parte nueve

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El pecho de Louis se inflaba de orgullo.

Hoy era su graduación. Había esperado tanto por ello; cuatro largos años y por fin saldría hecho un profesional. Harry había llenado su rostro de besos es mañana, se sentía feliz.

Se sentía nervioso, pero su orgullo y emoción opacaban el sentimiento. Sus padres estaban haya fuera, sentados entre la multitud. Harry estaba ahí afuera, en las primeras filas, al igual que sus padres, al igual que sus suegros. Eso era demasiada presión en el pecho de Louis. Sentía que iba a explotar.

Estaba sentado en una silla plegable, siendo fácilmente confundido con todos sus compañeros por las vestimentas iguales; el gorro le molestaba a decir verdad y esa toga no era cómoda. El sol brillaba en la ciudad de New York. Parecía ser un buen día para Louis.

En el escenario estaban la directora, los maestros y parte del comité. Su pie se movía constantemente de arriba abajo por los nervios.

Su turno se acercaba.

Luego de unas palabras, tanto de la directora como de los maestros, llegó su momento. Su nombre fue pronunciado por la presentadora, se levantó en medio de los aplausos y gritos de sus amigos y compañeros.

Acomodo el micrófono a la altura de su rostro, aclaró su garganta, respiró profundo; miro a la audiencia dando su mejor sonrisa.

Louis había practicado su discurso por semanas, meses; incluso, tal vez inconscientemente, desde hace años.

Pestañeaba una y otra vez, una y otra vez, tratando de caer en cuenta de que era real. Se estaba graduando, maldita sea. Hasta hace una semana era un universitario que salvaba al mundo en su tiempo libre; pero se estaba por convertir en un adulto, con una profesión, conseguiría un trabajo y salvaría al mundo de medio tiempo. Aún sentía que fue ayer que piso esos pasillos por primera vez. Los cuatro años que se habían sentido tan eternos se habían convertido en tan solo unos segundos.

Las palabras salían torpemente su boca, tratando de no trabarse y largarse a llorar. Se agarraba fuerte del podio tratando de disimular el cómo sus piernas temblaban como gelatina. Mantenía su mirada en el público; en sus padres, en sus amigos, en Harry.

Todo acabó con aplausos en todo el auditorio. Dio las gracias mientras le daban un papel con un increíble valor en el mundo laboral. Sus ojos se sentían algo confusos por los flashes de las cámaras.

Terminó el acto tirando su birrete al aire junto al de sus compañeros, agarrando alguno que cayó a su lado.

Los abrazos no dieron a esperarse cuando bajó del escenario. Abrazos cálidos y fuertes, tal vez demasiado fuerte por parte de su padre, que hacían latir con fuerza su corazón; su pecho vibraba al ver a su madre y a su abuela llorar, Clark soltó algunas lágrimas silenciosas, pero no lo admitiría, pero no era necesario porque Louis las vio; sus amigos abrazándolo para luego saltar como jugadores adolescentes que acaban de ganar el último partido de la temporada. Y cuando por fin llegó el turno de Harry de abrazarlo, diablos, su corazón parecía que en algún momento iba a explotar. Sus suaves rizos haciendo cosquillas en su nariz, su respiración golpeando constantemente en su cuello, sus corazones latiendo bastante rápido, tanto por el momento como por la cercanía que en cualquier momento saldrían de sus pechos para correr de la mano, sus delicadas pero fuertes manos agarrando su toga hasta casi arrugarla, los pequeños "estoy tan orgulloso d ti" resonando en su cabeza; porque Harry se lo había dicho tantas veces desde que despertaron ese día, pero no podía cansarse de escucharlo decir eso, cada vez que lo hacía todo su cuerpo reaccionaba de la misma torpe manera enamorada que lo hizo la primera vez al despertar.

El lugar estaba lleno de familias que estaban iguales a la suya. Abrazos, besos, llantos, gritos y risas era todo lo que sonaba en ese lugar. Poco después de finalizado el acto y haciendo entrega de algunos regalos, la mayor parte de los miembros de la liga de la justicia y sus familias fueron al departamento de la joven pareja para festejar. Los adultos insistían en hacerlo en otro lado, pero Louis no quería otro lado que no fuera su hogar.

Una reunión tranquila entre amigos y familia. Música suave sonaba mientras comían algo de comida italiana, desenvolvían regalos que iban desde las llaves de un nuevo auto hasta la entrega de una gorra que te regalaban cuando comprabas más de mil dólares en comida enlatada. La improvisada reunión de los superhéroes más grandes del mundo llegó a su fin, luego de contar con detalles y desde diferentes perspectivas las más increíbles hazañas por las que todos los periodistas darían miles por escuchar aunque sea la mitad de sus palabras, todos se fueron retirando poco a poco pasada la medianoche.

Louis insistió porque sus padres se quedarán, al igual que Harry con sus respectivos padres, pero ninguno cedió. Bruce había hecho una reservación en un hotel bastante cerca, y es que, aunque todos podían volver a sus casas esa misma noche sin problemas, ellos realmente querían quedarse cerca. Así que prometieron ir a almorzar las dos familias juntas al día siguiente, contratando sin paga a los jóvenes porque fueran sus guías en un largo recorrido por la extravagante ciudad.

El día terminó con él y Harry acurrucado en el sofá, dos tazas de chocolate caliente descansando en sus regazos, llamadas pérdidas de sus compañeros por no estar en alguna extravagante fiesta. Pero no le molestaba, estar rodeado de miles de cuerpo desconocido con música a todo volumen no se comparaba ni siquiera a la cuarta parte de lo que era estar pegado al cuerpo de la persona que amaba en el más profundo y delicado silencio, dándose caricias hasta que les dio sueño y el mayor los tuvo que llevar a la cama cargándolo como si de un pequeño koala se tratará. 

you're just a fool, a super fool [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora