Hope: "Confianza de que aquello que se desea va a suceder"
Albus Potter había perdido la esperanza de que todos olvidaran el caos que su imprudencia había ocasionado.
La gente murmuraba a sus espaldas, el Quidditch parecía detestarlo, los recuerdos...
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El día seguía tranquilo a pesar de estar a pocas horas de la noche. Kaia de encontraba bajo el arco que daba al patio central, con Cadye a su lado.
Ambas se habían encontrado en el pasillo del primer piso después de que la de cabellos castaños dejara las cocinas para irse a su sala común. Al final, había terminado en aquel lugar, platicando con la prefecta de su casa sobre las vacaciones de la semana siguiente.
No habían señales de Albus, puesto que aún parecía seguir buscando a su hermana para conocer la razón de sus lágrimas, mientras que en el caso de Scorpius, Kaia suponía que seguía estando con Slughorn en su despacho.
—¿Irás a casa con tus padres para navidad?
Cadye había preguntado aquello con naturalidad, ignorando que el plural no existía en el caso de Kaia.
—Mi mamá aún no responde mi carta... Aunque preferiría no volver y quedarme en el castillo.
—¿Eso no es un tanto triste? Quiero decir, estas fechas usualmente son para pasarla en familia.
—Es verdad —asintió, suspirando sin poder evitarlo—. Sin embargo, deseo que este año sea diferente —observó la estructura sobre su cabeza, pensativa—. Por alguna extraña razón... —murmuró para sí misma, pero Cadye logró escucharla—, diciembre es un mes nostálgico para mí.
—¿Nostálgico?
La voz de Cadye la sacó de su trance. Kaia apartó la vista del arco y volvió a posarla en el rostro de su amiga.
—No sé como explicarlo —sonrió cortamente—. He tenido este sentimiento desde que tengo uso de razón. El último mes del año siempre me parece el más triste, pero también parece ser el más cálido.
—¿Calidez a principios del invierno? —habló Cadye realmente sorprendida por la mezcla de tales palabras.
—Es extraño, lo sé —bajó la mirada, un zumbido conocido resonando en sus oídos—. ¿Puedo contarte un secreto? Es algo que ni mi madre sabe.
—Un secreto —. Los orbes de Cadye brillaron. Nunca antes alguien había confiado en ella de aquella forma—. Seguro, no sé lo diré a nadie. Me hechizaré a mí misma si algún día quiere ocurrir lo contrario —le aseguró y Kaia rió al ver la determinación en su rostro.
—Bueno, tampoco es un "gran" secreto —hizo comillas en la penúltima palabra—. Ni siquiera siento que sea importante como para ser llamado así —hizo una pausa—. Me di cuenta de esto cuando cumplí siete años. En diciembre de ese año lo escuché por primera vez, un murmullo suave y lejano, similar a un tarareo.
—¿Una canción?
—No lo sé —ladeó la cabeza—. Por mucho que intento concentrarme y darle un significado, aquel murmullo se aleja tan rápido y repentino como aparece. Siempre es en diciembre, durante las vísperas de navidad. Llevo ocho años de mi vida tratando de juntar los pequeños fragmentos, pero mientras más me esfuerzo en hacerlo, más siento que lo olvido y por temor a realmente hacerlo siempre me rindo y solo recuerdo el fragmento.