parte ocho

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Para la mayoría de los universitarios el último trimestre es una pesadilla. Un verdadero infierno.

Pero para Louis estaba siendo algo diferente. Quiero decir, era realmente bueno. Pasaba tiempo con sus amigos, con su novio, lograba equilibraba, bastante bien diría él, su vida de estudiante junto con ser un superhéroe.

Claro, había pequeños momentos en que el dolor de cabeza, debido a la universidad o por algún criminal, lo golpeaba peor que un golpe de su padre cuando entrenaban.
Pero Harry siempre encontraba una forma de hacerlo sentir mejor. Era un ángel. Su ángel, lo que era realmente mejor. Lo ayudaba en sus trabajos, le llevaba una taza de té caliente, preparaba un baño de burbujas para ambos, una noche de películas bobas, infantiles y complemente irreales; mejoraban completamente sus días, tal vez debido a los pequeños actos o tal vez era por la dulce persona que los hacía; Louis creía que eran las dos.
Louis era de ese uno por ciento que no estaba sufriendo por el último trimestre de universidad. A decir verdad, él no podía quejarse para nada de su vida. Aunque lo intentará.

Zayn, que estaba en último curso al igual que él, tenía una profunda envidia; las ojeras debajo de sus ojos acompañados de pequeñas miradas de odio cada vez que lo veía tirado por ahí riendo como tonto lo confirmaban.

Y eran esas pequeñas cosas que cada día hacían que se enamorara más de Harry.

Como ahora, que estaba bastante estresado por los exámenes finales. El sonido del grifo de la bañera siendo abierta lo empezó a relajar; sabía ya lo que su novio estaba preparando y eso lo alegraba desde antes de siquiera iniciar.

Unos diez minutos después Harry llegó al estudio, una pequeña biblioteca que habían asignado específicamente para estudiar, tocó sus hombros con suavidad mientras apoyaba su mandíbula en su cabeza.

— ¿Acabaste? — Su voz salía calmada mientras sus manos masajeaban suavemente sus hombros. Louis cerró los ojos disfrutando de la sensación soltando un pequeño suspiro.

— sí, ya acabé por hoy.

— bien. Vamos.

— uhm. — se dejó llevar por su novio de la mano, como si de un niño pequeño se tratará. Ambos se desvistieron sin prisa alguna.

Las luces del cuarto de baño estaban apagadas, solo unas cuantas velas aromáticas iluminaban lo suficiente para no tropezar con nada.

— ¿Estas emocionado?

— emocionado no es la palabra que yo utilizaría, pero se siente bien, el saber que tu esfuerzo va tener su fruto.

— te extrañaré. — siguió lavando su pelo.

— pero no me iré a ningún lado.

— pero me dejarás solo en la universidad. Estaré solo, triste, desamparado. — dramatizó.

— no exageres cariño. Además, tienes a Niall contigo.

— oh, claro, como lo olvidé. Es cierto, que bueno que tendré a Niall; así podremos comer juntos en el almuerzo, estudiar juntos en la biblioteca, también le podría pedir que me acompañes a dar paseos por el campus mientras nos abrazamos y... — paró de hablar cuando Louis gruñó, abrazándolo con fuerza. Dejo de enjabonar su pelo, lo miró a los ojos para luego poner su dedo índice a su entrecejo, el cual estaba fruncido, presionando para suavizar las pequeñas arrugas que ahí se formaban. Segundo después no pudo evitar soltar una risita traicionera.

Dejo un pequeño beso en los labios de su novio, acomodándose mejor entre sus brazos. — era broma, Lou. No tienes porqué ponerte así. Soy completamente capaz de sobrevivir a la universidad sin vos a mi lado. Solo te estaba molestado amor, no te pongas así. — con sus dedos llenos de espuma empezó a trazar figuras imaginarias en el pecho desnudo de su novio. Unos segundos después el agarre en su cintura se aflojó y la sonrisa en su rostro solo creció.

— ahora estoy pensando en cómo puedo reprobar el curso a estas alturas. Y es toda tu culpa. — rió suavemente en el hombro de Harry.

— oh, no, no, no y no. Tú no vas a reprobar este curso. Me esforcé bastante para que lo eches a perder. — Louis levanto las cejas asombrado.

— ¿tú te esforzaste? creí que era yo el que estaba en último curso —

— pues sí, pero si no fuera por mí te hubieras tragado una kryptonita desde que iniciaron los exámenes.

— Vale, puede que tengas un poco de razón. — luego de estar libre de jabón, fue su turno de lavar el sedoso pelo de su novio.

— siempre la tengo — alardeo con una sonrisa en el rostro.

— mejor cierra la boca. Te haré entrar shampoo.

— vale, vale. —

Al terminar de acerarse, se quedaron un rato más en la tina; no quedaba casi nada de lo que horas atrás fueron burbujas, algunas de las velas más pequeñas ya se habían apagado y el agua dejo de estar tan caliente hace rato. Aun así, no sentían la necesidad de salir. No había esa necesidad de tratar aprovechar el tiempo de forma productiva, aun sin saber lo que eso significa. No se sentía la presión constante de las manecillas del reloj, no había el sentimiento de estar perdiéndote algo si no hacías algo como todos sienten que deben hacer.

Movían sus dedos de arriba abajo por la piel del contrario, de forma cálida, tratando de memorizar hasta el más pequeño lunar, alguna cicatriz que se han hecho de niños, de adultos, aunque sean por golpes brutos.

— aun así, no quita el hecho de que no me quiero alejar de ti. —

— no lo haces. Me tienes justo aquí. — sus voces eran lentas, bajas y tranquilas como sus respiraciones. Estaban tan cerca el uno del otro que no había necesidad de hablar más fuerte. Tampoco querían hacerlo, eso arriesgaría con corromper su pequeña burbuja. — no me iré a ningún lado. — unió sus frentes mientras sus ojos se conectaban. No sentían que necesitaran palabras. A veces las palabras son vacías, sin valor en lo absoluto, sin llegar expresar siquiera la mitad de lo que sentían. A veces el lenguaje corporal era todo lo que se necesita para decirle a alguien cuanto lo estimas; y cuanto lo necesitas.

Sus labios se unieron en un feroz beso, que expresaba todo aquello que no se decían. Sus manos fueron más rápidas, recorriendo todo con entusiasmo y desesperación.

Por fin separaron sus labios cuando sus pulmones ardían por la falta de aire. Sus respiraciones eran algo bruscas tratando de regular su respiración, sus ojos se movían por todo su rostro, observando el rostro del otro como si no hubiera nada más.

— mejor vamos al cuarto, princesa. — habló el mayor entre pequeños jadeos en busca de más aire. El menor solo pudo asentir efusivamente con la cabeza, salpicando un poco por lo mojado que este estaba, aferrándose más a los hombros de su novio. Este solo lo tomo de los muslos para poder sacarlos de la bañera.

「🧣」

feliz domingo ₍ᐢ⑅•ᴗ•⑅ᐢ₎♡

you're just a fool, a super fool [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora