EL CHICO

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CAPITULO 5

EL CHICO

Todo se extinguió. Logre ponerme de pie y sentarme contra mi cuerpo inmóvil. Ahora yo solo era un alma. Solo un habitante del purgatorio. Y todo ese mundo llamado Tierra me parecía ajeno. Ni siquiera podía sentir las sabanas frías al momento de sentarme en la cama.

Malcome estaba de pie al lado mío. Soltó un suspiro y apretó las manos en señal de impotencia. Mi llanto no había parado desde el momento en el que cruzamos la habitación y mis ojos tenían el aspecto rojo de una manzana podrida.

-Quieres callarte, si lo haces notorio la gente podrá escuchar tus llantos, y no queremos un hospital lleno de rumores acerca de fantasmas ¿Verdad? - El tono se Malcome se volvió autoritario. Toda la sensibilidad se había ido y ahora solo quedaba el jefe al cual obedecer.

-No me importa nada. No me importa si todos estos enfermos me escuchan. Da igual si sus miedos corroen a los demás. Y saldré de tu mierda de hogar, por qué quiero vivir. Quiero seguir en esta mierda, aunque solo tenga a mi familia. -De inmediato el respirador que mantenía con vida a un anciano comenzó a vibrar, los signos vitales disminuyeron y una línea verde cruzo la máquina. Su muerte fue anunciada y un par de doctores llegaron con lo necesario para reavivarlo. Todo fue inútil. Sentí lastima al ver como retiraban todo. Ahora ya tenían otra cama disponible para otra emergencia. Mi instinto me obligo a pensar que Malcome había tenido algo que ver. Lo mire y solté un bufido-

-Edad: 90 años. Causa de muerte: Intervención del demonio en persona. Sé que suena escurridizo. El señor Creck tenía leucemia y fue abandonado por su familia. Justo aquí. Los doctores le ponían la mínima atención- Malcome soltó una lagrima y se limpió. El historial Creck se abrió paso por la boca de mi compañero.- La sonda estaba mal puesta. No hace falta ser un especialista para notarlo.-

-¿Cómo puedes saber todo eso?- Quise indagar más acerca del señor Creck.

- Soy un demonio. Es el tipo de cosas que debemos saber.- Me dijo e instantáneamente hizo unas comillas- En este mundo puedo saber más acerca de todos sin necesidad de introducirme en nadie, ahora vámonos. Tu camino oscuro ha terminado.-

Un ruido proveniente de la puerta hizo estremecer a Malcome.

Un sollozo escapo y un chico entro a la estadía 12BI2. Sus manos sostenían un ramo de flores. Las olio delante de mí y se sentó, sus dedos rozaron mi cuerpo inerte y logro forzar una sonrisa. Era el. Alberto se encontraba a pocos centímetros de mí y aclaré mi mente para captar lo que diría.

-No nos conocíamos bien Erick- Comento y acaricio mi frente. Quise imaginar sus moderadas manos sobre mí, pero ahora yo no podía palpar nada- Hablamos tres veces y ni siquiera volteaste a mirarme. Pusiste en rojo tus mejillas y te fuiste, como sea, espero que algún día despiertes y te

des cuenta de que a alguien le importabas.- Sus lágrimas cayeron a través de las mantas y sus dedos empezaron a temblar. Los pétalos de las orquídeas cayeron en el concreto y en ese momento Carla entro a verme.

Mi madre y aquel chico con el que había conversado en tres ocasiones se llevaron por el instinto y se abrazaron. Entonces mi rostro se nublo y un temblor invadió todo lo que rodeaba el espacio. Las cómodas se desplazaban. Los camastros se empujaban unos contra otros y una nítida luz azul envolvió por completo el suelo.

-Es hora de irnos. El purgatorio nos requiere- Malcome se puso colorado al decirlo, se enganchó de mi ante brazo y dijo unas palabras inentendibles- Reditum infernum-Una niebla del mismo color de la luz nos ingirió y sentí como nos desplazábamos hacía un lugar profundo.

Después todo fue oscuridad. Escuche varias veces la voz de Malcome. Todas las frases que provenían eran susurros y no pude traducir nada. Finalmente el manto negro se desprendió y me halle de nuevo en el bosque.

En el purgatorio que de ahora en adelante sería como una prisión para mí.

-¿Quién era el?- Pregunto Malcome. Sus venas se marcaron un poco y supuse que había señal de celos en sus ojos grisáceos-

-Alberto. No tiene importancia. No voy a regresar.-Mis ánimos se estaban viniendo abajo y sabía con exactitud que escapar de un lugar parecido al infierno no sería para nada fácil. Sería complejo y desgastante.

- Que optimista eres. - Expreso mi amigo. Un fino toque de sarcasmo envidio sus facciones.- Tienes un maldito año. No te desesperes, yo te ayudare-

En verdad quise creer en él. Quise pensar que todo iba a estar bien y que dentro de unos meses estaría tomando mis clases como todo un chico normal. Pero él era el demonio. Era la personificación que tantas veces había oído en las iglesias.

-¿Por qué confiaría en ti?- Le grite y supe que esta noche me había pasado de la raya.

- No quieres mi ayuda. Está bien imbécil. Ahora sal y has lo que quieras. No importa.- Mis piernas se doblaron por arte de magia y mi cuerpo se separó 30 centímetros del suelo. Una energía me tomo del brazo y me lanzo fuera de la cabaña de Malcome.- No acudas a mí. Créeme este será tu maldito hogar para siempre-

Esa noche fue un desastre. Sentí la fuerza de mil maremotos remover mi piel, sentí que un dolor en mi pecho se extendía a todas mis articulaciones y un sentimiento de nostalgia me lleno.

Camine a oscuras y llegue al rio. Me lance sin Importar si sabía nadar o no, me ahogue entre la densa aguay salí a flote, camine entre las hierbas y al final mi cuerpo cayó en un asentamiento de arena.

Mis ojos se posaron en el inmenso cielo y note una luna roja ponerse.

Era brillante. Deslumbraba belleza por donde se viera y unos puntos negros la acompañaban. Nada concordaba ahora. Y supuse que mi futuro se haría añicos si no escapaba pronto.

-Huye, corre a nuestra habitación.- Oí la voz de Adán. Lo demasiado lejos como para llegar.

Era hombre muerto.

CAÍDOS(LOVEBOYFORBOY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora