𝐖𝐈𝐒𝐇 𝐌𝐄 𝐋𝐔𝐂𝐊. | ᵂᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿ

❝Despedida en Qinghe❞

EXTRA.

Nie Mingjue, a pesar de su fuerza física externa, no era un idiota. De hecho, era bastante inteligente, por lo que nadie creía que lo fuera. Observó cómo su padre dirigía la secta QingheNie con puño de hierro, y vio cómo se hablaba de su padre. Muchos pensaban en él muy bien, alabando su fuerza y liderazgo, pero los que estaban fuera de la secta eran diferentes. Llamaron a su padre un bruto. Dijeron que tenía más músculos que cerebro. Dijeron que no era apto para ser padre, porque no era tan blando con sus hijos como debería serlo un padre.

Su padre siempre ignoraba los comentarios con facilidad, como si no le molestaran. Nie Mingjue no entendía cómo dejar que las cosas se le cayeran de la espalda como lo hizo su padre. No fue sino hasta que su padre murio.

El era joven. No era el líder de secta más joven que la familia Nie había visto, pero estaba cerca. Estaba empezando a crecer en sus hombros y sus oídos, pero ¿se esperaba que dirigiera una secta completa por su cuenta? No solo eso, ¿sino que también iba a criar a su hermano pequeño? Muchas de las sirvientas se ofrecieron a cuidar de A-Sang mientras él se concentraba en los asuntos de la secta, pero... no pudo.

A-Sang fue el último de su familia. No importaba lo joven que fuera o lo ocupado que estuviera, siempre tendría tiempo para su hermanito.

—¡Da-ge, no quiero! —A-Sang se quejó, sus pequeños hombros cayeron. Solo tenía nueve años, pero debería haber estado muy por delante de los otros niños de su edad. Era el segundo maestro del clan, y a su edad Mingjue ya era discípulo principal. Había sido paciente con el niño recientemente, al ver cómo su madre — la segunda esposa del difunto padre de Mingjue — había fallecido tres meses antes, pero era hora de concentrarse de nuevo.

—¿Que esta pasando? —Preguntó Mingjue, entrecerrando los ojos a su hermano, quien simplemente se cruzó de brazos e hizo más pucheros.

—Simplemente no quiero practicar el sable. —A-Sang no miraba a su hermano a los ojos. —Es demasiado pesado y feo.

Nie Mingjue le dio a su hermano una larga mirada antes de suspirar. Sin previo aviso, levantó al niño y lo cargó sobre su hombro como un saco de grano. A-Sang se retorció y gritó, golpeando pequeños puños en su ancha espalda, pero no se detuvo. Nadie comentó que el líder de su secta cargara a su hermano de esa manera, porque habían visto a su propio padre cargarlo de la misma manera cuando él mismo era un niño.

Suavemente arrojó a su hermano a la cama del niño, su cuerpecito rebotó en el colchón una vez antes de acomodarse. Se sentó en el borde de la cama, esperando a que A-Sang se sentara derecho antes de decir algo. A-Sang dejó un espacio entre ellos, que no se sentó bien en el pecho del chico mayor.

—A-Sang, ¿de qué se trata realmente? —Preguntó, usando el tono de voz suave que guardaba únicamente para su hermano.

—Mató a padre. —A-Sang susurró, mirando sus manos.

—¿Qué? —Mingjue parpadeó sorprendido.

—El sable. —lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por las regordetas mejillas de su hermano. —Su sable se estropeó y lo lastimó.

—A-Sang, eso es~

—E incluso si no hubiera resultado herido, habría muerto de todos modos. —el rostro de A-Sang se torció en una mueca, el tipo de mueca que pertenecía al rostro de un sobreviviente de la guerra, no a un niño. —Todos en nuestra familia han muerto a causa de sus sables. Si papá no hubiera resultado herido, lo habría hecho. Tú también lo harás, eventualmente, y me dejarán solo. Madre... —se calló, su labio inferior temblaba de la forma en que lo hacía cuando intentaba no llorar. —Madre me hizo prometer. Ella no quería que yo muriera así también...