parte once

412 50 9
                                    

— no puedo creer que esto esté pasando — suspiro algo dramático.

— yo tampoco.

— pues más vale que lo crean, porque está pasando — contesto Lois burlonamente.

— ¡Son muy jóvenes! — objetó Bruce.

— están enamorados.

— siguen siendo jóvenes.

— al diablo con eso. Tú eres demasiado viejo para combatir el crimen y aun así te niegas a jubilarte.

— tu tampoco lo haces. — su postura era firme pero su respuesta salió un murmuro no muy convincente.

— no es lo mismo y lo sabes, cielo — Daiana dejó un beso en la mejilla de su esposo, apoyando su cabeza en su hombro, observando con una sonrisa como ambos jóvenes movían las cosas del camión de mudanza. Se supone que ellos deberían estar ayudando, pero el apreciar como sus pequeños han crecido y están tomando su propio camino parecía ser más entretenido. Ambos jóvenes parecían estar en su burbuja de amor así que estaban lo suficientemente ocupados para notar que los cuatro adultos solo estaban parados en medio de lo que sería la sala.

Luego de unos melancólicos minutos de silencio con miradas que solo los padres podrían dar, Clark habló — bueno si tengo razón, y claro que la tengo por eso estoy seguro que ganaré, en unos años no tendremos que mover ni un dedo para salvar al mundo.

— sí, pero si tardan tanto como tu hijo pasare mis últimos días de vida cuidando las calles.

— ¿Me he perdido de algo...? — Lois miraba extrañada a su marido y al murciélago, tratando de pillar el hilo, aunque este estaba muy lejos.

— yo tampoco. Un momento... Conozco esas caras. ¿Hicieron una apuesta? — aunque era una pregunta más bien sonó como un reclamó, ambos superhéroes miraron a la princesa con algo de nerviosismo. Clark le dio un pequeño empujón siendo su esposo el primero en hablar.

— sí, pero nada mala.

—no puede ser. — la pelirroja empezó a masajear sus sienes.

— hablen — exigió Diana. Ahora fue el turno de Bruce de empujar al increíble Superman que parecía que en cualquier momento sus piernas iban a fallar.

— bueno... nosotros... tal vez, solo tal vez, apostamos si...

— ajá... — dijo la mujer maravilla animándolo a continuar.

— apostamos si sus hijos tendrían sus poderes y qué tan rápido acabarían con los crímenes. — las palabras salieron atropelladas de su boca siendo difícil entender.

— ¿Qué? — dijeron ambas mujeres al mismo tiempo.

— que nosotros — trato de repetir, pero, lo que para él fue, un pequeño golpe de parte de su esposa lo hizo callar.

—ustedes dos me van a volver loca — Diana cerró los ojos tratando de mantener la calma.

— ¿Cómo es que apostaron algo así?

— bueno, es que, piénsalo así; Louis es el hijo de este idiota y heredero de sus poderes, y eso ya de una lo hace bastante fuerte, Harry es nuestro hijo y al heredar los poderes de Diana lo hace igual de fuerte. Entonces, si ellos tuvieran un hijo sería como combinar a dos de los superhéroes más fuertes de la historia, en uno.

— y ¡Boom! Tienes al mejor superhéroe de todos. Podría derrotar a Bruce antes de cumplir los diez. Sería como una pequeña máquina de pelea; imparable. — habló Clark emocionado.

— juro que estoy muy cerca de matarlos — la mayor de todos habló entre dientes lanzándole una mirada que, si pudiera, ya hubiera matado a ambos.

— pero vamos — Superman alargó las palabras en forma de protesta, bastante infantil. — ¿Tú no lo has pensado? ¿Enserio?

you're just a fool, a super fool [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora