DESEO MORIR

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Capítulo 4

Un olor invadió mi espacio. La capa de Malcome estaba envuelta en mí y un olor a menta fresca me dio el alivio que necesitaba. Arriba de mí se personifico un espejo demasiado ancho. Cubría la pared y pude ver mi reflejo en el. Mis mejillas estaban pálidas a pesar de haber tenido sexo y mis labios estaban resecos. Tenían el aspecto más blanco que había visto en toda mi existencia.

-Ahí estas tú y ahí estoy yo- Malcome salto a la cama e hizo muecas divertidas en dirección al techo- Ahora sabrás todo. ¿Preparado?

-Más que nunca deseo saberlo- Entumí mis músculos y estuve dispuesto a saber todo lo que este demonio se traía en manos.

Instantáneamente unos relámpagos cruzaron el espejo y temí que la réplica hubiese caído en nosotros.

Las tinieblas empezaron a hundirse sobre nosotros y luego solamente hubo ausencia en ese lugar.

Despertamos en mi cama. En mi antiguo dormitorio. No cruzamos palabra alguna y nos quedamos viéndonos sorprendidos.

-Tienes un gusto pésimo para las paredes- Profirió con un toque de sarcasmo-

-¿Qué hacemos en mi cuarto?- Exprese con una pizca de esperanza al ver que estaba de nuevo aquí. En mi entorno. En mi sitio de confort aunque no me sintiera tan feliz del todo.

-Estamos viendo lo que pasa en el presente, como en esa película basura de los fantasmas de SCROOGE, solo que este es el mundo de verdad y quien te lo muestra es un demonio no una estúpida alma en pena-

-En realidad eres un demonio. Yo no te veo los cuernos ni nada- Reí y por primera vez Malcome me golpeo el brazo con una intensidad excesiva. (Lo sé, me lo había estado buscando). -

-Estoy en proceso, taradito. No es que yo quiera serlo. El tonto de mi padre dice que tengo que hacerlo por condescendencia. -Por la familia- Suspiro y vi la pobre imitación de su padre-

-Lo siento hermano. Mi padre me quería imponer la carrera de contaduría y en realidad esa carrera es un asco- Le dije, pero me di cuenta de que mi comparación era nefasta y decidí callarme-

-Tú querías estudiar literatura- Toco su cabeza, como meditando su siguiente línea- Y tus escritos están por debajo de la cama- Dijo y me quede helado. Él había descubierto el escondite.

Malcome volvió su cabeza y desapareció rápidamente por la abertura de la cama. Me grito desde donde estaba.

-Siguen aquí. Al parecer tu tesoro está bien resguardado-

-Saca la caja negra por favor- Le implore

Este hizo una fuerza sobrehumana y la lanzo unos cuantos metros. Justo a la altura de mis pies.

-Ven aquí demonio en proceso, te mostrare todo lo que tengo. Todo por lo cual vivía y....- Me vi interrumpido por él. De nuevo-

-Lo sé todo sobre ti. No tienes por qué contarme las 15 novelas que escribiste en tus escasos 17 años. Tampoco tienes que decirme que estas eran demasiado sentimentales y que en realidad tienes el talento que a una maldita escuela de filosofía le hace falta.

El discurso era hermoso. Trate de no soltar un llanto repentino. Solo limpie la cubierta del cofre y lo abrí. Las pastas estaban en perfecto estado y le tendí un libro a Malcome.

-Ten, esto es para ti. Cuando regreses tendrás algo que leer. Yo me quedo- Me oía tan seguro de mi mismo que no analice la siguiente respuesta

-No puedes volver así de fácil. Solo te estoy mostrando lo que pasa por aquí. Primero tienes que salir de tu trance. Si logras hacerlo en menos de un año te largaras del purgatorio. Si no lo haces. Bienvenido amigo. Tus días estarán indefinidos en la eternidad de mi hogar.-

-No pueden hacerme esto. No ahora. Necesito volver a la vida. ¿Dónde está mi cuerpo?- Solté un aullido y el Angel caído del cielo me contemplo con una expresión de aflicción.

-En el hospital Doors, si quieres ir podemos hacer un viaje corto y puedes ver que lo que digo no es una mentira.- Tomó mi brazo y nos desvanecimos.

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Al parecer el sanatorio estaba tan cambiado que no lo reconocí.

Aun recordaba las bancas azules cuando había visitado a mi abuelo fallecido. Ahora simplemente había sillones de color café. Un café lo demasiado oscuro como para ponerte deprimido.

En uno de los rincones más apartados de terapia intensiva se encontraba Carla (mi madre), apoyada en una puerta metálica. Supuse que detrás de ella se encontraba mi organismo vegetal. El sufrimiento le estaba acabando la cara y no pude reconocer más el rostro de mamá. Las arrugas se estaban volviendo visibles y los ojos irritados le estaban cegando la vista. Trate de colocar una mano sobre ella.

Tontos intentos.

Todos fallaron.

Solo logre atravesar su piel como si estuviera tentando aire.

-¿Por qué?- Grite y empecé a golpear paredes al por mayor

-Porque tú lo quisiste. Querías cambiar tu tonta y aburrida vida y en tu último cumpleaños soplaste las velas, creo que no recuerdo bien eso. ¿Qué deseo pediste?- Malcome me hecho una mirada desafiante, como si supiera lo que iba a pedir-

-Desee morir- Le dije

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CAÍDOS(LOVEBOYFORBOY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora