CAÍDOS(LOVEBOYFORBOY)

COMIENZOS

¡Hey chicos  disculpen  que tarde  tanto en subir,  pero la escuela me tenía demasiado aturdido

"Este  es un nuevo comienzo de la historia,  es  una historia relatada por un nuevo personaje llamado  Santiago que  es  elegido para cambiar el lugar de Erick en el purgatorio" "Los gemelos encontraron una nueva manera para hacer que Erick regrese  antes a la Tierra y   hacer que una alma inocente pague el precio" "Los amo chicos" <3 <3 NO olviden dejar su voto y su comentario

<Aún recuerdo aquella expresión de miedo en mi cara. Todas las madrugas me quedo envuelto en sudor y veo a un adolescente decirme. "Ocuparás mi lugar" Algo benévolo habita en mí y necesito sacarlo, expulsarlo para que no vuelva nunca más a susurrarme maleficios al oído>.

Es el último pensamiento que le puedo contar al terapeuta con el cual asisto todos los martes. Sé que de nuevo lo he hecho perder los nervios, pero mis padres le pagan lo suficiente, para que soporte mis ataques de locura una vez a la semana. Descanso en aquel sillón proporcionado con cojines blancos y una habitación del mismo color que me provoca fuertes dolores de jaqueca, mi trastorno compulsivo hace que aquel doctor mental escriba en su libreta una simple palabra y me la enseñe-

ESQUIZOFRENIA. Justo trece letras escritas de una forma burda se asoman y me inquietan. Saltó y sollozo mientras me abrazo con mis rodillas. El medico Crown simplemente sigue apoyando la pluma contra el papel y escribe una vez más una receta de pastillas y tranquilizantes que suelo esconder por debajo de mi lengua y después suelo escupirlas con una furia desmedida. Por fin la angustiosa sesión ha terminado. Crown me ha dirigido hacia el vestíbulo y me ha dado un abrazo tranquilizador, la hipocresía vive en él, en todo mundo vive aquel sentimiento, mientras tengan aquel pago serán amables contigo. En un par de años él y yo cruzaremos avenidas y Crown ni siquiera se acordará de mi rostro. Este trayecto indefinido por la Tierra es así. Servicios y dinero al por mayor.

"ERICK" Grita alguien dentro de mi cabeza, lo dice con tal magnitud que creo que me quedaré sordo si no deja de repetir su nombre. La voz posee una desesperación impasible. Recuerdo aquel rostro con firmeza, aquel Erick que se abre paso en mis pesadillas. Tiene 17 años al igual que yo, su cabello es de un café opaco y sus ojos también lo son. Él me ha preguntado recientemente mi nombre. He querido decirle "Santiago", sin embargo un instinto de sobrevivencia me dice que silencie mi voz y huya.

También he podido observar a dos gemelos con un esmoquin del cual cuelgan corbatas con símbolos raros como cruces y equis de un rojo estruendoso.

Hoy es un día de esos que te cortejan y te hacen pensar que todo saldrá bien. Saldré con mis amigos y el lunes tal vez y pueda regresar a la escuela. Mi madre necesita la aprobación de varios especialistas. He notado su mirada de enojo, aquella que ruega tenerme 8 horas fuera de casa, creo que acaba de llegar a su límite, si no regreso de nuevo al instituto, empezará a odiarme de manera, no pienso ni siquiera en criticarla, tres meses en cama me tienen agobiado.

Tomó el metro subterráneo, parece tan lejano a mí. Han pasado 98 días desde la última vez que subí en él. Todo está completamente desierto y no hay ningún mar de gente. Decido ocupar el último vagón. Vacío y lleno de tranquilidad. Justo alcanzo a contar dos estaciones—Tres- Cuatro- Y un sonido proveniente de los rieles rechina y aquel transporte de color azul frena, seguro de las circunstancias, estúpido gobierno, no podría mejorarlo aunque tuvieran dinero.

