su burbuja de felicidad. Su rostro se tornó rojo al percatarse de lo que había dicho y su cuerpo tembló como gelatina al ser preso de la mirada penetrante del P'.

—¿Qué haces ahí parado? Siéntate en el comedor, ya casi está listo el almuerzo.

El menor apenas pudo balbucear una respuesta mientras se dirigía de prisa a la mesa cercana. Se sentía incómodo y fuera de lugar al no ser su casa. Pronto un delicioso plato de comida casera fue colocado sobre la mesa.

El simple olor exquisito le abrió el apetito, volviéndolo un depredar que acabó dejando limpio el plato en sólo tres minutos. El Chef sonrió orgulloso de sus habilidades culinarias y Fiat al darse cuenta de lo que pasaba, bajó la cabeza.

—Perdone mis pésimos modales, le he causado demasiados problemas, no fue apropiado mi comportamiento de ayer mientras estaba ebrio, si le causé algún disgusto por favor dígamelo, trataré de recompensarlo.

El dueño se echó para atrás en la silla sobre la que se sentó.

—No deberías decir "recompensa" tan a la ligera, nunca sabes con que persona te estás topando. Para tu suerte soy un hombre decente, no te traje a mi casa para que me debas favores o necesite algo de ti.

—¿Entonces? ¿Me tienes lastima?

El mayor arrugó la frente.

—Por supuesto—Alzó de hombros—. ¿Cómo no hacerlo? Tienes una historia trágica sobre tu madre desaparecida, a cualquiera le daría tristeza. Pero no te traje únicamente para lamentar lo que te pasó, te traje aquí para crear un plan con el fin de ayudarte a encontrarla.

Don't Say No| Estrategia Para ConquistarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora