Hope: "Confianza de que aquello que se desea va a suceder"
Albus Potter había perdido la esperanza de que todos olvidaran el caos que su imprudencia había ocasionado.
La gente murmuraba a sus espaldas, el Quidditch parecía detestarlo, los recuerdos...
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Segene avanzaba a paso calmo por el pasillo junto a otros compañeros del mismo año, pero de diferentes casas. Todos estaban dirigiéndose a su salón de Historia de la magia. Si bien no era una materia muy importante para los de tercer año, en el caso de Segene, le encantaba mucho oír las historias del profesor Binns.
Para empezar, el mismo docente era un fantasma, lo que ya de por sí le había impresionado la primera vez que tuvo aquella clase, luego estaba el hecho de que al Hufflepuff le gustaba mucho aprender. Podía leerse montañas de libros solo por diversión y lo que el profesor Binns decía en cada clase era como si se sentara a escuchar cuentos sobre el pasado que desconocía y que podía imaginar en su mente con suma facilidad.
—¡Hay que ir a la salida de Hogsmeade, será divertido!
Segene miró de reojo a cada grupo de amigos que habían a su alrededor. Algunos eran solo de una sola casa, pero habían otros que eran de diferentes casas. Todos conversaban alegremente y reían entre bromas. El tema que parecían tener en común era la salida a Hogsmeade de la siguiente semana.
—Podemos ir a Sortilegios Weasley —propuso un chico de Gryffindor de un grupo de seis personas.
—Ojalá este Harry Potter ahí —suspiró una chica de Hufflepuff a la que Segene había visto en la sala común de vez en cuando.
—No seas boba. Harry Potter tiene cosas mucho más importantes que hacer como para estar en Sortilegios Weasley justo cuando vayamos —rió una segunda chica, esta vez de Ravenclaw.
Todos hablaban de Hogsmeade, pero sobretodo de Sortilegios Weasley: aquella famosa tienda de bromas dirigida por personas importantes del círculo social del legendario Harry Potter.
Segene solo sostuvo mejor su libro de historia entre sus brazos y volvió la mirada al frente. Él era el único que estaba solo, pero estaba bien, o al menos eso se repetía siempre en su mente. No necesitaba amistades mientras tuviera sus libros y las cartas de su madre. No veía como una prioridad socializar y tampoco era que le saliera muy bien hacerlo. Si bien era un estudiante modelo, parecía que todo el ingenio se había ido a sus habilidades racionales, dejando en cero sus habilidades sociales, pues era torpe y demasiado tímido. Sumado a ello, al ser un estudiante que entraba a Hogwarts ya en años avanzados, era como si todos los demás chicos de su edad tuvieran círculos amicales cerrados, a los que nadie podía entrar, pues se habían formado desde el primer año. Todos se conocían entre sí y habían ido avanzando juntos cada año, situación diferente para Segene, quien se consideraba como una pieza fallida que no lograba encajar en ninguno de los rompecabezas.