No es así, estoy cayendo en otra de mis fantasías, las luces empiezan a tener un brillo intermitente, hasta que súbitamente se apagan y me quedo solo. No me doy tiempo de meditar mi siguiente movimiento y un color purpura invade de nuevo el vagón. Ante mi hay decenas de chicos que parecieran estar absortos, viendo a los celulares que sostienen. Intento vagamente tocar el hombro de un chico y cuando se vuelve veo que la figura empieza a desmaterializarse, pero no logra desaparecer antes de decirme

"No vayas con ellos, a pesar de lo que sea, necesito salir de mi infierno, sin embargo no lo haré a consta de vidas como la tuya" "Vendrán de noche, no los oigas" Susurra y puedo identificar esa voz en cualquier lugar. Es Erick, el chico que revive dentro de mis sueños y ahora me ataca en visiones. Tan pronto como lo dice, ha desaparecido y vuelvo al mundo real, inclusive el tren sigue funcionando y faltan varias paradas, para poder llegar a mi destino, fielmente Carol y Ricardo han aceptado salir hoy. Esperaron lo suficiente para verme y conversar con ellos, borra de mi memoria instantáneamente la pesadilla del subterráneo. Ellos han cambiado en tan solo casi cien días.

Carol sigue teniendo esa sonrisa y ha ganado estatura, ha adelgazado y ha comprado lentes de contacto color gris, que favorecen su piel blanca y fina, somos mejores amigos y eso es lo único que no ha hecho ningún cambio.

Ricardo ha ganado musculatura y ya no tiene aquellos brackets de colores que solían asomarse de su boca. Ahora sus dientes son perfectos y brillan cada vez que sonríe. Su cabello fue decolorado en un café más claro y ahora ocupa camisas transparentadas para modelar su nuevo cuerpo fiftnes. Al abrazarlo he podido tocar sus omoplatos resistentes y maduros como manzanas recién salidas del árbol y él me ha dicho lo mucho que me ha echado de menos y terminamos enlazando nuestras manos por seis segundos, hasta que Carol dice

-Malditos gays, ¿quieren ir a besarse a el baño para caballeros?- Pregunta con sarcasmo-

-Necesito orinar- Protesto y es una mitad a medias-

-Te acompaño- Dice Ricardo y desaparecemos de aquel bullicio de gente. Sonreímos y dejamos a Carol en una mesa de plaza Universidad-

Adentro de aquellos retretes me encontraba a puerta cerrada. Soy ese chico raro que prefiere hacer del baño sentado, que parado en un orinal, mi amigo sabía aquello y le provocaba ataques de risa que eran difíciles de callar. Nadie más lo sabía, era como ese secreto que no merecía ser revelado nunca. Por fin he salido y Ricardo me mira indiscretamente, temo que el comentario de Carol le haya afectado su cerebro y en estos instantes me tome y me besé descontroladamente. No me molestaría en absoluto, pero por ahora Ricardo es mi mejor amigo y no me gustaría perderlo por culpa de una tonta relación, que duraría escasos meses. No volvería a cometer errores de los cuales después me arrepentiría, Había cometido demasiados ya, para seguir tropezando con rocas mientras iba caminando, eran metáforas confusas en mi cabeza y solamente yo las entendía.

-Besémonos, Santiago, vengo esperando esto por mucho tiempo- Llego de improviso y sujeto mi cadera-

-No es correcto, somos amigos- Dije irritado, pensando que no sería lo suficientemente fuerte para resistirme a su cuerpo-

Inevitablemente nuestras siluetas se cruzaron y se envolvieron en besos desenfrenados, sus labios eran salados y dulces a la vez, agridulce en su lengua y todo el mundo se volvió borroso por el amor que sentía por él y que tanto tiempo me negué a creerlo, cuatro años de amistad en los que me rehusé a pensar que Ricardo se fijaría en mí. Abrí los ojos justo cuando el beso se esfumaba y al abrirlos vi a alguien diferente. No era Ricardo. Era aquel gemelo que carecía de vista en mis sueños.

-Así que Santiago, vendrás conmigo pronto, empezaré a invadir tu mundo poco a poco y si te niegas a ir conmigo, voy a tener que matar a tus amiguitos estúpidos, entiendes, este demonio no se anda con vacilaciones- Gritó y después todo se desvaneció. He caído víctima de un desmayo.

Despierto en los brazos de Ricardo y en su rostro se ven lágrimas secas.

-No debí besarte, no estás listo, no con tus problemas psicológicos colgados de tu mano, debí de haberlo sabido, soy un idiota- Se regañaba a sí mismo y me miraba con pena, como si fuera un animal herido por flechas de cazador-

-Aléjate de mí- Le impute y me fui corriendo del baño-

Ahora mismo trataría de aislarme de todo mundo. No dejaría que aquellos seres se llevarán a alguien de los míos.