parte seis

512 60 11
                                    

Quería volver.

Quería volver a New York. Quería volver a ese pequeño departamento que fue su hogar todos estos años de universidad. Quería volver a ver a Harry. Quería volver a besarlo y no volver a soltarlo. Si alguien no lo detenía iba a salir volando ahora mismo.

Había pasado tres semanas en la casa con su familia. Los quería, mucho. Pero ahora mismo quería estar Harry. Quería estar acurrucado a su lado viendo alguna comedia tonta.

                    「🧣」

Harry estaba igual.

Resulta que las madres tienen un gran instinto. Y tal vez fue cosa del destino. Pero, su madre le había contado lo mismo, y se sentía confundido.

Tuvo tres semanas para meditarlo y analizarlo. Aún le daban ganas de llorar al pensar que se alejó de Louis, pudiendo haber estado juntos desde hace tanto.

No reprochó nada a sus padres. Habían pasado el suficiente tiempo en terapia para entender que ellos lo habían hecho pensando en su bien. Lo comprendía bien. Aun así, esa pequeña opresión en su pecho seguía, y no era por el arduo entrenamiento que había tenido con sus padres o todas las actividades que tenía las cuales no lo dejaban quieto ni un segundo. Necesitaba algo, necesitaba sentir ese calor cuando se acercaba en la cama, necesitaba sentir los brazos de Louis abrazándolo para reconfortarlo como solo él sabía hacerlo. Y una semana más parecía ser una tortura.

Y, otra vez, las madres saben lo que hacen. Tanto Diana cómo Lois convencieron a sus parejas e hijos para que estos últimos vuelvan a New York.

A Bruce no le había caído del todo bien la noticia que su pequeño tenía novio y se quejó tanto como pudo para que no volviera; pero al tener a su esposa amenazándolo con una espada con hacerlo desaparecer por lo que le resta de vida, sus quejas se volvieron mentales, como golpear a Louis en los testículos cuando lo vea.

Entonces, ni bien salió el sol anunciando que el domingo había llegado, ambos jóvenes partieron de vuelta al que consideraban su hogar. Prometiendo llamar y volver pronto.

Y puede que las madres hayan tenido una de esas pláticas por teléfono que duran horas.

                     「🧣」

Ese mismo día, cuando ya el sol se había cansado y ellos también, llegaron. Sin paradas en el camino y tan rápido como cada método de transporte les permitía. Ahora cada uno estaba dejando sus cosas en sus respectivos departamentos; entrando en una lucha interna entre sí deberían llamar.

Louis es el primero en mandar todo a la mierda y marcar el número de Harry. Harry es el segundo en mandar todo a la mierda y contesta tan rápido como sus torpes dedos se lo permiten.

— hey. — lo malo de Louis es que actuaba sin una premeditación de por medio, y, en este caso, no sabía que decir.

— hey — repitió sin saber que decir.

— hola hazz. —

— hola Lou. —

— yo... — mordió su labio inferior mientras la línea se mantenía en silencio. — ¿Qué haces cariño?

— eh, yo, yo estoy... estoy desempacando mis cosas de hecho.

Louis frunció el ceño. — ¿Saliste con tus padres?

— no — afirmó. — Estoy en el apartamento. — su voz se fue haciendo más pequeña entre más hablaba. Los nervios lo comían por dentro mientras su corazón trataba de huir de su cuerpo.

— oh. — y la línea volvió q quedar en silencio. La felicidad recorrió el cuerpo de Louis hasta llenar cada fibra de su ser haciéndolo casi saltar. Una enorme sonrisa se formó en sus labios antes de que si quiera pueda pensar bien en la situación. Y cuando menos se dio cuenta estaba poniéndose más zapatillas para salir corriendo de su casa. — yo, ehm... ya voy. No te muevas.

— ¿Qué no me mueva? ¿Cómo que no me mueva? ¿Qué está pasando? — sus preguntas no tuvieron la respuesta esperada, ninguna de hecho. — ¿Lou? Louis. — escuchó como la llamada fue cortada. Soltó un suspiro. Confundido por la actitud de su novio decidió limitarse a doblar su ropa. Su novio estaba algo extraño, tratar de llamarlo no daría ningún resultado. Aunque su curiosidad no duró tanto tiempo. Antes de que pudiera pueda doblar una camisa el timbre sonó. Una y otra vez, llegando a ser irritante. Bufó al saber que ese era su novio.

Sin perder mucho tiempo se dirigió a la puerta. Lo primero que sus ojos captaron fue a su novio, todo despeinado, con la respiración algo agitada y las agujetas de las zapatillas mal atadas. Se veía algo desalineado, por no decir mucho, pero, aun así, a sus ojos, que no lo habían visto en tres semanas, se veía tan guapo.

— hola Hazza. — fue lo único que pudo decir correctamente.

— hola Lou. —

Si sus amigos estuvieran presentes pondría los ojos en blanco. Aún después de tantos meses de conocerse, aunque pasan siete de los siete días de la semana juntos, aun así, pueden comportarse como idiotas torpes que no saben de sus sentimientos.

El verde y el azul chocaron, fusionándose y perdiéndose en los ojos ajenos. No faltaron muchas palabras después de eso.

Como si sus cuerpos reaccionaron solos, se envolvieron en un cálido abrazo; los brazos de Louis rodeando la cintura de Harry mientras éste se aferraba a su chaqueta, hundiendo su nariz en su pecho para llenar sus pulmones del suave olor de colonia.

Y puede que se hayan quedado por algunos minutos, horas, instantes tal vez, abrazados en medio del pasillo, con uno que otro vecino metiche pasando por allí.

— te extrañe. — ambos hablaron al mismo tiempo. Harry salió de su escondite y levantó un poco la cabeza para encontrarse con los ojos de Louis mirándolo con tanto cariño que se sentía flotar. Soltaron una pequeña risilla como si acabarán de hacer una travesía.

— deberíamos entrar — comentó Harry.

Ambos entraron al departamento, el cual Louis sentía como su hogar, lleno de tantos recuerdos que habían estado creando estos últimos meses.

— ¿Quieres un poco de café? hace un rato puse la tetera. — el más pequeño hablo desde la cocina. Recibió una afirmación por parte del castaño. Se movió con agilidad por la isla de la cocina, preparando dos tazas de café humeante con un chorrito de leche. Mientras Louis lo observaba desde la sala, amaba que la cocina tuviera un concepto abierto que le permitía admirar a su novio en su elemento.

Caminó a la sala con las dos coloridas tazas y una bandeja con algunas galletas. Las dejó en la pequeña mesa, acomodándose en el sofá junto q su novio, le extendió una taza de café junto a una galleta.

— gracias. — dio un pequeño sorbo a su café, mordió la galleta degustándola.

— las hice el sábado con mi mamá — comentó el menor mirando expectante a su novio, queriendo saber si le gustaba.

Soltó un pequeño sonido de aprobación mientras trataba el alimento. — sabe delicioso Hazz. — el mencionado solo sonrió con tranquilidad. Le entrego más galletas mientras reía pues el mayor tenía algunas migajas repartidas por su rostro.

Comieron galletas gran parte de la tarde, hablaron de lo que debían lo que resto de ella. Y se amaron lo que resto del día, tal como lo hacían cada que el sol salía y su amor solo crecía cada vez que sus corazones latían.

you're just a fool, a super fool [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora