EN COMA

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Mi mirada estaba puesta sobre un punto en el muro, esta accedía a una lámpara, y me quede estático mirando a la divinidad de la luz.

Los ojos comenzaron a arder, pero a estas alturas de mi ridícula vida , no me importaba si mis parpados se  quebrantaban en dos o en un sinfín de partes. Mi madre llamó tres veces para que me presentara a comer. Rompió su garganta tratando de  llamar mi atención,  sin embargo yo ya no estaba más  en ese sitio . "Estoy en trance", traté de decirle con una expresión vaga  de terror en mis pupilas . Intenté mover las articulaciones y agitar mi cuerpo sin ningún resultado.

Todo en vano.

Carla intentó hacerme reaccionar a  base de golpes y poco a poco empecé a perder el sentido de la vista. Las sombras que me rodeaban se hacían borrosas y solo veía siluetas humanas gritando alrededor mío, tal y como si fueran espectros a los cuales temer  . Sus insistentes gritos hicieron que me pusiera tenso . A pesar de no poder observar casi nada, aún tenía el sentido del tacto y pude sentir las manos de mis seres queridos rodearme  por última vez. La muerte estaba cerca y yo era presa fácil. Dentro de mi cabeza instale la teoría de que estaba sufriendo un ataque cardíaco demasiado lento y placentero y que todo acabaría en un santiamén .

Un frió se extendió a través de mi cabeza y tuve una sensación rara, como si estuviera hundiendo mi cabeza dentro de un iceberg.

-Hijo despierta, rayos, llama a Norman- Dijo mi madre con un exaltante grito. Mi padre corrió en direcciones vagas a mi vista y salió por la puerta. Que de puerta ya no tenía nada.-

Oí las teclas del teléfono resonar  y también la voz de mi papá. Su dicción estaba consumida y hablaba entre murmullos de aflicción.

-Norman, tu hermano acaba de caer en shock. Tienes que venir en breve. No sabemos qué es lo que tiene y-

De repente mis oídos cesaron su trabajo y accionaron el modo apagado. Había perdido dos de mis capacidades en tan solo un cuarto de hora . Parecía como si un programador estuviera mitigando mis funciones. Como si al fin hubiera descubierto que yo era estúpido y que ya no le servía para nada.

Recé para que todo esto terminará. En realidad lo hice. Confíe en que alguien divino me llevará con él.

Una vez más todo parecía en vano.

Media hora después sentí un ligero movimiento en mi cama. Alguien se estaba apoyando en ella y me examinaba. No dude un segundo. Norman y sus tibias manos me sostuvieron. Sentí un termómetro y un estereoscopio rodear mi piel desnuda. Las piezas estaban heladas y en el interior de mi piel un ser ajeno estaba temblando. Pidiendo esa liberación llamada muerte.

Norm, como solía llamar a mi hermano, se arrodillo frente a mi pecho y sacudió mi cabello. Sus sollozos y sus secreciones lagrimales humedecieron mi rostro.Esto provocó que el me estrujara entre sus brazos. Casi podía escucharlo decir que estaba vivo y a mis padres diciéndole que dejara en paz a mi cuerpo inerte. Sin embargo, yo ya no podía identificar ningún ruido. Un zumbido se había apoderado de mí. Este a si mismo se hacía cada vez más fuerte, era un crescendo en toda su expresión. Pude sentir una aguja atravesar mi tráquea. No sabía si mi hermano estaba utilizando uno de sus tantos métodos de la escuela de medicina o si todo era simple obra de mi imaginación. No obstante el dolor estaba presente y este era sólido. Me lastimaba a pesar de ser simplemente un líquido el que estaba pasando por la jeringa. Quemaba, ardía. Era la muestra perfecta del infierno pasando por mi garganta. Y después mi tacto se esfumo.

Tardé varios minutos en conservar la calma y afrenté que lo peor estaba por venir.

Yo no era un gran fanático de la vida. Se podría decir que era el chico que nunca había podido ser optimista. El que siempre pensaba que le saldrían mal las cosas. Era como el imán que atraía la mala suerte, solo por querer demostrar que la vida era injusta.

 Y algo sorpresivamente se volvió agrio.

Un sabor  invadió mi paladar. No recordaba muy bien los sentidos que me sobraban. A decir verdad mis papilas gustativas eran lo único que aún me daba un aspecto humano. Sin ellas probablemente sería un cadáver sin propósito alguno en la Tierra. El jarabe que me hacían tomar sin mi consentimiento, se había vuelto dulce una vez que mi lengua se acostumbró al fino toque de los ingredientes.

Y después;

Nada

Todo se ha extinguido. He perdido todo y no tengo ganas de volver a tener un pensamiento racional . Al fin al cabo este es mi desenlace . Una vida de 17 años. Una  triste y depresiva. En toda mi estadía nunca había podido  besar, acariciar, salir con mis amigos o expresarme como quería. Solía fingir que tenía una vida, pero solo eso. Y de qué sirve fingir, si fingir es una mierda. Tal vez no estuviera tan consternado  por mi muerte. Igual seguiría sin importarle a la gente. Aun tres metros por debajo sería el último tema de conservación en la escuela .Incluso los maestros preguntarían. ¿Quién es él? ¿Iba en el curso? ¿Tomaba clases en el salón? Y yo les contestaría que sí, pero que nunca fui alguien que valiera la pena mirar. Yo no era aplicado. Solo era un alumno regular. Como los 7. Y quien rayos quiere un siete, pudiendo alcanzar un 10.

Tampoco era que yo fuera un fenómeno. Muchos me habían dicho que era normal. Me explicaron que no era guapo, pero que tampoco era feo. Me dijeron que solamente era alguien más. Y que ser alguien más era mejor que ser alguien que carecía de belleza, aunque esta fuera mínima. Jamás logré entender lo que decían, solamente asentía con la cabeza y me largaba a una banca. Era . Era introvertido en una escala de diez   y sin poder ser un físico matemático la gente podía  acertar la cantidad EXACTA de palabras que decía en veinticuatro horas: Porque en realidad no decía más de unas 300.

Y para terminar de enumerar los hechos: La homosexualidad en mi se había instalado hace un buen tiempo. Era un chico que le atraían otros, como a alguien que le gusta dicho platillo, nada en especial, pero para el resto del mundo importaba demasiado

Era el único del salón y creía sospechar que el único en todo el instituto rodeado de maleza, en su mayoría . Dado por concreto que los chicos en ningún momento me invitaban a las fiestas o a las reuniones a las que mi grupo iba.

En aquel entonces, tenía demasiadas amigas. No hallaba la manera de contarlas en orden . Pero mis amigos nunca existieron  . Era como tratar de cuantificar el aire que se encontraba en el espacio o tal vez era el oxígeno o tal vez era lo demasiado malo en la escuela como para no saber lo que había ahí afuera. Afuera de nuestro planeta. Quizás después de morir tendría todo el conocimiento que no tuve en vida. Probablemente sería un genio en el paraíso que se acercaba cada vez más a mi alma.

Pero, no lo es, no es un paraíso terrenal . No es en sí un jardín de Edén. Es un bosque. Me hallo dentro de ramas cafés y copas de árboles. Lo bastante grandes como para poder ver a cien metros por arriba. Miro a mí alrededor y la noche ha caído. Las estrellas se alzan a mi vista y no he podido contarlas de un tirón.

Mi cara se ha tornado asustada y veo como varios chicos se dirigen hacia mí. Por un momento se inspiran desconfianza y caigo de espaldas sobre un matorral. La locura ha sido liberada

CAÍDOS(LOVEBOYFORBOY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora