Hope: "Confianza de que aquello que se desea va a suceder"
Albus Potter había perdido la esperanza de que todos olvidaran el caos que su imprudencia había ocasionado.
La gente murmuraba a sus espaldas, el Quidditch parecía detestarlo, los recuerdos...
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La mañana del veinticuatro comenzó siendo ajetreada. Hogwarts se enfrentaba al invierno más problemático que jamás había visto en su historia, mismo que retrasó escenarios como la selección de los árboles que colocarían en el Gran comedor o la llegada de las lechuzas enviadas por los familiares de los estudiantes que habían optado por quedarse.
Afortunadamente, Hagrid había resuelto el problema de los árboles durante la mañana. El guardabosques era increíblemente hábil y fuerte, por lo que con un par de horas había conseguido seis grandes y bellos árboles que pronto se encontraron posicionados en el Gran comedor, a la espera por ser adornados.
Y ahí era donde entraba el jefe de la casa de Ravenclaw.
—Nuevamente me gustaría agradecerles por ofrecerse a ayudar con la decoración. —Filius Flitwick estaba en el centro, las mesas de las cuatro casas ausentes para un acabado más rápido—. Nos dividiremos en seis grupos y cada uno se encargará de dos árboles y el mobiliario para las paredes. Confío en que harán un gran trabajo. Recuerden que si llegaran a tener alguna duda, saben que pueden acercarse a mí y me encargaré de ayudarlos en lo posible.
Dicho lo último, los aproximadamente veinticuatro estudiantes —en su mayoría Hufflepuff— se dividieron y encaminaron hacia sus respectivas selecciones.
Kaia observó la gran caja a sus pies y luego lo alto del árbol frente a sus ojos. Habían no menos de treinta tipos de cintas, cascabeles y adornos ¿Cómo podría decidirse por alguno?
—¿Necesitas ayuda?
La Veela se sobresaltó en su sitio ante la repentina voz, soltando una de las cintas que no tardó en rodar por el suelo hasta ser detenida con un hechizo simple que hizo flotar el pequeño objeto hasta ser tomado por una mano.
Ante Kaia, un chico que parecía de su edad le extendió el fino adorno con una sonrisa amigable.
—Gracias —dijo y no tardó en apilar la cinta sobre las otras que retenía en sus brazos—. Disculpa pero ¿Quién eres?
—Oh, cierto, nunca antes habíamos hablado —Lo que pareció un pendiente brillo en una de sus orejas—. Me llamo Asteryus —extendió su mano y Kaia la tomó a la expectativa—. Asteryus Seren Ilargy, Ravenclaw de quinto año. —El emblema en su pecho pareció brillar—. Tu primo Edén y yo somos compañeros de cuarto —agregó.
Los orbes de la Slytherin lo escanearon velozmente. Asteryus era alto, tanto como Edén o incluso un poco más que él. Su cabello era de un inusual y llamativo tono azul platinado, mientras que sus ojos eran de color aguamarina. Todo en él llamaba la atención y Kaia lo pudo comprobar al notar las miradas fugaces que algunas estudiantes le dirigían al Ravenclaw.
