Capítulo dos

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Habían muchas personas dentro, a duras penas se podía caminar, aún así las personas parecían pasárselo bien. Estaba lleno de adolescentes hormonales y estaba seguro que desde afuera se olía el humo de los cigarrillos y el hedor que desprendían los ebrios.

—Esto es genial —Grita Taehyung con gran fascinación mientras Jungkook estaba al borde del colapso. Nunca fue fan de las multitudes y menos cuando sentía muchas miradas en él como si no perteneciera a ese lugar, que tenían razón.

—Me iré —El pelinegro hizo gesto de irse pero la mano de Taehyung evitó que este completara su acción.

—¿Por qué? Recién llegamos.

—Este no es lugar para mí. Además, si mi padre llega a enterarse que me quedé por más tiempo del que debería, me mata de seguro.

—Tranquilízate, respira.

—Con todo este humo prefiero no hacerlo. De verdad no entiendo como pueden fumar dentro de la casa.

Taehyung rodó los ojos. ¿Cómo alguien de su edad puede estar tan tensionado? Estaban en una fiesta y en lo único que se preocupa es en el humo.

Ignoró las palabras del pelinegro y se acercó a lo que parecía ser una barra, agarró dos cervezas de allí, las abrió, de una tomó un poco y la otra se la entregó a Jungkook.

—¿Pagaste por eso? ¿Y si son de alguien más?

—¿Nunca te diviertes? ¿Cuando te volviste así de aburrido?

—¿Disculpa? —Preguntó retórico, parecía que esas palabras lo habían hecho enojar— No soy aburrido.

—Como digas, Mr. Abuelo Jeon.

Jungkook frunció el ceño con enojo y tomó un gran sorbo de la cerveza arrugando la cara luego de hacerlo.

—Esto sabe horrible.

Una gran carcajada salió del rubio mientras negaba con la cabeza.

—Eres tan correcto, que hasta haciendo cosas "malas" te logras ver como un ángel de Dios.

—Cuando quieras puedes dejar de burlarte de mí ¿Sabes?

—Lo sé, pero es tan gracioso —Dijo mientras controlaba la risa que emergía de él.

La casa estaba un poco oscura, solo las luces de colores y la luz de la luna evitaban que la casa se sumergiera en completa oscuridad.

Desde su lugar, el rubio pudo sentir una mirada fija en él y disponiéndose a encontrar de dónde provenía aquella mirada se alejó un poco del pelinegro.

—Voy a buscar un baño, ya regreso.

—¿Qué? —El menor lo miró preocupado, no quería quedarse solo y le rogó con la mirada de que no lo dejara solo, aún así sus plegarias no valieron.

— Deberías de tomar un poco más —Apuntó a la cerveza— luego le agarras el gusto.

Se alejó de Jungkook en camino hacia donde sentía la mirada, era un pasillo aún más oscuro que toda la casa. Allí pudo verlo. Era un chico de lindos labios, no sabía si era muy correcto el que lo primero que se le pasara por la cabeza al conocer a alguien fuera que tenía lindo labios regordetes.

—Hola —De repente su voz salió más gruesa de lo que esperaba. Dios, de nuevo lo estaba haciendo, estaba intentando coquetear con un desconocido.

—Hola —Rió el muchacho— No eres de aquí ¿No?

—¿Cómo te diste cuenta?

—Tu acento no parece de aquí, hablas como un chico de la gran ciudad.

"El camino hacia la perdición" [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora