Acht

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La casa de Harry es hogareña. Dentro está decorada con adornos de madera y en la pared hay fotos familiares colgadas, cuando entras por la puerta, lo primero que ves son las escaleras que te llevan arriba, a las habitaciones. Draco olfatea para sentir algún olor extraño -su alfa le ordena hacerlo, en modo de protección-, pero sólo siente el de Harry.

—¡Mamá, ya llegué! —Harry grita por sobre la música que está puesta.

El omega le indica al platinado que dejar las cosas sobre el sillón. Una señora de cabello largo y rojizo oscuro, sale de la cocina, no es muy delgada, pero luce bien. Su rostro es guapa y tiene las mismas cejas que Harry. Draco ya ha visto antes a la madre del omega, sólo que nunca se fijó exactamente como era.

—¡Oh, Hannie!, llegas algo tarde, ¿no crees? — La beta tiene una espátula en la mano y la otra está manchada.

—Sip, fui con Draco a hacer unas cosas— el omega se acerca a su madre para darle un abrazo. Draco se queda en su lugar.

—Hola, Draco. ¿Te quedarás a comer?, si es así, es un placer para nosotros tenerte aquí.

—Buenas tardes, señora Potter— asiente.

—De acuerdo, si quieren comer tendrán que esperar un poco, porque todavía estoy empanizando la carne.

—Esperamos entonces— Harry dice, contrayendo sus hombros.

—¿Por qué no van arriba a esperar? — Sin sus manos, Lily empuja a su hijo hacia las escaleras. —Total, embarazado ya estás.

—¡Mamá! —Le reprocha pero su mamá sólo se ríe, caminando a la cocina. —Ven Draco, te llevaré a conocer mi habitación.

Con las mejillas rojas, ambos suben calmadamente cada escalón. Harry abre una puerta pintada de color rojo. En las paredes hay posters de super héroes o de alguna caricatura animada.

—Tu habitación es... — Draco frunce el ceño, buscando alguna palabra -amable- que decir.

—¿Infantil?, lo sé— asiente, pasando una mano por la figura de Batman. —La una 'remodelación' que hice fue cuando tenía doce.

—Eso explica... todo, prácticamente.

—Pero, ¿no te gusta?

—Si, digo, es lindo, creo.

—Yo mismo pegué cada posters en la pared— mira al rededor, sonriendo—mamá creía que era obsesivo y que algún día-

De golpe, deja de hablar y sus ojos se nublan, su pequeña y rosada boca de abre pero no sale nada de ella.

—Harry, ¿estás bien?

Con los ojos bien abiertos, sonríe. Intenta hablar pero no queda callado otra vez.

—Se-se está m-moviendo.

—¿Quién?

—El bebé— apunta su vientre y pone sus manos sobre éste.

El azabache camina hasta él y sin preguntar, toma su mano y la pone sobre él.

—¡Ahí está!, ¿lo sentiste?

Desearía haberlo sentido, pero no.

—No, lo siento.

—¡Otra vez! — Alza su camiseta y comienza a hablarle. —Hola, bebé. Me alegro que estés moviéndote, pero espero que no lo hagas por las noches o será realmente molesto.

Draco se acerca más, poniendo ambas manos sobre la piel del omega, tratando de sentir algo. En realidad, sólo tenía ganas de tocarlo. Sin evitarlo, hunde su nariz en cabello azabache de Harry.

Ven aquí y ámame - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora